miércoles, octubre 8, 2025
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SUNDANCE 2023. Crítica de ‘Infinity Pool’: Purga y humillación

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Infinity Pool

Las críticas de Daniel Farriol en el Festival de Sundance 2023:
Infinity Pool
(Piscina infinita)

Infinity Pool (Piscina infinita) es un thriller de ciencia-ficción canadiense que está escrito y dirigido por Brandon Cronenberg (Possessor Uncut, Antiviral). La historia sigue a una pareja mientras disfruta de sus vacaciones en una playa con todo incluido en la isla ficticia de La Tolqa, pero un accidente fatal expondrá sobre la mesa una subcultura perversa del turismo más hedonista donde será imposible escapar de la violencia imprudente y de los horrores surrealistas del resort.

Está protagonizada por Alexander Skarsgård (El hombre del norte, The Stand), Cleopatra Coleman (A Lot of Nothing, El lado siniestro de la luna), Mia Goth (X, Mayday), Thomas Kretschmann (Sentinel, Kill the Child), Amanda Brugel, Caroline Boulton, John Ralston y Jeff Ricketts. La película se ha podido ver en Enero de 2023 dentro de la Sección Midnight de la programación del Festival de Sundance 2023. En España puede verse en plataformas como Movistar+, Filmin o Amazon Prime desde el 15 de Julio de 2023.

«No sé si estoy despierto o dormido»

No es fácil acercarse a una película como Infinity Pool ni tampoco escribir sobre ella. La nueva obra de Brandon Cronenberg es radical, irregular, excesiva, provocadora y enigmática. Su visionado es una experiencia tan aberrante como fascinante que, sin duda, acabará volándote la cabeza para bien o para mal, no hace prisioneros. El director hace un planteamiento arriesgado que nos transporta a un espacio inconcreto donde la imaginación se funde con la realidad en un mismo plano espacio-tiempo. Posteriormente, alguien dirá: «no sé si estoy despierto o dormido», y es que discernir entre ambos estados mentales es algo casi imposible.

Ahondando en esa tesis, ya desde la misma escena inicial, se nos presenta a la pareja protagonista despertando en la habitación del hotel donde se alojan tras haber experimentado ella un extraño sueño. Cronenberg lo filma en una pantalla en negro sobre la que solo escuchamos sus voces. «You can’t feed yourself with white-sand brain death?», es la surrealista pregunta que le hace el hombre a la chica en el sueño y que nos sirve de advertencia para todo lo que vendrá después, es decir, la muerte como espectáculo de feria que alimentará el hedonismo de lo más pudientes.

Infinity Pool

Las aguas de la putrefacción

El término Infinity Pool (Piscina infinita en español), adopta entonces un doble significado en la película. Por una parte, es como se conocen a esas piscinas donde el agua se extiende al mismo nivel que los bordes y suelen estar en sitios elevados para producir un efecto óptico donde el agua se extiende hacia el horizonte y más allá (el infinito). Por otro lado, son piscinas construidas en casas u hoteles de lujo que aquí tienen una especie de poder clonador que convierte la inmortalidad en un pasatiempo sibarita mucho más eficaz que el poder rejuvenecedor que tenía la piscina de Cocoon (Ron Howard, 1985). El simbolismo espiritual del agua como elemento de renovación purificadora se convierte aquí en todo lo contrario, es decir, cada baño es un paso más a la putrefacción moral que define los males de nuestra sociedad.

El argumento de Infinity Pool nos traslada hasta la isla ficticia de La Tolqa, un enclave paradisíaco al que acude la pareja formada por James Foster (Alexander Skarsgård) y Em (Cleopatra Coleman), él es un escritor de una única novela que no encuentra inspiración para escribir la segunda. Mientras disfrutan de unas vacaciones de ensueño conocerán a otra pareja formada por Alban Bauer (Jalil Lespert) y Gabi (Mia Goth) de los que se harán inmediatamente amigos. La mujer dice conocer el libro que escribió James, lo adula mediante comentarios que hinchan su ego al tiempo que lo seduce y le masturba a escondidas.

Precisamente, la película está clasificada R por las innumerables escenas de violencia explícita que contiene u otras como ésta que comentamos en la que veremos el (innecesario) primer plano de un pene eyaculando. Para su estreno en salas comerciales se ha editado una versión más «suave».

Infinity Pool

Sin perdón (a no ser que puedas comprarlo)

Si viste la película danesa Speak No Evil (Christian Tafdrup, 2022), ya sabrás que no es aconsejable relacionarse tan rápidamente con desconocidos. El viaje idílico de los Foster se convertirá en un auténtico descenso a los infiernos donde James deberá confrontar su verdadera esencia animal convirtiéndose al mismo tiempo en la mascota preferida de sus nuevos amigos. El ejercicio de poder se volverá un proceso egoísta de humillación constante que despellejará uno a uno todos los valores éticos que deberían guiar el comportamiento en cualquier sociedad. La paz quedará truncará del todo cuando, tras una festiva escapada nocturna, el coche en el que viajan los cuatro amigos conducido por James, atropella accidentalmente a un lugareño y lo matan.

Es un punto de inflexión en Infinity Pool similar al que contiene la novela «Los perdonados» de Lawrence Osborne que ya pudimos ver en una reciente adaptación cinematográfica bastante interesante efectuada por John Michael McDonagh. Ambas historias tienen otras cosas en común, en especial, la representación que se efectúa de una clase alta untada en banalidad que arrasa con todo lo que le rodea «porque pueden». Tras ese trágico hecho, los cuatro amiguetes serán detenidos y apresados en una cárcel local que se rige bajo el estricto código penal de la zona que considera la pena de muerte como el único castigo posible para un atropello mortal. La ejecución será inminente… a no ser que puedas costearte tu salvación.

Infinity Pool

La desafección emocional como germen de la violencia

Cronenberg sigue fiel a su estilo y convierte Infinity Pool en una inmersión alucinógena en el océano de la perversión cuyo discurso de divergencia identitaria conecta a la perfección con el que ya encontrábamos en su anterior y absorbente obra Possessor Uncut (2020). Ambas tienen también un estilo visual arrebatador que experimenta con la imagen y las texturas, los neones y las luces estroboscópicas, destilando a través de ellas una cinefilia galopante que va principalmente enfocada al género puro y al body horror que, sin duda, el autor ha heredado genéticamente por parte de su progenitor.

La fisicidad orgásmica de la «nueva carne» sufre aquí un proceso evolutivo autoconsciente que la conecta con la congoja abismal que caracteriza a las nuevas generaciones ante un futuro incierto y, también, a esa desafección emocional a la que nos hemos acostumbrado donde se ensalza lo trivial como entretenimiento cotidiano. La falta de empatía es el germen de la violencia y la masculinidad frágil un cáncer para consagrarla.

