jueves, octubre 9, 2025
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(Finalizado) Sorteamos entradas para ver ‘Hombres íntegros’ con coloquio en Madrid

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Hombres Íntegros

Ya está en cines Hombres Íntegros, el segundo largometraje del cineasta mexicano Alejandro Andrade Pease (Cuernavaca) con banda sonora de la cantautora española Christina Rosenvinge. Está protagonizada por el premiado Andrés Revo, María Aura (Y tu mamá también) y Tomás Rojas (La dictadura perfecta).

Tuvo su estreno en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia (México) donde su actor protagonista, Andrés Revo, se alzó con el Premio a Mejor Actor Revelación. Además, la película también se ha mostrado en otros festivales mexicanos, como el Festival de Cine de Tequila donde obtuvo el Premio a Mejor Guion y Premio a Mejor Actor.

Hombres Íntegros reflexiona, desde las propias experiencias personales de su director y co-guionista Armando López Muñoz, sobre temas tan universales como la identidad y el miedo a ser uno mismo con el trasfondo del machismo, la homofobia y el clasismo.

En la película, Alf es un adolescente privilegiado que regresa a estudiar a su escuela católica después de estar un año fuera. Ahora, ya no se identifica más con sus amigos de siempre, deportistas y populares, sino que empieza a sentir atracción por Oliver, un alumno nuevo y totalmente diferente al resto de los chicos. Cuando Alf trata de besar a Oliver y éste lo rechaza, se siente incómodo y se aleja de su nuevo amigo. Alf tratará de acallar cualquier rumor sobre su orientación, aliándose con sus antiguos amigos. Juntos, en sus excesos y prepotencia, terminarán convirtiéndose en criminales.

Tenemos para vosotros una entrada doble para ver la película con coloquio este fin de semana (a elegir entre viernes 30, sábado 31 y domingo 1) en Renoir Princesa de Madrid.



Para participar en el sorteo podéis hacerlo de cualquiera de las siguientes maneras (o todas las que queráis) antes del 30 de mayo a las 8h:

  • Siendo seguidores de nuestro Twitter, y siguiendo las instrucciones de este tuit.
  • Siendo seguidores de nuestro Facebook, y siguiendo las instrucciones de la publicación del sorteo.
  • Siendo seguidores de nuestro Instagram, y siguiendo las instrucciones de la publicación del sorteo.
  • Cumplimentando el siguiente formulario, indicando el nombre del sorteo «HOMBRES ÍNTEGROS» y ciudad elegida :

    He leído y acepto el Aviso Legal y la Política de Privacidad.

    Declaro, bajo mi propia responsabilidad, ser mayor de 18 años y respondo de manera exclusiva de la veracidad de dicha declaración.

    Hombres Íntegros

    Duración, premio y bases del sorteo:

    • El sorteo estará activo desde la fecha de publicación del mismo hasta el 30 de mayo a las 8h.
    • El premio consiste en una entrada doble para ver la película con coloquio para el ganador (a elegir entre viernes 30, sábado 31 y domingo 1) en Renoir Princesa de Madrid.
    • Podéis leer las bases legales de nuestros sorteos aquí.

    Actualización: El ganador ha sido:

    • Luis Miguel Domínguez M.

    Crítica de ‘Un buen padre’: Un padre entregado

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    Un buen padre

    Las críticas de Laura Zurita:
    Un buen padre

    En un pequeño pueblo francés, Simón es un sacerdote católico, completamente dedicado a su parroquia. Durante un servicio, se encuentra con Louise, a quien conoció años antes de convertirse en sacerdote. Ella le presenta a su hijo de 11 años, Aloé, revelando que él es su padre biológico. Esta revelación destruye la vida cotidiana de Simón, llevándolo a cuestionar todas las certezas que han guiado su existencia. ¿Puede seguir siendo un sacerdote devoto para los feligreses y cumplir efectivamente con el rol de padre de su hijo? En medio de una institución en crisis, Simón decide emprender una lucha para convencer a los representantes de la Iglesia de que su voto es compatible con el profundo amor de ser padre.

    Un buen padre está dirigida por Ronan Tronchot quien coescribe el guion junto con Ludovic du Clary. En su reparto encontramos a Grégory Gadebois, Géraldine Nakache, Lyès Salem, Anton Alluin, Jacques Boudet, Noam Morgensztern, Françoise Lebrun, Sarah Pachoud, Daniel Tarrare y Christophe Tek. La película se estrenó en España el 23 de mayo de 2025 de la mano de VerCine.

    Dilema profundo

    Un buen padre, la ópera prima de Ronan Tronchot, deja una sensación de oportunidad perdida a pesar de las buenas intenciones. La película pretende diseccionar un dilema tan profundo como el que atraviesa un sacerdote cuando la paternidad, de repente, irrumpe en su vida. Se esfuerza por ser sensible, sí, pero en mi opinión, no logra la honestidad ni la audacia que su premisa merecía.

    La cinta nos presenta a Simon, un sacerdote rural encarnado con gran humanidad por Grégory Gadebois. Es trabajador, íntegro, un hombre generoso de profunda vocación sacerdotal. Su vida, dedicada por completo a la parroquia, se ve patas arriba cuando Louise (Géraldine Nakache), una mujer de su pasado, aparece con Aloé (Anton Alluin), un niño de once años que resulta ser su hijo. A partir de ese momento, la película se sumerge en la lucha interna de Simón por equilibrar su compromiso con la Iglesia y su inesperada paternidad. La tensión entre el celibato y el instinto paternal es el motor de la historia, que, lamentablemente, se siente limitada en su desarrollo.

    Gracias a la riqueza y bonhomía del personaje aparecen las contradicciones entre los protocolos de sacerdocio de la Iglesia y la integridad personal del protagonista, la película se esfuerza mucho en cuestionar la compatibilidad entre ambas facetas. Entonces surge la pregunta clave: «¿Por qué todos pueden llamarte padre y yo no puedo decirte papá?», algo que se repite con insistencia en boca del niño, tanto que, a veces, roza lo irritante. A partir de ahí se critican ciertas posturas eclesiásticas, planteando preguntas sobre la responsabilidad, la elección personal y el lado más humano de quienes visten el hábito.

    Sin embargo, la película resulta un tanto evasiva en otros aspectos, sobre todo en cuanto al modo de proceder de Louise. Su aparición es repentina, no establece un diálogo real con Simón sobre el peso de esta nueva responsabilidad, ni valora la verdadera dimensión de lo que esto implica para él, la película evalúa solo la postura de Simon, nunca la de ella.

    Simon, profundamente humano

    El tono de Un buen padre es casi documental en su realismo al retratar la vida parroquial, un acierto para tratar un tema tan delicado sin caer en el sensacionalismo y uno de los mejores aspectos de la película. Por desgracia, esta contención no es tal cuando se centra en las actitudes de la parroquia para con Simon, pues la película evita explorar las aristas más profundas e incómodas del conflicto, no dando voz a los personajes que defienden posturas contrarias de forma equilibrada o matizada.

