lunes, diciembre 9, 2024

Crítica de ‘Pearl’: La granjera psicópata que quería ser estrella de cine

Las críticas de Daniel Farriol:
Pearl

Pearl es un drama de terror estadounidense que está dirigido por Ti West (The Sacrament, El valle de la venganza) que también co escribe el guion junto a la actriz Mia Goth. La historia sigue a una joven granjera que se siente atrapada junto a sus padres, un padre enfermo al que cuida y una madre dominante que no le deja respirar, su sueño es salir de allí y convertirse en una estrella glamurosa como las que ha visto en las películas. Es la precuela de X (Ti West, 2022), centrándose en los orígenes del personaje de Pearl, y forma parte de una trilogía que se completará con MaXXXine (Ti West, 2023).

Está protagonizada por Mia Goth (Infinity Pool, Mayday), David Corenswet (Hollywood, Affairs of State), Tandi Wright, Matthew Sunderland, Todd Rippon, Emma Jenkins-Purro, Amelia Reid y Alistair Sewell. La película tuvo su presentación en España dentro de la programación del Festival de Sitges 2022. No se ha estrenado en salas comerciales y ha llegado directamente a Movistar+ el día 17 de Junio de 2023.

Un slasher atípico con el aspecto de un melodrama de los años 50

Maravillado y extasiado salí de la proyección nocturna de Pearl que hubo en el Auditori del Melià durante el pasado Festival de Sitges y donde el director Ti West acudió a presentarla para recibir el Premio Máquina del Tiempo que cada año otorga el certamen a figuras representativas del cine de género. La película es la precuela de la ya de por sí excelente X (Ti West, 2022) formando parte de un tríptico sobre monstruos originados por la represión en la América Profunda que se completará con MaXXXine (Ti West, 2023).

Esta segunda entrega mejora aún más las prestaciones de su precedente mediante una sorprendente incursión visual en el cine clásico de los años 50/60 que puede llegar a confundir un poco a los que tan solo busquen aquí un slasher sangriento. No se trata de eso, ni tampoco guarda demasiados paralelismos estéticos con la anterior, así que hay que ir a verla con la mente despejada de cualquier idea preconcebida.

Los orígenes de la abuela asesina que aparecía en Pearl nos descubren a una granjera jovenzuela (Mia Goth) que sueña con convertirse en bailarina o estrella de cine, pero cuya amarga realidad consiste en esperar el regreso de un marido que está luchando en el frente, cuidar de su padre enfermo que padece una apoplejía que le ha postrado en una silla de ruedas sin poder comunicarse, y acatar las estrictas normas de una madre autoritaria que pretende transmitirle sus fuertes convicciones religiosas. Esa madre terrible que le impide respirar o soñar despierta es un cruce entre la Margaret White de «Carrie» y la matriarca de la familia Hewitt. Los únicos amigos con los que puede relacionarse Pearl son los animales de la granja y una cuñada pija, Mitsy (Emma Jenkins-Purro), que viene a visitarla de vez en cuando.

Pearl

Una carta de amor al cine con multitud de homenajes implícitos

Ti West y su director de fotografía, Eliot Rockett, se distancian de la oscuridad habitual existente en el cine de terror para presentarnos una película luminosa que recupera con medios digitales actuales el esplendoroso colorido del Technicolor que caracterizó a los melodramas románticos realizados por Douglas Sirk durante la edad dorada de Hollywood. Si la estética visual de X apostaba por imitar la del cine de los años 70, Pearl busca mimetizarse con obras como Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, 1939) o El mago de Oz (Victor Fleming, 1939).

Sin embargo, tras la luz de los sueños de la protagonista se oculta un instinto homicida que explotará (al igual que uno de los personajes) cuando la chica no consiga cumplir sus deseos y comprenda que nunca se convertirá en la estrella de musicales que ella imagina mientras baila en los trigales junto a un tétrico espantapájaros. La película es una carta de amor al cine, a los musicales y a la imaginación que nos libera de la realidad a través de una pantalla, aunque los monstruos cotidianos de la decepción hagan acto de presencia en una sala de proyección.

De ese modo, al igual que en la anterior entrega, la película está plagada de guiños y homenajes cinéfilos que van desde Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960), con ese coche hundiéndose en el pantano, hasta La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974), otra vez, para así conectarla con el imaginario texano de X a través de una cena familiar insoportablemente lúgubre.