El director canadiense se asocia al Buñuel de El discreto encanto de la burguesía (1972), al Fellini de La dolce vita (1960) o al Pasolini de Saló o los 120 días de Sodoma (1976), para satirizar acerca de la mesocracia, el hedonismo clasista de los ricos y el ejercicio de poder ante los más desfavorecidos (ya sean personas o países). Es una sátira extraña que causa pavor y repulsión, pero que también conlleva consigo cierta fascinación hacia la oscuridad de lo prohibido.

Infinity Pool

Máscaras humanas en descomposición

La cámara de Cronenberg a menudo se mueve en círculos como si quisiera trazar un itinerario sin retorno a través del subconsciente humano, el lugar donde se concentra todo aquello que nos convierte en hombres y monstruos en un mismo ser, Jekyll y Hyde. Los «planos holandeses» retuercen la imagen como si fuera la visión que tendría un borracho, mientras una música de sintetizador noventera construye paisajes sonoros que resaltan lo onírico en el viaje interior que realiza el protagonista junto a sus múltiples identidades. Es un recorrido inmisericorde hacia la sinrazón y el caos que definen una sociedad inmoral, pero también retratan la manipulación de Gabi hacia James y la del propio Brandon hacia nosotros mismos como público. Nuestra experiencia será más o menos gratificante según sea la predisposición de cada espectador a dejarse llevar hacía el vacío existencial que representan esos personajes.

Observar en primera persona la purga de cualquier resquicio de humanidad resulta algo desolador y nada complaciente, así que no se trata de una película fácil de ver. Pero aún teniendo altibajos de ritmo y algunas tomas de decisión cuestionables, Infinity Pool acaba siendo una obra magnética y tan perturbadora como esas máscaras Ekki que simbolizan la descomposición interior y la corrupción moral que se desprende de personas cuyas acciones tienen nula repercusión legal. En La Tolqa no existe un «método Ludovico» para hacerles cambiar.

Respecto al reparto cabe destacar la entregada interpretación que hace el camaleónico Alexander Skarsgård y la portentosa (nueva) demostración de Mia Goth, aquí en un rol de femme fatale perturbada que solo podrá competir este año con la granjera soñadora de instintos psicópatas que ella misma encarna en la maravillosa Pearl (Ti West, 2022).


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Finaliza el rodaje de ‘Alimañas’, comedia negra escrita y dirigida por Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez

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Alimañas

Ya ha finalizado el rodaje principal de Alimañas, la primera película escrita y dirigida por Jordi Sánchez y Pep Antón Gómez, que llegará a las salas de cine de nuestro país distribuida por Sony Pictures Entertainment.

Alimañas es una comedia negra para todos los públicos protagonizada por dos hermanos muy diferentes, Carlos y Paco, a los que les une la ambición por heredar un edificio propiedad de su anciana madre, edificio en el que ambos tienen puestas todas sus esperanzas para mejorar su precaria situación económica.

La película está protagonizada por Carlos Areces (No me gusta conducir) y el propio Jordi Sánchez (Bajo el mismo techo). Completan el reparto las magníficas Loles León (Padre no hay más que uno 3), Silvia Abril (Padre no hay más que uno 2: La llegada de la suegra), Carmina Barrios (Mil cosas que haría por ti) y Pilar Bergés (Los inocentes), con la colaboración especial de Antonio Resines (A todo tren. Destino Asturias).

Los directores Jordi Sánchez y Pep Antón Gómez han comentado:

Después de 25 años escribiendo teatro y guiones para la televisión, rodar Alimañasha sido un regalo, un placer, una delicia. Hemos hecho la película que queríamos hacer y con la gente con la que queríamos hacerla. Estamos encantados, agradecidos, felices… Vamos a por la siguiente.

Alimañas cuenta con un reparto muy cómico, acostumbrado a este tipo de películas, y tiene todas las armas necesarias para convertirse en una de las comedias del año en nuestro país.

Tráiler de ‘Un paso adelante’, lo nuevo del director francés Cédric Klapisch

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Un paso adelante

El aclamado director francés Cédric Klapisch (Una casa de Locos, Nuestra vida en la Borgoña, Las Muñecas Rusas) estrena en España el próximo 17 de marzo Un paso adelante, una inspiradora historia de resiliencia protagonizada por Marion Barbeau, primera bailarina de la Ópera de París y el premiado bailarín y coreógrafo Hofesh Shechter.

Élise, de 26 años, es una gran bailarina clásica. Se ve obligada a dejar de bailar tras sufrir una lesión en una función. A partir de ese momento, su vida da un vuelco y Élise deberá aprender a reconstruirse. La vida de Élise discurre entre París y Bretaña donde vive encuentros, experiencias y también decepciones y esperanzas que le llevan a conocer una compañía de danza contemporánea. Esta nueva forma de bailar le permitirá dar un nuevo impulso a su vida descubriendo una nueva forma de vivir.

Un paso adelante es la primera película de Marion Barbeau, una prestigiosa bailarina que en 2018 obtuvo el Premio de Danza AROP del Ballet de la Ópera de París y un año después fue nombrada Primera Bailarina de la Ópera de París. Está nominada a Mejor Actriz Revelación a los Premios CESAR 2023.

Cédric Klapisch ha dicho:

Bailar es ante todo uno de los placeres de la vida. La historia de Un paso adelante se basa en la idea de reconstrucción y renacimiento en la que existe un deseo y una necesidad de avanzar hacia algo positivo y luminoso sin importar los esfuerzos que haya que hacer para lograrlo. En realidad es una película sobre la vida.

Élise tiene las características típicas de una bailarina. Es una luchadora, alguien súper fuerte, que construyó un caparazón después de la muerte de su madre. Pero su lesión de tobillo también le enseñará a gestionar su fragilidad y a vivir con sus debilidades.

El actor y coreógrafo Hofesh Shechter ha comentado:

Cédric me preguntó si tenía alguna preferencia a la hora de filmar para no traicionar mis intenciones. Pero le dije que solo tenía que apropiarse de las imágenes de forma que se ajustara a su película. Porque esa coreografía solo era un elemento del rompecabezas que debía encajar a su manera, alejada de una captura «clásica». Que podía hacer todos los primeros planos que quisiera. Además, durante el montaje redujeron la representación y eliminaron elementos. Pero el resultado es absolutamente perfecto.

Un paso adelante ha obtenido 9 nominaciones en los Premios CESAR 2023 que se celebrarán el próximo 24 de febrero: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guion Original, Mejor Fotografía, Mejor Actriz Revelación, dos nominaciones a Mejor Actor Secundario, Mejor Montaje y Mejor Sonido. Además obtuvo el Premio del Público en el Festival de Cine Francés de Málaga.