    Se desaprovecha la oportunidad de presentar un análisis realmente minucioso de posturas morales divergentes. Esto se hace evidente, por ejemplo, en el problema de la joven embarazada, que sirve para presentar una postura sobre lo que es «correcto». Se nos da poca información sobre cómo la joven ha llegado hasta ahí, lo que demuestra que la película, una vez más, toma una postura clara de principios, más que de un análisis profundo de la situación.

    Y es que Un buen padre se siente más como una producción declarativa que como una obra cinematográfica que busca realmente desafiar al espectador. Lo que podía haber sido una reflexión profunda y detallada de un hombre enfrentado a una situación entre deberes y consideraciones importantísimas, se convierte en una declaración de intenciones que toma partido demasiado pronto, sin permitir una verdadera ambigüedad o una reflexión más compleja. El final, en particular, se percibe desde el principio, diluyendo cualquier sorpresa emocional.

    Donde Un buen padre sí brilla con luz propia es en las interpretaciones. Grégory Gadebois es, el alma de la película. Su Simon es humano hasta el fondo, se le siente atrapado en una situación imposible por su profundo sentido del deber y de la moral. Su química con el joven Anton Alluin, es uno de los mayores aciertos del film. La relación entre padre e hijo se siente auténtica y es el ancla emocional que nos mantiene conectados a la pantalla, a pesar de las limitaciones de un guion que le da al niño frases que antinaturales. La actuación de Géraldine Nakache como Louise es más discreta, y una de las razones por las que es difícil empatizar con la situación: sabemos poco de ella, de las razones de sus actitudes, del poco respeto por Simón y su capacidad de tomar decisiones.

    En resumen, Un buen padre es una película que aborda un tema complejo con una actuación central sobresaliente. Sin embargo, su guion a menudo predecible y la reticencia a explorar las complejidades del dilema de manera más cruda, le impiden alcanzar una verdadera profundidad. Es una película que trata de forma convencional la superficie de un conflicto que merecía un tratamiento mucho más audaz.


    ¿Qué te ha parecido la película Un buen padre?

    Teatro | Crítica de ‘Casa de muñecas’: Un clásico revisitado

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    Las críticas teatrales de Laura Zurita:
    Casa de muñecas

    Fue la primera obra dramática de Ibsen que causó sensación. Se estrenó el 21 de diciembre de 1879 en el Teatro Real de Copenhague. En la actualidad es quizá su obra más famosa y de lectura obligada en muchas escuelas y universidades. Su publicación generó gran controversia por su fuerte crítica las normas matrimoniales del siglo XIX. Ibsen negó que fuese una obra feminista, pero para muchos críticos supuso la primera obra teatral verdaderamente feminista.

    El portazo de Nora 150 años más tarde

    ¿Cómo daría Nora su célebre portazo de Casa de muñecas en 2024, ciento cincuenta años después del estreno en Oslo del célebre drama de Ibsen? ¿Por qué volver otra vez al archiconocido portazo de Nora? ¿Por qué en 2023 se revisitó la obra en Broadway, protagonizada por Jessica Chastain? Algo seguirá removiendo nuestras conciencias cuando regresamos al emblemático portazo, que simboliza el nacimiento de la independencia de la mujer frente al dominio del hombre en las relaciones familiares y de pareja.

    Por supuesto que la sociedad occidental ha cambiado en siglo y medio. Pero tal vez no lo suficiente. Todavía mantenemos roles y estereotipos que impiden el desarrollo profesional y personal de la mujer en igualdad de condiciones que el hombre. Hemos imaginado cómo serían la vida y las inquietudes de Nora en 2024, qué le llevaría a abandonar a su familia: una mujer que necesita recuperar el tiempo empleado en cuidar de su marido enfermo y de sus hijos para cuidar de sí misma, estudiando y trabajando.

    Todo ello nos conduce, además, a intentar emocionar a los espectadores reflejando con el espejo del teatro los conflictos y contradicciones de los seres humanos de hoy y de siempre. Ojalá esta representación llegue a rozar la piel del alma del público, de todos los públicos.

    Casa de Muñecas es una adaptación de la obra original de Henrik Ibsen, adaptada por Eduardo Galán y dirigida por Lautaro Perotti. El elenco lo integran María León como Nora Helmer, Santi Marín como Osvaldo Helmer, Patxi Freytez como Oscar, Pepa Gracia como Cristina Linde y Alejandro Bruni como Doctor Rank. La obra se representa en el Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa del 16 de mayo al 22 de junio de 2025.

    Nora en su jaula de oro

    No me hubiera importado ver Casa de muñecas, una vez más, tal como fue escrita. El texto original de Ibsen, con su contundencia y su modernidad intacta, tiene todavía una fuerza que desarma. Resulta fácil olvidarse de que fue escrita hace más de un siglo: su estructura, su tensión y, sobre todo, su personaje central siguen iluminando la historia del teatro. Nora, atrapada en una vida perfecta, en un velo inasible, sigue resonando. Su encierro, esa jaula de oro que la contiene, no ha perdido vigencia.

    Esta nueva versión de Casa de Muñecas, sin embargo, no se limita a actualizar el texto: lo reescribe. Conserva los personajes principales y las líneas estructurales de la obra, pero introduce modificaciones que van más allá del simple traslado de época. Aquí, Nora es también el corazón de su familia, pero es una Nora más ambigua, más gris. Ha tomado decisiones discutibles, con consecuencias que no se limitan a su sufrimiento personal, sino que alcanzan a quienes la rodean. Es, en cierto sentido, una figura más real y menos idealizada, una mujer de carne y hueso. Cuando se marcha no huye, sino que va hacia su futuro.

    Los personajes que orbitan a su alrededor conservan su función dramática en Casa de Muñecas, pero también se tiñen de nuevas ambigüedades. Peter Rank, por ejemplo, un personaje cargado de posibilidades, no encuentra aquí el desarrollo que merece. Su participación queda reducida a una presencia que se adivina importante, pero que nunca termina de desplegarse.

    La obra se sostiene, sin elevarse

    El texto, aunque con buenas intenciones, no tiene la misma tersura que el original de Casa de Muñecas. Hay pasajes logrados, pero también momentos torpes, réplicas que suenan forzadas o que diluyen la tensión. La propuesta se sostiene, pero no siempre con firmeza. Se agradece el intento de acercar el clásico al presente, pero no me queda claro si ese acercamiento aporta algo esencial a lo que ya estaba dicho con claridad hace más de cien años.