Pearl

El cine es verdad y mentira

La película «Palace Follies» que fascina a Pearl sí es ficticia, pero utiliza la canción «Oui, Oui Marie» compuesta en 1918 por Fred Fisher para darle mayor realismo a la escena. El poster de esa no-película comparte fachada del cine con otros carteles que sí son reales como los del cortometraje Gene of the Northland (J.J. Clark, 1915) o el de la Cleopatra (J. Gordon Edwards, 1917) protagonizada por Theda Bara, actriz que desafiaría los códigos morales de la época por llevar poca ropa y que también servirá a la protagonista para bautizar a un hambriento caimán que no le hace ascos a nada.

Por otro lado, la película pornográfica que el proyeccionista (David Corenswet) muestra sin reparos a Pearl para seducirla, también existe de verdad, se titula A Free Ride (A. Wise Guy, 1915), y fue descubierta en los años 70 falsamente atribuida a D. W. Griffith. Con ella se nos anticipa la temática que abarcará el cierre de la trilogía con Maxine convertida en estrella del porno tras sobrevivir a la matanza de X.

Pearl es principalmente un melodrama acerca de los demonios de la frustración que no por ello renuncia al terror en un último tramo bastante sangriento. Pero Ti West no quiere realizar el slasher de turno y en su asociación con Mia Goth busca profundizar más en el contexto de opresión psicológica del personaje como método para explicar los orígenes del mismo que ya venía averiado de serie (antes de sufrir el rechazo vemos como mata a un pobre ganso para saciar su rabia interior). Por eso en la primera secuencia vemos al personaje a través de un espejo que escinde su imagen en dos y por eso al final se enfunda un traje color rojo sangre para escenificar la metamorfosis definitiva de la crisálida.

Pearl

Pon una X en ‘Pearl’

Además de todas las referencias cinéfilas antes citadas que quedan diseminadas a lo largo de la narración, también existe un vínculo estrecho para unirla a X con detalles tan perversos como esa cruz marcada en el suelo del escenario donde Pearl realiza su audición como bailarina u otros detalles de encuadres y movimientos de cámara, por ejemplo, el plano de apertura desde el interior del granero, que el director utiliza para unir a dos obras radicalmente diferentes acerca de un mismo personaje que es retratado en dos momentos vitales antagónicos (en su despertar y en su ocaso). Otro elemento más obvio puede ser el gesto recurrente de llevarse el dedo índice a la boca pidiendo silencio que Pearl hace en las dos películas.

Sin duda, Pearl es una de las películas más importantes del año. Es una pena, por no decir una vergüenza, que no haya conseguido distribución en España para verse en todo su esplendor en las salas de cine cuando si analizamos lo que llevamos de año encontraríamos una ristra de innombrables mediocridades adscritas al cine de género que sí han logrado hacerse un hueco entre los estrenos semanales.

Pearl

¡Mia Goth es una estrella!

Antes de terminar esta entusiasta reseña no puedo pasar por alto que una estelar y desatada Mia Goth nos regala en Pearl una de las interpretaciones femeninas más alucinantes de los últimos años. La actriz realiza un trabajo repleto de matices que incluyen desde su acento redneck sureño hasta una expresividad facial propia de los comediantes de cine mudo. Pearl, el personaje, se mueve entre la ingenuidad y la perversidad a través de un largo viaje de autodescubrimiento y, en cierta forma, de liberación, en el que también se desliza una salvaje crítica de fondo a las raíces del puritanismo norteamericano aún presentes en algunos estratos de la sociedad actual más conservadora.

Pearl culmina con un monólogo en primer plano que te pondrá la carne de gallina y con un final sostenido durante los créditos finales con una sonrisa de casi dos minutos que hizo aplaudir a todo el Auditori en el pase de Sitges (y porque lo de ponerse en pie durante la proyección hubiera molestado a los que teníamos detrás, pero era para hacerlo). Divertida, irónica, emotiva y terrorífica, la película de Ti West supone la consagración definitiva de un autor con mayúsculas capaz de asumir los retos más inesperados en su festivo recorrido por la memoria colectiva de cualquier amante del género que están suponiendo sus últimos trabajos. Ahora toca cruzar los dedos y esperar que MaXXXine esté a la altura de sus dos predecesoras.


¿Qué te ha parecido la película?

Pearl

9

Puntuación

9.0/10

2 COMENTARIOS

  1. El traje rojo simboliza los zapatos de rubíes de Dorothy Gale. Toda esta película es un homenaje a El Mago de Oz incluidos sus personajes. La escena del espantapájaros parece ser un guiño al romance entre ambos que no termino de filmar la Warner en el año 39. Un brillante y original homenaje al filme de Judy Garland.

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