Crítica de ‘Amor al cuadrado otra vez’: Ni romance ni risas

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Amor al cuadrado otra vez

Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Amor al cuadrado otra vez

La relación entre un periodista famoso y una sencilla profesora empieza a hacer aguas cuando un trabajo se interpone en su nueva vida juntos. Adrianna Chlebicka y Mateusz Banasiuk retoman sus papeles en Amor al cuadrado otra vez, secuela de la comedia romántica Amor al cuadrado. Dirigida por Filip Zylber, completan su reparto Adrianna Chlebicka, Mateusz Banasiuk, Mirosław Baka, Mikołaj Roznerski, Helena Mazur, Krzysztof Czeczot, Monika Krzywkowska, Jacek Knap, Tomasz Karolak, Ewa Kolasińska, Izabela Dąbrowska, Sebastian Stankiewicz y Mikołaj Cieślak. La película se estrena en Netflix el 13 de febrero de 2023.

¿A la tercera irá la vencida?
Esperemos no tener que comprobarlo

Dos años han tenido que pasar para que Netflix estrene de nuevo por San Valentín una nueva aventura romántica con Adrianna Chlebicka y Mateusz Banasiuk, ambos retomando sus papeles de la mediocre primera entrega Amor al cuadrado. Dos años parecen pocos para que tengamos que volver a pasar por el mismo trauma de ver una comedia romántica bastante escasa en lo que a romance se refiere, y casi nula como comedia.

En la película polaca Amor al cuadrado nos presentaban a la profesora Monika, que lleva una doble vida como modelo —con el nombre de Klaudia— para pagar las deudas de su padre. Monika es capaz de engañar a todo el mundo con quitarse las gafas y maquillarse un poquito, aparentando ser una persona completamente diferente. En una sesión fotográfica, conoce a Enzo, un periodista mujeriego que se ve obligado a participar en el anuncio ante la insistencia de su jefa y amante, Alicja. Durante la sesión, las cosas van de mal en peor y los dos modelos se convierten en enemigos acérrimos, pero como toda comedia romántica, la película concluye con ambos enamorándose de sus diferentes versiones y aportando una nota feliz.

Amor al cuadrado otra vez gira de nuevo en torno a Monika y Enzo, y todo lo predecible que podemos imaginar que será… lo es. Tras ese final feliz, en el mejor sentido de la palabra, aquí nos muestran todo lo que sucede tras revelarse al mundo que Monika es Klaudia y ya no tiene que maquillarse y ponerse una peluca para ser otra mujer, pues puede ser ella misma. Ha conseguido que la gente la adore. Por otro lado, Enzo es despedido de su trabajo por su exnovia al regresar de vacaciones con Klaudia.

En ese momento entra en acción Rafal, un reportero y actor sensacionalista, que entrevista de forma bastante denigrante a Monika, pero ella es capaz de mantener el tipo, responder con ingenio, y ganarse a los espectadores. Claramente, este roce entre ambos abre la puerta a una colaboración laboral entre Monika y Rafal, pues lo polémico vende (no hay nada más que ver cualquier programa de sobremesa), y comienza aquí realmente la historia de esta nueva entrega, centrada en el programa de televisión que tienen ambos y los esfuerzos de Enzo por salir a flote tras ser repudiado laboralmente mientras ve como Rafal se acerca demasiado a Monika. ¿Terminará Monika enamorándose de Rafal, o se quedará con su amor de la primera película? Lo que está claro es que, haga lo que haga, esperemos no quieran contarnos más romances en una tercera película.

Una pequeña mejoría sobre su predecesora

A pesar de conocerse la pareja protagonista, que ya ha tenido tiempo para «hacer buenas migas» tras dos películas juntos, parece que no han conseguido tener entre ellos una química palpable, siendo tan solo dos rostros atractivos que sirven como reclamo de quienes adoran ver romances en televisión. Pero más allá del romance que cuenta, Amor al cuadrado otra vez incluye algunas cosas más que elevan el nivel de su predecesora, pero no tanto como para que sea de visionado obligatorio.

Entre los temas que trata cabe destacar la parte en la que nos muestran las inseguridades que aún a día de hoy experimentan los hombres desempleados con una pareja con éxito en su trabajo. Lástima que se quede en un mero destello dentro de un guion que acaba siendo repetitivo y avanza a un ritmo tedioso. Por un lado y por otro, no paran de llegar complicaciones a la vida de los protagonistas, pero son complicaciones irreales que no aportan a la historia general, pareciendo recursos absurdos y poco inspirados que evidencian un guion repleto de tropos y clichés desgastados que hemos visto mil veces antes.

Amor al cuadrado otra vez hace un buen uso de su puesta en escena y su banda sonora para intentar ocultar todos los defectos que tiene como comedia romántica, que ni entretiene ni nos enamora, y ni su triángulo amoroso sin química puede salvar la historia. Si queréis terminar San Valentín con una velada romántica viendo una buena película, buscad otra opción, que esta saga se hunde más rápido que el Titanic.


¿Qué te ha parecido la película Amor al cuadrado otra vez en Netflix?

Crítica de ‘Ritual‘: Asfixiante thriller policíaco bajo el agua

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Ritual

Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Ritual

El descubrimiento de una mano cortada en un canal de Bruselas obliga a la buceadora de la policía belga Kiki a enfrentarse a una profunda culpa del pasado, el suyo propio y el de su país. Basada en el libro ‘»Ritual» de Mo Hayder, y dirigida por Hans Herbots, Ritual está protagonizada por Marie Vinck, Geert Van Rampelberg, Eriq Ebouaney, Lukas Bulteel, Line Pillet, Willem Herbots, Frank Onana, Babetida Sadjo y Stany Paquay. La película se estrena en Filmin el 27 de enero de 2023.

Un thriller belga muy húmedo…

Hans Herbots, director de la impactante The Treatment (El tratamiento, premiada en el Festival de Sitges) continúa explorando los rincones más oscuros de Bélgica en esta nueva adaptación de una novela negra Mo Hayder, maestra contemporánea del suspense.

En Ritual, Kiki es una buceadora policial especializada en buceo forense y recuperación de cadáveres. Ha trabajado duro para ganarse el respeto del pequeño equipo de hombres que lidera. Cuando Kiki encuentra una mano cortada en el canal de Bruselas, conoce al inspector jefe Nick Cameyer. Al parecer, la mano fue cortada mientras su dueño estaba vivo. Nick cree que es una especie de ajuste de cuentas en el mundo de las drogas, pero Kiki, debido a sus antecedentes, tiene una visión muy diferente del caso, por lo que se ve obligada a enfrentar una profunda culpa del pasado. El suyo y el de su país.