    Aun así, hay interpretaciones que elevan Casa de Muñecas. María León construye una Nora poderosa y magnética, es perfecta para el papel. Su presencia escénica impone respeto, y es una prueba de que una intérprete no necesita renunciar a su acento para tener una dicción clara, precisa y perfectamente adecuada. Se nota que entiende cada línea que dice, y que sabe cómo sostener un personaje que carga con casi todo el peso emocional de la obra. Es, sin duda, el alma de la función, y el personaje con el que más fácilmente empatizamos.

    El resultado final es una Casa de Muñecas correcta, con momentos valiosos, pero que no termina de justificar su relectura. Las adaptaciones pueden iluminar aspectos nuevos de los clásicos, pero también corren el riesgo de quitarles densidad. Esta versión no traiciona a Ibsen, pero tampoco lo enriquece. Deja la sensación de una lectura respetuosa, aunque innecesaria. Casa de muñecas sigue funcionando. Eso es mérito de Ibsen. Que una adaptación lo homenajee, pero no logre superarlo tantos años después es un testimonio de su grandeza.

    En resumen, La adaptación de Casa de Muñecas de Ibsen, ofrece una Nora más ambigua y no justifica la reescritura del clásico. Pese a la notable interpretación de María León, quien domina la escena, la obra se resiente por un texto irregular y la falta de desarrollo en personajes secundarios. Un montaje correcto que, sin traicionar a Ibsen, no logra enriquecerlo, dejando la sensación de una lectura respetuosa pero prescindible.


    ¿Qué te ha parecido la obra teatral Casa de muñecas?

    Crítica de ‘Generación cápsula’: Embarazos con control remoto

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    Las críticas de Daniel Farriol:
    Generación capsula
    (The Pod Generation)

    Generación capsula (The Pod Generation) es una comedia británica de ciencia-ficción que está escrita y dirigida por Sophie Barthes (Madame Bovary, Cold Souls). La historia nos muestra un futuro no muy lejano en el que un gigante tecnológico llamado Pegasus ofrece a las parejas la oportunidad de compartir sus embarazos a través de matrices o cápsulas artificiales desmontables.

    Está protagonizada por Emilia Clarke (Last Christmas, Terminator Génesis), Chiwetel Ejiofor (El hombre que cayó a la Tierra, 12 años de esclavitud), Rosalie Craig, Kathryn Hunter, Vinette Robinson, Jean-Marc Barr, Anne-Marie Agbodji y Rita Bernard-Shaw. La película se estrenó mundialmente en la Sección Premieres de la programación del Festival de Sundance 2023. Ahora puede verse en España en plataformas.

    ¿Un mundo tecnológico es un mundo feliz?

    La película Generación capsula (The Pod Generation) esconde tras su aparente ligereza una perversa sátira sobre la dependencia que tienen las personas hacia la tecnología en el mundo actual y cómo a través de la misma se ha normalizado la intrusión corporativa de las empresas tecnológicas en nuestra propia intimidad.

    La directora franco-estadounidense Sophie Barthes plantea un híbrido imposible entre la distopía de «Un mundo feliz» de Aldous Huxley y el humor surrealista de El dormilón (Woody Allen, 1973), imaginando un futuro próximo donde la tecnología habrá facilitado tanto la vida de las personas que incluso las mujeres que quieren ser madres pueden renunciar a tener un embarazo natural y adquirir una cápsula-vaina con forma de huevo que actúa a modo de útero artificial donde se irá desarrollando el feto (la acción tienen también un componente clasista, ya que solo pueden acceder a eso las parejas con un alto poder adquisitivo).

    La directora se ha manifestado como declarada admiradora del teatro del absurdo que practicaban Eugene Ionesco, Samuel Beckett o Jean Tardieu, así que su película asume de igual modo las formas del humor surrealista para plantear cuestiones éticas y existencialistas acerca de la sociedad que estamos construyendo. El progreso tecnológico como «facilitador» de las funciones humanas nos muestra a un mundo aletargado y de apariencia aséptica donde las personas ya son incapaces de tomar sus propias decisiones vitales sin la intervención de una máquina, incluso la terapeuta a la que acude la protagonista para contarle sus inquietudes emocionales también es una Inteligencia Artificial con forma de ojo gigante.

    La aventura de ser padres… de un huevo

    En ese contexto futurista que tiene Generación capsula (The Pod Generation) convive la pareja formada por Rachel (Emilia Clarke) y Alvy (Chiwetel Ejiofor), los cuáles afrontarán el embarazo de su primer hijo desde posiciones ideológicas antagónicas. Ella es una mujer que vive con naturalidad en ese entorno artificial, así que tener un embarazo «a distancia» le permite una mejor conciliación laboral y asumir la exigencia de las nuevas responsabilidades que se derivan de su promoción en la empresa. Por el contrario, él no se relaciona bien con las máquinas y es mucho más escéptico respecto al servicio de embarazos tecnológicos que ofrece la multinacional Pegasus.

    La aventura de ser padres la inician viendo en una pantalla la fecundación del óvulo por un espermatozoide como si fuera un partido de fútbol narrado por la responsable en «The Womb Center», Linda Wozcheck (Rosalie Craig), una mujer repelente y de falsa amabilidad que les ayuda durante todo el proceso, pero inmiscuyéndose más de lo debido en muchas de las decisiones que la pareja quiere tomar.

    Tras esa secuencia que parece un descarte de Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar (Woody Allen, 1972), Rachel y Alvy recibirán un útero artificial con forma de huevo que deberán cuidar como si fuera un Tamagotchi, es decir, dándole de comer nutrientes cuando el aparato lo requiera y regulando sus funciones vitales a través de una aplicación instalada en sus smartphones (hasta se puede crear una lista de reproducción de canciones para que el feto las escuche, por suerte, al padre le gustan la música de Billie Holiday y Ella Fitzgerald).

    Natural vs. Artificial

    Una de las cosas más interesantes que tiene Generación capsula (The Pod Generation) es la evolución que sufre la pareja protagonista y su intercambio de roles a medida que el embarazo artificial va avanzando. Por un lado, la madre pierde el contacto emocional con el bebé ante la frialdad que supone la gestación subrogada en un recipiente de plástico, mientras que su reticente marido acaba encontrando esa conexión que no tenía al pasar mucho más tiempo en casa con el huevo. Así pues, se plantea un cambio de tornas en el conflicto inicial que tenía la pareja a la hora de afrontar la situación que pone en peligro su propia relación sentimental. La buena química que hay en pantalla entre Emilia Clarke y Chiwetel Ejiofor es otro punto a favor para hacerlo creíble.

    Otro de los temas importantes que trata la película es el progresivo distanciamiento que estamos padeciendo en la actualidad las personas hacia la naturaleza que nos rodea, entendiéndolo tanto como una pérdida del respeto que merece el entorno natural como también hacia la propia humanidad que nos define. Por eso, el personaje de Alvy es descrito como un profesor de botánica de «la vieja escuela» que lucha por mantener un pequeño reducto natural donde poder compartir con sus alumnos la sensación de estar rodeado de árboles y plantas que pueden tocar u oler en una época en que la naturaleza está siendo sustituida por hologramas.