Un reparto potente a la altura del guion

Hans Herbots al frente de la película es un valor seguro, siendo un director con amplia experiencia desde finales de los 90 dirigiendo tanto series como películas. A pesar de no haber dirigido un largometraje desde 2014, regresa ahora con lo que podríamos ver como una continuación de El tratamiento, estando ambas películas basadas en novelas del escritor Mo Hayder, de las que Herborts ha reinterpretado a su personaje protagonista, el detective inspector británico Jack Caffery, en Nick Cafmeyer, cambiando también la localización a su Bélgica natal.

Geert Van Rampelberg repite de nuevo en el rol protagonista de Cafmeyer, y lo hace con una interpretación sólida, bien respaldado por todo el reparto, sabiendo en todo momento en el tipo de película en la que están implicados, de la que también destaca un potente guion que permite un buen desarrollo tanto de la historia como de los personajes. En esta ocasión se incorpora Marie Vinck como Kiki en un papel relevante, a la altura de su compañero de reparto principal, consiguiendo convertirse en la verdadera protagonista y digna de su propia película independiente.

Una buena reinterpretación sin muchas sorpresas

Si bien Carl Joos se ha encargado de adaptar la novela para que logre trasladarse a Bélgica con un reparto belga, también se ha encargado de exprimir y ampliar la historia para retratar parte del tejido sociohistórico belga y ofrecer una mirada a la parte más emocional de los personajes, todo ello bajo un tono oscuro que marca la atmósfera de este thriller.

Con un buen reparto y un buen guion se auguraba una buena película, pero quizás se la pueda echar en cara que es poco novedosa, no aportando demasiado al género aunque funciona bien como thriller europeo para ver en casa. Habría sido muy favorable para el resultado final que exprimieran algo más la emoción de sus personajes (con una ausencia total de química entre los protagonistas) y consiguieran más tensión en la parte criminal, pero aún así tiene los ingredientes suficientes para que sea atractiva para espectadores más allá de las fronteras de los países que la coproducen, notándose la experiencia que tiene el director en series internacionales.

Ritual es un thriller policíaco recomendable para todo fan de las producciones que giran alrededor de las investigaciones criminales, sin excesiva sorpresa pero con un reparto solvente, un sólido guion y una atmósfera que nos atrapa en su oscuridad.


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Crítica de ‘Una lección criminal’: El mal andrógino

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Una lección criminal

Las críticas de Daniel Farriol:
Una lección criminal

Una lección criminal (Shikei ni itaru yamai / Lesson in Murder) es un thriller dramático japonés que está dirigido por Kazuya Shiraishi (The Blood of Wolves, One Night) y cuenta con un guion escrito por Ryô Takada (No todos pudimos madurar, Mukoku), adaptando la novela homónima de Ryû Kushiki. La historia nos presenta a un joven universitario que es requerido por un asesino en serie desde la cárcel para que investigue uno de los asesinatos de que se le acusa y que asegura no haber cometido.

Está protagonizada por Kenshi Okada (Meet Me After School, MIU404), Sadao Abe (Anone, Birds Without Names), Miho Nakayama, Shimako Iwai, Takuji Suzuki, Takanori Iwata, Yu Miyazaki, Hiroto Oshita, Takuma Otoo y Ryô Satô. La película se ha estrenado en España en Filmin el día 10 de Febrero de 2023.

El asesino y el universitario

El filósofo y teólogo danés Søren Kierkegaard escribió en 1849 el libro «La enfermedad mortal» donde teorizaba sobre «el pecado de la desesperación» asociado a la fe cristiana o a la falta de ella. Precisamente, en una de las escenas de Una lección criminal veremos al protagonista, Masaya Kakei (Kenshi Okada), acudir a una clase universitaria donde el profesor imparte un temario que saca a relucir ese concepto acuñado por el filósofo. Y es que más allá de las aparentes hechuras de thriller criminal noventero con un planteamiento argumental que contiene reminiscencias de El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991), la propuesta que hace el director japonés Kazuya Shiraishi se decanta más por el drama psicológico con un tono claramente existencialista en su acercamiento al mal.

Masaya es un joven inadaptado que acaba de perder a su abuela y que sufre el desprecio de su padre. Se considera una persona mediocre que acude a una universidad mediocre y que tendrá un futuro mediocre. Su «desesperación» encontrará un estímulo inesperado cuando reciba una misiva de Yamato Haimura (Sadao Abe) pidiéndole que le vaya a visitar a la cárcel. El hombre es un sádico asesino en serie que fue condenado por haber torturado y matado a 24 personas, sin embargo, él lo conoció de pequeño siendo el panadero amable que siempre le trató bien. La carta despertará su curiosidad y decidirá ir a verle a la prisión donde recibirá el encargo por parte del asesino para que esclarezca uno de los crímenes de que se le acusa y que afirma no haber cometido.

Una lección criminal

Manipulación y desesperación

El metódico modus operandi del psicópata era siempre el mismo: acercarse y adquirir la confianza de adolescentes de unos 17 años, siempre chicos y chicas de pelo negro que fueran buenos estudiantes, para luego secuestrarlos y torturarlos durante días, arrancándoles las uñas de las manos como fetiche-trofeo que guardaba para recordar sus fechorías. Sin embargo, la víctima número 24 fue una mujer adulta de 26 años que tenía las uñas intactas y que fue asesinada de manera impulsiva, algo no encaja. Masaya tendrá acceso a los expedientes del caso a través del abogado que defiende al criminal y comenzará así una exhaustiva investigación que le llevará a resolver el enigma y, de paso, conocerse mejor a sí mismo.

Que nadie se espere encontrar un thriller de acción y suspense, Una lección criminal se centra en los diálogos y en la evolución psicológica del protagonista. «El juego del dolor» que practica Yamato con su víctimas es, también, un pasatiempo de manipulación mental que se sirve de la desesperación emocional que sufren las personas más débiles. De ahí la anterior referencia hecha a Kierkegaard o que en un momento determinado se vean unas imágenes de Nothing (Vincenzo Natali, 2003), un curioso filme de ciencia-ficción que muestra a dos individuos cuya vida se desmorona hasta tal punto que quedan rodeados por la nada.

Son detalles que sirven para articular un discurso que va más allá de convertirla en otra «peli de psicópatas». Es cierto que las numerosas conversaciones entre Masaya y Yamayo en prisión, separados tan solo por un cristal a veces invisible, pueden traernos a la memoria el quid pro quo entre Hannibal Lecter y Clarice Starling, pero más allá de la anécdota, Una lección criminal es un angustioso retrato sobre el poder que ejerce el mal con una personalidad cinematográfica propia.