    La ‘Generación cápsula’ es una sátira humanista

    La película tiene un planteamiento curioso y ofrece algunas ácidas reflexiones sobre nuestra forma de vida, aunque no siempre utiliza la sutileza o un discurso uniforme para hacerlo. El tono surrealista de escenas como la del sueño en un supermercado donde se compran bebés se combina con otros momentos más convencionales, inofensivos o que incluso poseen un ideario de mentalidad conservadora. Los gags humorísticos también funcionan con desigual suerte a lo largo de un metraje inflado en exceso.

    Es una propuesta irregular que retoma el conflicto entre individuo-naturaleza tan característico en el cine de Werner Herzog (su nombre está en los agradecimientos), aunque aquí desde lo lúdico e intrascendente. Lo que sí consigue Generación capsula (The Pod Generation) es ofrecer una mirada original y diferente al reto que plantean las nuevas maternidades/paternidades en un mundo cada vez más tecnológico y que tiene menos tiempo para la crianza. Lo hace a partir de un enfoque humanista y esperanzador oculto tras las numerosas capas de sarcasmo distópico y sin la mala leche pesimista que tendría un episodio Black Mirror.


    ¿Qué te ha parecido la película ‘Generación capsula (The Pod Generation)’?

    Crítica de ‘La ciudad de los guerreros’: La ciudad amurallada sin ley

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    Las críticas de Daniel Farriol
    La ciudad de los guerreros
    (Twilight of the Warriors: Walled In / Jiu Lóng Chéng Zhài·Wéi Chéng)

    La ciudad de los guerreros es un thriller de acción hongkonés que está dirigido por Soi Cheang (Mad Fate, Limbo). En los años ochenta, el único lugar de Hong Kong donde no se aplicaba la ley británica era la temida Ciudad Amurallada de Kowloon, un enclave entregado a las bandas y al tráfico de todo tipo. Huyendo del poderoso jefe de las tríadas Mr. Big, el emigrante ilegal Chan Lok-kwun se refugia en Kowloon City, donde es acogido bajo la protección de Ciclón, líder de la Ciudadela. Junto a los demás marginados de su clan, tendrán que hacer frente a la invasión de la banda de Mr. Big y proteger el refugio en que se ha convertido para ellos la ciudad fortificada.

    Está protagonizada por Raymond Lam, Sammo Hung, Louis Koo, Philip Ng, Richie Ren, Fish Liew, Pak Hon Chu y Kenny Wong. La película tuvo su presentación en España en el Festival de Sitges 2024 y puede verse en plataformas desde el 14 de mayo de 2025.

    Kowloon, la ciudad amurallada

    La ciudad de los guerreros, que los que la vimos en Sitges conocimos como Twilight of the Warriors: Walled In, es uno de esos filmes prodigiosos de acción y artes marciales que solo son capaces de realizar en los países asiáticos. En este caso, este espectáculo de primer orden a base de mamporrazos, exageración y una cuidada ambientación, nos llega desde Hong Kong, una industria cinematográfica que ha sabido reivindicarse con audacia mediante una combinación exótica que abarca lo mejor del cine estadounidense de acción con el propio folclore y artes chinos.

    La acción de la película está libremente inspirada en hechos reales (en realidad, más el contexto que el argumento en sí que, claramente, se desmadra más allá del realismo), por eso acontece en la ciudad amurallada de Kowloon en Hong Kong. Se trata de un antiguo fuerte militar chino que con el paso de los años se convirtió en un asentamiento de viviendas para la población marginal y que, debido a la impenetrabilidad de la estructura de sus edificios y calles, supo mantenerse durante décadas al margen del dominio británico y japonés, creando su propio microcosmos social hasta que fue finalmente demolida en el año 1993.

    Acción, sangre y palomitas

    El director que hay detrás de La ciudad de los guerreros es el hongkonés Soi Cheang, que nos maravilló con la alucinante Limbo (2021), un neo-noir cruel y asfixiante rodado en blanco y negro para potenciar esa sensación. En esta nueva propuesta, recupera un episodio histórico de su país, poco conocido por estos lares, para transformarlo en el escenario ideal de una trama típica sobre la lucha entre bandas callejeras con las triadas campando a sus anchas y al margen de la ley.

    La ciudad amurallada de Kowloon fue un refugio para delincuentes con altas tasas de prostitución, apuestas ilegales y tráfico de drogas. A principios de los años 90 la habitaban más de 50.000 personas y hay que entender que su entramado laberíntico de construcciones era como un fortín arquitectónico inexpugnable: dentro tenían sus propias leyes y los de fuera poco podían decir. Algunas escenas de la película Contacto sangriento (Newt Arnold, 1988) fueron rodadas allí pocos años antes de la demolición del lugar.

    La ciudad de los guerreros es un colorido entretenimiento que atrapa al espectador de principio a fin gracias a un ritmo endiablado y a unos personajes muy bien caracterizados que recuerdan al cine clásico de aventuras. Mitad thriller de venganza, mitad wuxia, la película es un despiporre de secuencias de acción perfectamente coreografiadas, con espacio para el melodrama, el humor y algunas reflexiones habituales en el género de mafia acerca de cómo cambian los conceptos de tradición, honor y justicia en los relevos generacionales. La ciudad de los guerreros no da respiro, es divertida y salvaje, con violencia de viñeta y un gran sentido del espectáculo, sin duda, una de las mejores películas de acción palomitera de los últimos años.


    ¿Qué te ha parecido ‘La ciudad de los guerreros’ (‘Twilight of the Warriors: Walled In’)?

    Crítica de ‘Misión imposible: Sentencia final’: La despedida de Ethan

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    Crítica de ‘Misión imposible: Sentencia final’: La despedida de Ethan

    Las críticas de Laura Zurita:
    Misión imposible: Sentencia final

    El agente Ethan Hunt continúa su misión de impedir que Gabriel controle el tecnológicamente omnipotente programa de IA conocido como «La entidad». Octava entrega de la franquicia Misión Imposible, continuación de Misión imposible: Sentencia mortal – Parte 1.

    Misión imposible: Sentencia final está dirigida por Christopher McQuarrie quien también coescribe el guion con Bruce Geller y Erik Jendresen. En su reparto encontramos a Tom Cruise, Hayley Atwell, Ving Rhames, Simon Pegg, Esai Morales, Pom Klementieff, Henry Czerny, Holt McCallany, Janet McTeer y Nick Offerman. La película se estrena en España en 23 de mayo de 2025 de la mano de Paramount Pictures.

    Crítica de ‘Misión imposible: Sentencia final’: La despedida de Ethan

    Un manifiesto por el cine clásico

    En Misión imposible: Sentencia final, Ethan Hunt corre, escala o se lanza al vacío como de costumbre, y parece cruzar un umbral. Esta octava (y presuntamente última) entrega de la saga, no es únicamente una historia de la lucha por el destino del mundo frente a una amenaza inminente, sino también un manifiesto sobre una manera de hacer cine.

    Christopher McQuarrie dirige su tercera entrega consecutiva con Misión imposible: Sentencia final y confirma sus dotes de contador de historias y enamorado de una cuidadosa construcción del caos. Las secuencias de acción, especialmente la inmersión submarina (tensión lenta y sostenida) y las maniobras aéreas imposibles, son ejemplos supremos de efectos prácticos llevados a su cenit. Entregar la película en IMAX es una declaración de intenciones, animando a los espectadores a ir al cine para tener la posibilidad de vivir la experiencia cinematográfica en todo su esplendor.

    El villano que amenaza al mundo en Misión imposible: Sentencia final es «La entidad», una Inteligencia Artificial descontrolada y omnipresente, tratada como una figura casi mitológica. Ya no se trata del clásico terrorista, sino de un espectro tecnológico, una suerte de anticristo inmaterial. Aquí, la película refleja un sentimiento que se cierne sobre la sociedad actual, entre el temor y la esperanza en la IA, que a la vez nos fascina, pero sobre la que tememos perder el control.

    El concepto de Misión imposible: Sentencia final se plasma en una estructura narrativa que, si bien ambiciosa, resulta a veces excesivamente verbalizada. La película dedica largos pasajes a referirse a episodios anteriores, intentando crear un relato coherente y total, acumulando exposiciones, flashbacks y debates sobre el destino, la predestinación y el libre albedrío. Esta acumulación a veces ralentiza el ritmo y puede desconcertar a quienes esperan una experiencia más inmediata.

    Esta sobrecarga se introduce para ser coherente con un tono más sombrío y reflexivo que impregna toda la cinta. Sentencia Final añade una capa humana a su escapismo de siempre. Ethan Hunt es mostrado como un hombre que duda, que tiene que mirar de frente las consecuencias de sus propias elecciones en el pasado. La narrativa configura al personaje como una figura mesiánica, un salvador de tintes casi bíblicos.

    Homenaje a HAL

    Y es que las referencias religiosas de Misión imposible: Sentencia final son abundantes y llenas de significado. Las referencias a los castigos divinos se vislumbran en la narrativa, y personajes principales tienen nombres de ecos tan claros como Luther o Grace. El villano humano, Gabriel —nombre que evoca al arcángel mensajero de Dios— es aquí mensajero del mal, un emisario de destrucción, aunque su arco está menos desarrollado de lo que merecería. Por el contrario, la verdadera amenaza se halla en la IA, una entidad intangible que recuerda a HAL 9000 en 2001: Una odisea del espacio, no solo por su omnisciencia, sino por las citas visuales en secuencias clave, como las luces rojas, simetrías claustrofóbicas en las escenas en un submarino, o las referencias cromáticas en la larga secuencia aérea. Las resonancias intertextuales son múltiples, no como cita gratuita, sino como espejo metacinematográfico en la que «La entidad» es de forma casi inevitable una heredera de HAL. Misión imposible: Sentencia final es un blockbuster que cita con todo respeto uno de los grandes clásicos de todos los tiempos, para deleite de los cinéfilos.

    La estructura temporal de Misión imposible: Sentencia final es, como corresponde a un relato sobre el destino, fragmentaria. Va hacia atrás y hacia adelante, alternando presente, recuerdo y presagio. El guion incorpora discusiones explícitas sobre si todo está escrito o si las decisiones importan. Esta tensión entre libre albedrío y determinismo se encarna en la propia figura de Hunt, cuyos dilemas éticos se muestran en conflicto real con las consecuencias humanas de sus misiones. El héroe mesiánico se enfrenta al juicio final, no de un tribunal, sino de su conciencia.

    La inclusión de una Presidente de los Estados Unidos mujer y negra en Misión imposible: Sentencia final, así como la presencia de mujeres en roles clave de la inteligencia y la seguridad global, quieren ser  gestos representativos de un nuevo orden simbólico en la narrativa del cine de acción. Curioso lo mucho que insisten los productos de Hollywood en esta figura hipotética, que numerosas encuestas de opinión muestran como prácticamente imposible en EEUU en el presente.

    El reparto de Misión imposible: Sentencia final está bien equilibrado. Tom Cruise, en un despliegue físico que sigue siendo asombroso a sus más de 60 años, conoce sus fortalezas, pero también sus limitaciones, y sabe ceder protagonismo a sus carismáticos compañeros de reparto. Hayley Atwell aporta una vitalidad arrolladora a Grace; Pom Klementieff, en un papel casi silente pero físico, tiene un carisma magnético y casi animal; Simon Pegg y Ving Rhames, como siempre, funcionan en los momentos emocionales y en los cómicos. Mención especial para Lucy Tulugarjuk que, en un papel corto, introduce un contraste cultural y ético.

    El metraje, cercano a las tres horas, podría haber sido más ajustado. Hay un momento de Misión imposible: Sentencia final, en particular una larga digresión explicativa en que la acción se detiene para que los actores explique largamente, mirando a cámara, el contexto del peligro central de la película, que merecía la pena presentar de manera más visual. No obstante, la espectacularidad y la tensión de las secuencias de riesgo logran sostener el interés hasta el final.

    Crítica de ‘Misión imposible: Sentencia final’: La despedida de Ethan

    Un final digno (ALERTA SPOILERS)

    Y qué final el de Misión imposible: Sentencia final. Una escena nocturna, densa en atmósfera, en medio de una multitud, donde lo íntimo y lo épico colisionan. No se opta por el clímax pirotécnico, sino por una despedida crepuscular que, si la saga termina aquí, funciona como cierre elíptico, elegante y cargado de resonancia. Ethan Hunt se retira hacia la sombra, no como un derrotado, sino como un héroe que ha cumplido su última misión.

    Misión imposible: Sentencia final es un final digno de una saga mítica, y esperemos que la dejen ahí. El final es acertado, perfecto, y no hay ninguna necesidad de concluir más episodios ni ampliar el universo. Las misiones imposibles se han llevado a cabo con éxito y se van, dejando un buen sabor de boca. Podemos esperar que Misión imposible: Sentencia final no solo concluya una saga, sino que clausure una era.

    En resumen, Misión imposible: Sentencia final apuesta por los efectos prácticos y la tensión del cine de acción. Su legado no será solo el de las acrobacias imposibles de Tom Cruise, sino el de una lucha por el cine espectacular para ser visto en pantalla grande. En su densidad temática y su ambición estética esta película es un monumento al cine de acción clásico. Si, como parece, esta es la última misión, que quede claro: fue cumplida con honor.