Una lección criminal

La transformación oscura

Kazuya Shiraishi dirige con mano firme un thriller lleno de recovecos siniestros que no renuncia a algunas escenas desagradables (los asesinatos y torturas), pero que prefiere ocupar el tiempo en desarrollar una historia compleja que puede resultar algo confusa en los múltiples giros que contiene el tercer acto. Una lección criminal tiene además un acabado técnico impecable donde el director utiliza ingeniosos trucos de cámara y superposiciones para dinamizar las escenas de diálogo en la cárcel, mientras que la interpretación de un andrógino Sadao Abe resulta simplemente espeluznante.

En realidad, lo menos importante de la película es descubrir si la víctima 24 fue asesinada por Yamato o existe otro criminal suelto que no ha sido juzgado, lo que de verdad importa es el proceso de crecimiento de Masaya, es una lástima que Kenshi Okada no esté a la altura del personaje. A medida que el joven universitario empatice con el asesino haciendo varios descubrimientos sorprendentes que podrían exculparlo y relacionarlo con él, adquiere una confianza y fuerza interiores que le transforman, pero desde un lugar tan oscuro de su psique que podría resultar irreversible.

Es muy interesante todo el debate que plantea la película alrededor del mal, su origen y el control sobre las emociones que nos hacen humanos o nos convierten en monstruos. Si buscas un thriller psicológico que tenga mayor profundidad de lo que es habitual, disfrutarás mucho con esta inquietante propuesta cocinada a fuego lento sobre la manipulación del prójimo como un ejercicio placentero de autodeterminación personal.


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Crítica de ‘La purga: Infinita‘: Fórmula mejorada y repleta de acción – En Prime Video

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La Purga: Infinita

Las críticas de Óscar M.:
La purga: Infinita

En La Purga: Infinita, la Purga anual no se detiene al amanecer y la población americana se enfrenta a una amenaza que no se limita a las 12 horas que permite la ley, cuando los miembros de un movimiento clandestino, insatisfechos con la noche anual de anarquía y asesinatos, deciden apoderarse del país mediante una campaña de caos y masacre sin fin.

Esta secuela está dirigida por Everardo Gout (guionista y director del galardonado thriller Días de gracia) y escrita por James DeMonaco (guionista y director de la primera película y sus secuelas: Anarchy y Election). Universal Pictures estrena La Purga: Infinita en cines españoles el 16 de julio de 2021 y llega a Prime Video el 12 de febrero de 2022.

Repetir la misma historia de forma diferente

Pocas sagas como la de La purga pueden tener el honor de llegar hasta su quinta entrega siendo rentables con un presupuesto similar y, sobre todo, utilizando la misma fórmula como base, pero aportando cosas diferentes en cada entrega (podría ser similar a la saga Insidious o Expediente Warren, aunque los presupuestos iniciales siempre han ido creciendo a medida que se acumulaban las secuelas). Hay que reconocerle a James DeMonaco el mérito para reescribirse a sí mismo, mantener su premisa casi intacta (desarrollar la trama en la noche de La purga anual) y mejorar el producto final, añadiendo elementos que hacen que la trama general de la saga avance, algo que convierte a La Purga: Infinita en la mejor de las secuelas de la saga.

Hagamos un poco de memoria, la segunda parte (titulada Anarchy: La noche de las bestias) contaba una historia, que podría estar situada en la misma noche de la primera película, pero desde el punto de vista de los menos favorecidos económicamente, mientras que la tercera (Election: La noche de las bestias) estaba protagonizada por afroamericanos y dejaba en evidencia la premura de su realización. Desde el punto de vista argumental, todo parecía indicar que la saga iba en declive, aunque la taquilla respondía con lo opuesto: la recaudación recuperaba la inversión el primer fin de semana y la franquicia no mostraba el más mínimo desgaste.

Así llegó La primera Purga: La noche de las bestias, una secuela, de nuevo, protagonizada por afroamericanos (aunque ahora se puede decir la palabra que empieza por la letra n sin ofenderlos) en su inmensa mayoría, pero que contaba, por fin, con un nuevo director y un guión más sólido que desarrollaba cómo había surgido la primera purga, y su éxito favoreció una serie de televisión con el poco sorprendente nombre de The Purge.

Un detalle a valorar de los guiones de DeMonaco es la capacidad que tienen de incluir en la historia elementos actuales. En La Purga: Infinita se cuenta la historia desde el punto de vista de los «dreamers» (inmigrantes que cruzan la frontera ilegalmente con la intención de trabajar y conseguir ser ciudadanos americanos de pleno derecho en el futuro) en el peor lugar posible: Texas. Esta trama era de plena actualidad en 2019-2020 y, si no hubiera sido por la pandemia del coronavirus, su inclusión hubiera tenido más repercusión, ya que desde el primer momento la película los presenta como el problema y origen de la delincuencia y la pobreza, reflejando la sensación de gran parte de la sociedad americana, apoyada en las «noticias falsas» y la «grandiosidad americana».

Una vez que el guionista es capaz de superar sus propios lugares comunes, clichés y tópicos que ha ido creando a lo largo de la franquicia hasta ahora, todo son mejoras: se amplía el escenario de acción (abandonando el domicilio sitiado) y aparece un dinamismo en la trama que, aunque ya estaba presente en la cuarta parte, aquí ya no tiene límites. DeMonaco piensa, por fin, a lo grande y tanto sus personajes como su historia son más libres.

El nuevo director es la mejor idea

El abandono de la silla del director por parte de DeMonaco supuso un golpe de aire fresco a la franquicia. Si La primera Purga ya puso de manifiesto que es mejor cuando se dedica sólo a la escritura, La Purga: Infinita confirma esta acertada decisión. Everardo Gout (director de series como The Terror o Snowpiercer: Rompenieves) dirige una película repleta de acción, que apenas da tregua al espectador, y, sorprendentemente, mantiene el ritmo durante toda su duración.

Atrás han quedado los diálogos repetitivos, las situaciones poco verosímiles o las escenas previsibles, Gout demuestra en poco más de hora y media que le gusta el cine de acción, aporta solidez, realismo y sabe dirigir bien las escenas, hasta se atreve con un plano-secuencia en el último tramo que recuerda a Hijos de los hombres por su complejidad. Es lo mejor que le ha pasado a la saga desde la primera entrega.

La franquicia siempre está llena de caras reconocibles para el público, en esta ocasión, el actor Will Patton (al que reconocemos de roles secundarios en Copycat, Armageddon, La trampa y 60 segundos) es el gancho para la audiencia y está rodeado de caras desconocidas para el gran público español (Ana de la Reguera, Tenoch Huerta y Josh Lucas), pero que forman un buen reparto, bien elegido, que se aprecian cómodos en sus personajes y, lo mejor, que dan credibilidad a la historia.