    ¿Qué te ha parecido la película Misión imposible: Sentencia final?

    Crítica de ’Here (Aquí)’: Aburridísimo experimento formal de Zemeckis

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    Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
    Here (Aquí)

    Es inevitable. Por mucho que uno se lo proponga y por mucho que predique con convicción la máxima de “el cine hay que verlo en el cine”, la vida juega sus propias reglas y, a poco que se esté implicado en varios frentes, no hay tiempo para todo. Es por eso que todos los años, cuando se aproxima el verano y los estrenos de cartelera empiezan a flaquear, trato de recuperar en mi casa aquellas películas que se me escaparon en los cines, bien porque decidí no ir en favor de otras, o bien porque su fugaz paso por las salas de cine no me dio mucha ocasión de hacerlo. Recurro entonces a alguna de las muchas plataformas televisivas o al amenazado formato físico. Sí. Todavía quedamos personas que compramos DVDs y Blurays y atesoramos en nuestras casas una nutrida colección de películas.

    El caso es que Here (Aquí), la más reciente película de Robert Zemeckis, a quien siempre guardaré eterno agradecimiento por haber dirigido esa maravilla llamada Forrest Gump, tenía los suficientes atractivos como para iniciar mi campaña de recuperación de estrenos perdidos de 2024. Para empezar, su pareja protagonista, Tom Hanks y Robin Wright, precisamente los mismos intérpretes de la citada Forrest Gump, para continuar, la adaptación de una exitosa novela gráfica con una idea muy original: la filmación de la vida en un mismo sitio (aquí) a lo largo de miles de años mediante un relato fragmentado y, para terminar, una producción ambiciosa utilizando inteligencia artificial y efectos digitales para rejuvenecer o envejecer a los actores a conveniencia del relato.

    Pues bien, el resultado es un absoluto desastre, la nada más absoluta. El dispositivo cinematográfico (es decir, el plano fijo desde el que verlo todo) se soporta durante un rato variable según la paciencia de cada espectador, en mi caso a los veinte minutos caí aplastado por algo tan artificioso como inane. Lo de rejuvenecer a los actores espero (más bien deseo) que sea una moda pasajera que acabe desinflándose porque no cabe más falsedad, aquí resulta todavía más irritante que en El irlandés (Martin Scorsese, 2019). La fragmentación del tiempo no es tal, es sencillamente una sucesión de secuencias montadas en un aparente azar que no componen relato alguno, resulta prácticamente imposible seguir un hilo argumental sólido por la sencilla razón de que no lo hay. Las (pocas) ideas son de baratillo y la puesta en escena es tan limitada por las propias reglas del juego de la película que cualquier atisbo de originalidad se evapora casi de inmediato.

    Para colmo, no sé si aplastados por su disfraz digital o constreñidos por las limitaciones de la propuesta, ni siquiera dos intérpretes de la talla de Tom Hanks (alguien que siempre está bien) y Robin Wright (una actriz más que estimable) consiguen salvar los muebles. Cosa que ocurre en igual o mayor medida con el resto del reparto, Paul Bettany, Kelly Reilly y Michele Dockery incluidos.

    Here (Aquí) adapta una célebre novela gráfica de Richard McGuire publicada en 2014 en EEUU con la que revolucionó el mundo del cómic con la originalidad del relato, mostrando la vida desde el rincón de una habitación desde el origen del planeta Tierra hasta un futuro lejano y desconocido, el mecanismo narrativo en el cómic consiste en que cada página está dividida en dos partes, la derecha en la que el tiempo transcurre hacia adelante y la izquierda en la que el tiempo retrocede, la línea divisoria entre ambas partes es la arista que une las dos esquinas de la habitación. Añadido a este recurso narrativo, incorpora un recurso gráfico subdividiendo cada viñeta en varias ventanas en las que el lector vislumbra momentos diferentes. Es decir, fragmentación del tiempo y del espacio como juego visual y narrativo.

    El caso es que esta premisa que incuestionablemente funciona en un cómic (el éxito de la novela gráfica Here así lo avala), naufraga estrepitosamente en un medio como el cine cuya naturaleza requiere de cierto dinamismo ya sea mediante el movimiento de la cámara, mediante el montaje como herramienta de lenguaje cinematográfico o, al menos, con una puesta en escena mucho más audaz e imaginativa que esta con la que Zemeckis somete a sus espectadores al aburrimiento más extremo. El tratamiento de todo lo que ocurre es enormemente superficial, el tempo es pesado y el dispositivo formal, con ventanas abriéndose en los planos, termina por resultar una tortura.

    Habrá quien se quede con algunos hallazgos estéticos de la película, con la valentía de un director consagrado que se atreve con un experimento cinematográfico de envergadura o, incluso, habrá quien conecte emocionalmente con ciertos esbozos argumentales empapados en sensiblería. Yo me declaro incapaz de encontrar algo que sea salvable de la quema. Here (Aquí) me parece, precisamente por la envergadura de sus ambiciones, la película más fallida que he visto en mucho tiempo. Lo dicho, un desastre.

    Ah, la tienen disponible en la plataforma Prime Video. Allá ustedes.

    Crítica de ‘Terrifier 3’: La casquería se hizo mainstream

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    Las críticas de Daniel Farriol
    Terrifier 3

    Terrifier 3 es un filme de terror estadounidense que está escrito y dirigido por Damien Leone (La víspera de Halloween, Frankenstein vs. The Mummy). La continuación de las fechorías del payaso Art desata el caos entre los desprevenidos habitantes del condado de Miles mientras duermen plácidamente en Nochebuena. Sienna y su hermano, únicos supervivientes de la matanza perpetrada por el payaso, se esfuerzan por reconstruir sus vidas destrozadas y dejar atrás los horrores del pasado. Pero justo cuando creen que están a salvo, el payaso Art regresa.

    Está protagonizada por Lauren LaVera, David Howard Thornton, Elliott Fullam, Samantha Scaffidi, Alexa Blair Robertson, Chris Jericho, Margaret Anne Florence, Daniel Roebuck, Antonella Rose y Luciana VanDette. La película tuvo su presentación en España en el Festival de Sitges 2024. Se estrenó en salas en España de la mano de Selecta Vision el 31 de octubre de 2024. Y ahora puedes verse en Movistar+ desde el 26 de mayo de 2025.

    También puedes leer aquí las críticas de Terrifier (2016) y Terrifier 2 (2022).

    Bienvenidos a un cambio de paradigma en el terror reciente

    El éxito de taquilla de propuestas tan extremas como La sustancia (Coralie Fargeat, 2024) o Terrifier 3 nos sitúa en un cambio de paradigma en el cine de género contemporáneo que se aleja conscientemente del terror elevado o del fantástico con ínfulas de autor que se usa como mera excusa para desarrollar dramas profundos llenos de reflexiones sociales. El público parece haber dicho basta y ha recibido con los brazos abiertos estas dos películas donde el acercamiento al género se hace desde la desvergüenza y el divertimento puro, teniendo muy claros que sus referentes son el cine grindhouse y de Serie B que triunfaba en los años 70, 80 y 90 en videoclubs, autocines o sesiones de medianoche ideales para criaturas noctámbulas y de malvivir.