En resumen, La Purga: Infinita se puede ver directamente sin haber visto ninguna de las anteriores (algo bueno de tener tramas independientes), pero también complementa a la saga, haciéndola evolucionar. Podrían haber encontrado la fórmula perfecta para la saga de La Purga y, viendo los datos de taquilla, su futuro está más que asegurado.


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Crítica de ’Los Fabelman’: Hijos de Spielberg, nietos de John Ford

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Los Fabelman

Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Los Fabelman

Cuando hablo de mi cinefilia siempre me declaro (por edad y generación) hijo cinematográfico de Spielberg y nieto de John Ford. Comparto esto con algún amigo (de edad similar a la mía) e incluso nos referimos a Spielberg como “papá” cuando tiene película nueva o le postulan para alguno de los muchos (demasiados) premios que últimamente ocupan el tiempo de los aficionados al cine. No tiene porque ser algo común a todos los cinéfilos de mi generación, pero es incuestionable que muchos de los que fuimos niños y adolescentes entre finales de los setenta y los ochenta, fuimos captados para la causa por títulos como E.T. El Extraterrestre, las dos primeras de Indiana Jones o las más adultas El color púrpura o El imperio del sol, además de muchas otras que, sin dirigirlas él personalmente, tenían su poderoso influjo como productor.

El paso de las décadas fue alimentando la devoción con un puñado de muy buenas películas, algunas obras maestras y algún que otro (pocos) patinazo. Esto hace que cada estreno del padre se convierta en un acontecimiento ante el cual uno tiene la tentación de vestir sus mejores galas aunque sea para ir a verla a una pequeña sala de cine en el centro de una capital de provincias (de las pocas que van quedando).

En el caso de Los Fabelman (The Fabelmans, 2022), la idea de que Spielberg se había unido a la corriente (¿moda?) de hacer una película autobiográfica como en los últimos años han hecho Alfonso Cuarón, Kenneth Branagh, Pedro Almodóvar o Paolo Sorrentino por citar solo unos cuantos, situaba el listón de las expectativas en una altura demasiado arriesgada para alguien que, como yo, aspiraba a pasarse los ciento cincuenta minutos de película sumido en una especie de trance de emoción permanente. Más aún cuando los breves fragmentos de la partitura de John Williams que había escuchado previamente ya me habían puesto la piel de gallina.

Y ese es el problema de las expectativas, que llevan a territorios de desilusión tan difíciles de calibrar que uno no sabe hasta que punto las opiniones que está emitiendo corresponden a la realidad o al despertar de una ensoñación de la que nadie es más responsable que aquel que la alimentó, en este caso, yo mismo. Y tratando de calibrar, de ser justo, ecuánime y explicarme debidamente habré de empezar diciendo que Los Fabelman me parece una muy buena película, pero desigual, en la que se alternan fragmentos memorables que podrían estar entre lo mejor de la filmografía de Spielberg (la última media hora de película es antológica) con otros momentos de medianía en los que los desarreglos familiares o las desventuras de Sammy en el instituto carecen del interés argumental y de la fuerza visual que podrían convertir Los Fabelman en una de las obras cumbres de su creador.

El film se inicia con una secuencia preciosa en la que Spielberg/Sammy acude al cine por primera vez acompañado de sus padres a ver El mayor espectáculo del mundo (Cecil B. De Mille, 1952), las imágenes del niño boquiabierto recuerdan a las del pequeño Buddy (sosías de Kenneth Branagh) en Belfast cuando contemplaba, rodeado también de su familia, Chitty Chitty Bang Bang (Ken Hughes, 1968). Por cierto, en ambas películas, Los Fabelman y Belfast, Spielberg y Branagh hacen a sus respectivos alter ego ver y admirar una misma película: El hombre que mató a Liberty Valance (John Ford, 1962). Por algo será.

Esta secuencia inicial del film e iniciática en la cinefilia y vocación de Sammy le llevará a tratar de repetir la secuencia más impactante de la película (el descarrilamiento de un tren) con su tren eléctrico de juguete y, a partir de ahí, a filmarlo con la complicidad de su madre (Michelle Williams) y a espaldas de su padre (Paul Dano) que no ve con buenos ojos estropear los juguetes.

Spielberg pone lo mejor de si mismo (y eso es mucho decir) en filmar secuencias que reproducen el surgimiento de su pasión por el cine. Con la cámara casera de su padre continuamente pegada a su mano emula las películas que admira, con sus hermanas como sufridas protagonistas y recoge los momentos familiares hasta el punto de ser capaz de ver, a través de sus filmaciones, lo que no ha sido capaz de ver con sus propios ojos. A medida que se va haciendo mayor, su vocación de cineasta (que, para su disgusto, su padre llama hobby) va extendiéndose a pequeñas películas con sus amigos y compañeros de colegio con las que Spielberg hace guiños a las que, años más tarde, serán algunas de sus obras maestras.

Todo este despertar y crecimiento de su talento como cineasta está filmado de un modo sublime, el problema viene cuando el anecdotario de lo que supuso para el joven realizador la crisis matrimonial de sus padres, la muerte de su abuela, sus cambios de ciudad a causa de los sucesivos ascensos laborales de su padre o su inadaptación al instituto, no mantiene ni el rigor argumental ni la suficiente tensión dramática como para justificar los ciento cincuenta minutos de metraje o las fugaces apariciones de personajes que parecen metidos con calzador: la aparición del tío interpretado por el gran Judd Hirsch es un buen ejemplo de esto.

En cuánto al reparto, sufro por tener que escribir algo en lo que soy consciente de estar muy solo, pero no veo por ninguna parte los méritos que se atribuyen al trabajo de Michelle Williams, muy al contrario, la encuentro afectada, histriónica y pasada de vueltas. No sé hasta qué punto esto responde a la dirección de Spielberg y en qué medida refleja el retrato que el director ha querido hacer de su madre, pero no es el personaje lo que me repele si no los excesos gestuales, vocales y corporales de una actriz que, dicho sea de paso, habitualmente me encanta. Casi lo contrario me ocurre con Paul Dano, un actor que no suele gustarme demasiado y nunca me había movido una fibra y aquí le encuentro veraz, contenido y pulcramente emotivo. Judd Hirsch está sublime, pero su papel es tan corto que no justifica la nominación al Óscar a mejor actor de reparto por mucho aprecio que se tenga al actor.

Dicho esto de los más célebres, la joya del reparto me parece el joven Gabriel LaBelle interpretando a Sammy con el que consigue evocar a Spielberg en su forma de hablar y de moverse sin caer en la imitación o la caricatura.