    Terrifier 3 impacta en las nuevas generaciones como hicieron en su momento John Carpenter, David Cronenberg, Tobe Hopper, Sam Raimi, Wes Craven o George A. Romero, todos ellos cineastas de cabecera para el bueno de Damien Leone que, aun estando a años luz del talento de sus maestros, hay que reconocerle el mérito de haber creado un nuevo icono para el cine de horror que tiene cuerda para rato: Art, The Clown (acompañado aquí por una terrorífica Victoria Heyes).

    Para esta tercera entrega de las fechorías del payaso psicópata ha contado con un presupuesto de 2 millones de dólares, muy por encima de los 250.000 de la segunda entrega o los 35.000 de la primera (por no mencionar los cortos precedentes que eran absolutamente amateurs). Ese incremento de dinero se nota en el trabajo de puesta en escena y en las partes más gore donde puede lucirse mediante un salvajismo impropio de películas con alcance comercial. ¡Hay multisalas donde se ve a padres acompañados por sus hijos yendo a ver la película!

    Art y Sienna emulando a Michael Myers y Laurie Strode

    Tras un brillante prólogo, realmente aterrador, la trama de Terrifier 3 continúa 5 años después donde lo dejó su predecesora, es decir, tras el enfrentamiento entre Art y Sienna Miller. Ella es la joven que decapitó al monstruo con la espada que le regaló su padre, imitando lo que hizo Laurie Strode a Michael Myers en Halloween H2O: Veinte años después (Steve Miner, 1998) con un hacha. Y es que, en muchos sentidos, las similitudes entre la saga creada por John Carpenter y esta de Damien Leone parecen avanzar en paralelo. Sienna y su hermano pequeño Jonathan intentan resarcirse de aquel episodio traumático (igual que le sucedía a Laurie), ella ha estado recuperándose en un centro psiquiátrico, pero tras salir de allí sigue padeciendo el síndrome del superviviente junto a unas horribles alucinaciones que no presagian nada bueno.

    Leone sitúa con acierto esta secuela durante la celebración de las fiestas navideñas, algo bastante usual en el cine de terror, pero que aquí adquiere todo su sentido en la constante confrontación que se propone entre el bien y el mal. El director no solo es un buen coreógrafo de la casquería y del mal gusto, a lo largo de estos años está construyendo toda una mitología alrededor de su personaje Art con elementos sobrenaturales e iconografía religiosa que nos van descubriendo poco a poco cuál es su origen, aunque en esta tercera entrega se avanza menos de lo deseado en ese aspecto y, por momentos, cae en la redundancia respecto a lo que ya se había explicado en la segunda parte.

    Lo que sí está claro es que todavía queda mucho por explorar en la lucha a muerte entre Art y Sienna, que el payaso tenga una final girl a su altura potencia el interés en las entregas venideras.

    Terrifier 3

    Depravación sin límites en ‘Terrifier 3’

    Terrifier 3 ofrece 125 minutos donde combina secuencias violentas con el drama que afecta a los hermanos Miller, lo que nos permite coger aire para asimilar mejor la brutalidad con que el payaso despacha a sus víctimas. En ese sentido, uno de los puntos fuertes son las escenas sangrientas donde Damien Leone sigue demostrando una imaginación enfermiza para fabricar pesadillas. El prólogo, la escena de la ducha, la congelación o el torture porn con ratas son momentos tan nauseabundos como cabría esperar y dan credibilidad a aquellos comentarios que relataban desmayos y vómitos de espectadores durante los pases previos al estreno.

    Efectivamente, no es para todos los públicos, de ahí la importancia que tiene que la película sea un éxito en multisalas habituadas a proyectar estrenos de terror adscritos al formulismo que predican las plataformas. Leone no escatima en mostrar en pantalla desmembramientos y decapitaciones bajos litros de sangre y vísceras, todo un festín para los amantes del gore que puede indigestarse mucho a espectadores incautos que se acerquen a la sala sin saber lo qué van a encontrarse. Y es que más allá de los excesos de hemoglobina que salpican la pantalla, lo que de verdad remueve el estómago son los niveles de perversidad y depravación que ocultan los actos del payaso.

    Terrifier 3 acaba siendo la entrega más estilizada a nivel visual, su cuidado aspecto contrasta con aquellas primeras incursiones de Art en cortometrajes de bajo presupuesto. Es cierto que se pierde, entonces, algo de impacto. La textura sucia y miserable ha dado paso a una planificación de cámara mucho más cerebral y pulcra (bajo la mugre de los menudillos), pero Leone sabe a qué está jugando y mantiene la verdadera esencia del cine grindhouse mediante efectos visuales prácticos que eluden las técnicas digitales de hoy en día.

    Violencia, humor y casquería

    Eso le permite escudriñar una violencia exagerada que lleva al paroxismo de lo paródico, Art es un psicópata con comportamiento de payaso de circo, efectuando muecas y gestos en los momentos más desagradables. Bajo la máscara, el actor David Howard Thornton provoca pavor y carcajadas casi al unísono, de modo parecido a Freddy Krueger. Las matanzas se transforman en un espectáculo gran guiñolesco donde no te puedes tomar nada en serio, de otra forma no aguantaríamos las salvajadas que acomete contra sus inocentes víctimas (mucho se habla de la escena de la ducha, tan bestial como divertida, pero una con ratas es mucho más asquerosa).

    Otro aspecto crucial que desmarca la violencia de Terrifier 3 de la violencia real es el tratamiento que hace al personaje de Mia, una entusiasta de los true crimes que tiene un podcast donde desata su fascinación por los crímenes cometidos por Art en el pasado. Ahí Leone traza una línea divisoria ante todos aquellos que consideren su película algo inmundo por retratar la violencia de manera explícita y gratuita, y les dice: «chicos, esto no va en serio, es ficción».

    Por desgracia, no todo funciona bien en esta tercera entrega, el ritmo es inconstante, falta desarrollo en los personajes conocidos y el desenlace resulta precipitado, escatimando los asesinatos a dos personajes relevantes en la trama (¿se cortarían esas escenas en montaje para no ralentizar la batalla final?). También, a veces, el exceso de sentido del humor en Art lo convierte en carne de meme, perdiendo parte de la presencia espeluznante que poseían sus silentes apariciones de antaño. Pero todo eso carece de importancia cuando la sangre brota y el aspecto navideño nos retrotrae a los splatters de los 80 que homenajea. Art sigue vivito y descuartizando.