De lo que realmente me gustaría hablar (escribir) es de la última media hora de película y, en particular, de la secuencia final en la que Spielberg recrea una anécdota real que vivió cuando era un jovencito iniciándose en el cine y conoció al más grande director de cine de todos los tiempos (para discutir esto pidan cita de uno en uno). Pero no voy a hacerlo porque yo no tenía ni idea de la anécdota, ni de la secuencia, ni de quien la interpreta, y el hecho de descubrirlo viendo la película me produjo el mayor momento de emoción genuina durante las dos horas y media de metraje. Así que no se lo voy a arruinar a nadie.

De la partitura de John Williams o la dirección de fotografía de Janusz Kaminski poco puede decirse que no se haya dicho ya de dos grandes maestros de sus respectivas áreas artísticas. Los Fabelman es una película de obligado visionado y, sin duda, una obra importante de la filmografía de Spielberg, pero antes de ir a verla revisen las expectativas. Si la película no las cumple puede que sea culpa de ustedes. Yo ya estoy entonando el mea culpa.


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SUNDANCE 2023. Crítica de ‘Kokomo City’: Trans-gresión e identidades contrapuestas

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Las críticas de Daniel Farriol en el Festival de Sundance 2023:
Kokomo City

Kokomo City es un documental estadounidense que está escrito y dirigido por D. Smith. Se trata de una descripción contada en primera persona de la vida de cuatro trabajadoras sexuales trans y negras que se enfrentan a la dicotomía entre la comunidad negra y ellas mismas. Cuenta con las intervenciones de Daniella Carter, Dominique Silver, Liyah Mitchell y Koko Da Doll. La película se ha podido ver en Enero de 2023 dentro de la Sección Next de la programación del Festival de Sundance 2023.

Cuatro mujeres trans frente a la cámara

Kokomo City podría formar parte de una perfecta sesión doble de cine-club junto al documental español Sedimentos (Adrián Silvestre, 2021), ya que ambas películas tienen un enfoque parecido al dar su voz a mujeres transexuales que han pasado por todo tipo de experiencias en sus respectivas vidas, siendo ambas películas un visionado imprescindible para debatir acerca de la condición humana y de la identidad sexual.

El documental de D. Smith no es lo que te esperas y ya de buenas a primeras se inicia bajo los alegres acordes del himno soul «Street Life» de The Crusaders, en cuya letra encontramos sentencias como «vida en la calle; eres quién crees que eres» o «siempre hay amor en venta; un cuento de hadas para adultos». Y es que la prostitución callejera no deja de ser un submundo en sí mismo donde los clientes se quitan la máscara del convencionalismo social para comportarse con su verdadera personalidad al tiempo que las profesionales de la calle fingen ser otras personas distintas para satisfacer los deseos más íntimos y extravagantes de quiénes les contratan. Es una extraña transacción de identidades que queda sellada mediante unos billetes y muchas malas experiencias.

Kokomo City está contada en primera persona por cuatro mujeres afroamericanas trans que responden a los nombres de Daniella, Dominique, Liyah y Koko. Ellas viven en lugares tan distintos y alejados en los Estados Unidos como Nueva York, Atlanta o Decatur (Georgia), pero han pasado por vivencias semejantes que las hermanan.

Kokomo City

El riesgo formal para disfrazar un juego de identidades

Pese a la crudeza de muchas de las cosas que se cuentan, Kokomo City renuncia a convertirse en un mero reportaje televisivo de bustos parlantes para proponer una alucinante experiencia inmersiva donde se juega constantemente con el formato y el estilo visual. Se trata de un juego de texturas cambiantes que recrea algunos de los testimonios de las mujeres a través del humor o la cinefilia. De ese modo, en formato 16mm. y con una esplendorosa fotografía blanco y negro, la directora trans D. Smith propone secuencias sorprendentes que transforman la pantalla en un lienzo donde se proyectan imágenes inspiradas en el cine underground o la blaxploitation de los años 70 para subrayar la irrealidad forzada que poseen esos encuentros sexuales con desconocidos en busca de alimentar sus fantasías ocultas.

Tras ese embellecedor escenario virtual que es una película, Kokomo City no tiene reparos a la hora de mostrar una terrible realidad social. Los testimonios de las cuatro mujeres son brutales y describen el proceso de marginación social al que son sometidas por su profesión, por ser negras y por ser transexuales. Sus palabras nos hacen reflexionar sobre la crisis de identidad que sufre la sociedad moderna a través de la fragilidad de la masculinidad (hombres que necesitan degradar a mujeres para sentirse mejor) o de la incapacidad que tienen otros para asumir su condición sexual (hombres que mantienen una doble vida y buscan a mujeres con miembros viriles para negar su homosexualidad).

Kokomo City

La voz de la trans-gresión

A veces áspero, a veces divertido, y a veces tierno, Kokomo City es un retrato luminoso sobre cuatro mujeres de la calle que deben lidiar en su día a día con el miedo y con el síndrome del impostor. La cámara de D. Smith capta toda su dignidad y determinación ofreciéndoles un espacio libre en el que poder explayarse para compartir sus experiencias con nosotros y hacernos pensar sobre las contradicciones hipócritas que definen a los seres humanos.

Al igual que Bukowski solía escarbar en las pulsiones más primarias para hacer brillar su poesía urbana, Kokomo City consigue extraer belleza de lugares recónditos no siempre complacientes y que se mantienen fuera de cuadro ante la atenta mirada de un oso de peluche. El título del documental hace referencia a la canción «Sissy Man Blues» que fue escrita en 1935 por el bluesman Kokomo Arnold y que contiene esta frase tan inesperada para la época: «Señor, si no puedes enviarme a ninguna mujer, por favor envíame a un marica». Kokomo City es un documental transgresor y dinámico que quiere aportar su granito de arena para concienciarnos sobre realidades que creemos ajenas a nosotros y que, en verdad, pivotan alrededor de una misma problemática común a todos: nuestra identidad.


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Crítica de ‘La Mosca‘: Una comedia sarcástica con toques de Steampunk

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Las críticas teatrales de Laura Zurita:
La Mosca (La Mouche)

La Mosca (La Mouche) está basada en el relato original de George Langelaan, y está adaptada y dirigida por Valérie Lesort y Christian Hecq. El reparto está compuesto por Christian Hecq de Comédie Française, Valérie Lesort, Christine Murillo y Jan Hammenecker. La obra se estrena en Teatros del Canal el 8 de febrero de 2023.

Esta obra teatral se desarrolla en el centro de un pueblo en los años sesenta. Robert vive con su madre, Odette, tiene unos cincuenta años, es calvo, barrigón y malhumorado: cumple todos los criterios para ser un soltero empedernido. La relación madre-hijo es tan inquietante como hilarante, un guiño al episodio “El platillo volante y el loro” del programa de la televisión francesa Strip Tease.

Robert pasa la mayor parte del tiempo en un garaje convertido en habitación-laboratorio, donde intenta montar una máquina de teletransporte. Odette se ocupa de la casa, del jardín y de su hijo ya adulto, aunque eterno adolescente. Con una mirada tierna pero totalmente escéptica, observa las supuestas investigaciones científicas de su hijo.

Asistimos a la vida cotidiana de esta extraña pareja, perturbada por una sucesión de experimentos de teletransporte con resultados más o menos exitosos, aunque necesarios para perfeccionar la máquina. Robert practica primero con objetos, luego con animales, incluido el perro de Odette, Croquette, que tiene un final trágico. Preocupada por el aislamiento de su hijo, Odette decide invitar a tomar una copa a Marie-Pierre, del mismo tipo que Robert: cohibida y solterona.

Tras una velada desastrosa, Robert convence a Marie-Pierre para convertirse en el primer humano que pruebe a ser teletransportado. Con movimiento corporal, efectos especiales y estética de la época de los inicios de la informática, La Mosca se presenta como un laboratorio de exploración escénica y visual, un extraordinario campo de juego.

Comedia sarcástica y oscura

La obra de teatro se basa libremente en el libreto original de George Langelaan de 1957. En tanto las dos producciones cinematográficas basadas en el mismo libro, La mosca de Kurt Neumann, de 1958 (con unas secuelas que no merecen la pena recordermos), y la de David Cronenberg, de 1986, se deslizan por el terreno del terror, esta obra teatral elige un tono de comedia sarcástica, oscura y un poco triste.

La acción se desarrolla en una zona, probablemente rural, de Francia. La madre y su hijo viven en un marco modesto. Ella vive en una caravana con cortinas de cretona deslucidas, mientras que él lo hace en su estudio, atestado de ordenadores de la era de las lámparas de vacío y unos artilugios que dan entre miedo y risa, que en cierta manera podrían calificarse de steampunk, con computadores de esa época marcada por lámparas de incandescencia, palancas, válvulas y en general, una apariencia polvorienta y cochambrosa. La escenificación de la teletransportación es solemne y disparatada, una pequeña ceremonia de efectos dignos del Inspector Gadget.

El inventor tiene un éxito desigual con sus teletransportaciones, pero persiste su empeño, hasta que se teletransporta junto con un insecto con lo que se funde con él. Esto tiene sus consecuencias, que llevan al final de la obra, después de 100 minutos de disfrute y asombro.

Entre tanto, y sin enterarse de nada, la madre lo cuida y lo trata como si fuera un niño, y no lo escucha en absoluto. Tiene planes para él, que ni ha pedido ni parece le haga gracia, que involucran a una chica un poco boba, y con una triste historia contada con dos pinceladas, pero que llena al espectador de compasión por una chica que ni siquiera se sabe con qué crueldad la han tratado.

Uso del lenguaje personal y el buen hacer

La fusión de hombre y mosca, que en el cine se construía con ambiciosos efectos especiales y complicadas prótesis, en el teatro se apoya fuertemente en el lenguaje corporal del actor, y da lugar a escenas tan cómicas como espeluznantes.

Es remarcable la gran capacidad de Christian Hecq para remedar gestos y tics, y asimilarse a una mosca, sin ayudas externas. Él y su madre, Valérie Lesort, encarnan sus personajes con gran profundidad, y crean una atmósfera de dependencia emocional y cansancio mutuo, llena de guiños cómicos.

La Mosca se representa en francés con subtítulos. Esta técnica se usa mucho en la ópera y da buenos resultados, en cuanto el espectador se acostumbra a ella. Eso permite a la compañía representar la obra con los actores originales en los distintos países, y saber que la obra se ha entregado de la misma forma en todas partes.

En resumen, La Mosca es una obra redonda y pulida, una comedia sarcástica y oscura con un toque de steampunk.


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(Finalizado y actualizado) Sorteo: Entradas ‘Amanecer’ en Teatro Pavón gracias a Café Kino

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Amanecer

Las sesiones de cine mudo con música en directo de Café Kino han conmovido a más de 8.000 espectadores en toda España, y han regresado en 2023 con un ciclo especial en Madrid: cuatro clásicos del cine mudo con banda sonora en directo, que tiene lugar los domingos de febrero y marzo en el Teatro Pavón.

Las bandas sonoras compuestas específicamente para cada película consiguen que las sesiones de clásicos del cine mudo sean de actualidad y toda una nueva experiencia inmersiva para el espectador de hoy, y desde Café Kino se celebran sesiones sensoriales únicas que no pueden disfrutarse de otra manera más que en vivo y en directo: inolvidables sesiones en pantalla grande y con música en vivo que acercan al público moderno los orígenes del cine tal y como lo vivieron los primeros espectadores.

Gracias a Café Kino tenemos para vosotros una entrada doble para disfrutar de una sesión de cine inmersiva de Amanecer + Live de Caspervek Ensemble en el Teatro Pavón el domingo 19 de febrero a las 20:30h. Sin duda, uno de los mejores melodramas románticos de las primeras décadas del siglo. Un exquisito e inolvidable poema visual silente… que ahora sonará en todo su esplendor gracias al talento de Caspervek.

La banda sonora compuesta por Caspervek separa estilísticamente a los tres personajes principales. Así, las apariciones de la mujer de la ciudad se acompañan de un ritmo de blues, mientras que el leitmotiv de la esposa es un tema lírico, inspirado en las grandes bandas sonoras de Hollywood de los años cuarenta. Todo ello está apoyado por momentos de música electrónica, el uso de sonidos procedentes de grabaciones de campo y la presencia de momentos musicales de distintos géneros, como el swing o el folk.

Una sesión única de cine mudo con música en vivo, que acerca al público moderno los orígenes del cine tal y como lo vivieron los primeros espectadores.


Para participar en el sorteo podéis hacerlo de cualquiera de las siguientes maneras (o todas las que queráis) antes del 18 de febrero a las 8h:

    He leído y acepto el Aviso Legal y la Política de Privacidad.

    Declaro, bajo mi propia responsabilidad, ser mayor de 18 años y respondo de manera exclusiva de la veracidad de dicha declaración.


    Duración, premio y bases del sorteo:

    • El sorteo estará activo desde la fecha de publicación del mismo hasta el 18 de febrero, hasta las 8h.
    • El premio consiste en una entrada doble para disfrutar de una sesión de cine inmersiva Amanecer + Live de Caspervek Ensemble en el Teatro Pavón el domingo 19 de febrero a las 20:30h, para el ganador.
    • Podéis leer las bases legales de nuestros sorteos aquí.

    Actualización: El ganador ha sido:

    • Fernando García