    Terrifier 3


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    Crítica de ‘Los Tortuga’: De duelo y desarraigo

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    Las críticas de Laura Zurita:
    Los Tortuga

    Anabel tiene 18 años. Vive con su madre, Delia, una taxista chilena emigrada al barrio de Collblanc hace veinte años. Estudia primero de Comunicación Audiovisual en la ciudad de Barcelona. Le costó mucho esfuerzo entrar en la carrera porque la nota de corte es muy alta, pero se esforzó… estudió mucho. Ahora su futuro está a punto de cambiar para siempre. Y aunque Anabel todavía no lo sepa, una carta está a punto de llegar. En ella, la inmobiliaria del piso de alquiler en el que han vivido siempre les informa de que tienen que abandonar definitivamente el piso, ya que el edificio ha sido adquirido por un fondo buitre.

    Los Tortuga está dirigida por Belén Funes, quien coescribe el guion con Marçal Cebrián. En su reparto encontramos a Antonia Zegers, Elvira Lara, Mamen Camacho, Pedro Romero, Lorena Aceituno y Estefanía de los Santos. La película se estrenó en cines de España el 23 de mayo de 2025 de la mano de A Contracorriente Films.

    Los TortugaHistoria pequeña con ecos profundos

    Los Tortuga cuenta una historia pequeña, íntima, pero con ecos profundos. Delia y Anabel son madre e hija, unidas por la pérdida y tensionadas por la precariedad. Julián, esposo de una y padre de la otra, acaba de morir, y ese vacío lo transforma todo: no solo el día a día, también el modo en que ambas se relacionan con el pasado, con el futuro y entre ellas. Es una coproducción hispano-chilena, con el estupendo bonus de que tenemos en su reparto a la espléndida actriz Antonia Zegers.

    En Los Tortuga, Delia (Zegers) conduce un taxi en Barcelona. Emigró desde Chile y, aunque alguna vez tuvo formación profesional, hoy sobrevive como puede. Anabel (Elvira Lara), con sus 18 años y sus estudios de Comunicación Audiovisual, intenta encontrar su lugar sin renegar del duelo. Mientras una se encierra en la negación, la otra intenta crearse una vida aparte del dolor. A eso se suma un conflicto que no da tregua: la inmobiliaria les exige desalojar el piso. La ciudad, siempre llena de promesas, amenaza de pronto con engullirlas.

    La directora Belén Funes retoma aquí el realismo que tan buen resultado le dio en la estupenda La hija de un ladrón. Usa una estética hecha de cercanía: planos cerrados, escenas silenciosas, ritmo pausado, y confía en la mirada, en los gestos, en los silencios más que en planos sofisticados o sorprendentes. Los Tortuga hace brillar a Zegers desde la contención, y a Lara, en su primer papel, en su naturalidad. Entre ambas la directora despliega una relación compleja: hay momentos de ternura, pero también de heridas antiguas que nunca se cerraron del todo. Es un amor que duele, pero no por ello menos profundo.

    Los Tortuga transcurre entre dos paisajes bien distintos. Por un lado, la Barcelona real, la que no aparece en el glamour de los folletos turísticos: una ciudad gris, dura, funcional, donde se trabaja mucho y se descansa poco. Por otro, los olivares y caminos rurales de Jaén, tierra de origen de la familia paterna, donde aún queda un aire de pertenencia. El contraste es geográfico, pero también de ambiente, el choque entre lo que fue y lo que apenas se sostiene.

    Los Tortuga se echan el mundo a la espalda

    El título encierra una metáfora poderosa. “Tortuga” es como se llamaba, en algunos pueblos andaluces, a quienes se marchaban con una gran mochila a la espalda: los que se iban con la casa encima, con todo lo vivido a cuestas. Esa imagen lo dice todo. Delia y Anabel arrastran mucho más que un duelo. Llevan también el peso de una historia familiar truncada, de una emigración que no termina de asentarse, de una precariedad que ahoga.

    Los Tortuga habla de vínculos y de ausencias, de la carga de los afectos y de la fuerza que a veces surge cuando todo tambalea. Es una historia sobre mujeres que sostienen, aunque no sepan bien cómo.  Es cine social contemporáneo, que retrata las circunstancias socioeconómicas, a través de la lente una profunda empatía con sus personajes.

    El corazón de Los Tortuga está en sus dos protagonistas y en la manera en que se enfrentan, desde lugares muy distintos, al mismo dolor. Antonia Zegers compone una Delia seca, contenida, acostumbrada al agotamiento. Una mirada dura o un silencio sostenido le basta para transmitir el peso de los años vividos a contramano. Elvira Lara, en cambio, aporta frescura, intensidad y ganas de vivir, a pesar de todo. Quiere a su madre, agudamente consciente de su fragilidad.

    En resumen, Belén Funes nos entrega en Los Tortuga un realismo íntimo sobre el duelo y la precariedad. A través de las fuertes interpretaciones de Zegers y Lara, la película explora la compleja relación maternofilial en medio de la adversidad. La película revela cómo las heridas y el peso de una historia familiar marcada por la emigración y la precariedad pueden esconderse, pero no desaparecen. Los Tortuga es un conmovedor retrato de la supervivencia en difíciles circunstancias.


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    Crítica de ‘Hija del volcán’: Desenredar la propia historia

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    Crítica de ‘Hija del volcán’: Desenredar la propia historia

    Las críticas de Laura Zurita:
    Hija del volcán

    A los treinta, Jenifer comienza a indagar sobre sus orígenes, consciente únicamente de que su adopción en España está relacionada con la tragedia de Armero, provocada por el volcán Nevado del Ruiz en Colombia, y de que existe la posibilidad de que su madre todavía esté viva. Con estas pistas, inicia una investigación que la lleva a su país natal, donde conoce a diferentes personas que le ayudan a descifrar su pasado. Su viaje culmina cuando, por casualidad, conoce a alguien que cambia su realidad para siempre.

    Hija del volcán está escrita y dirigida por Jenifer de la Rosa Martín, y es de género documental. La película se estrena en España el 23 de mayo de 2025 de la mano de Surtsey Films.

    Crítica de ‘Hija del volcán’: Desenredar la propia historiaLa devastación de un pueblo

    La tragedia de Armero, ocurrida el 13 de noviembre de 1985 en Colombia, fue un devastador desastre natural. La erupción del volcán Nevado del Ruiz provocó enormes lahares que sepultaron la ciudad, cobrándose entre 23.000 y 25.000 vidas. Este evento tuvo un impacto severo en la población sobreviviente, dejando a muchos niños huérfanos que, en ocasiones, fueron objeto de adopciones internacionales.

    Jennifer de la Rosa es una de esas niñas. Hija del volcán es su intento de retratar la búsqueda de su madre biológica, desaparecida tras la erupción. Adoptada en España con apenas un año y medio, Jennifer creció en Valladolid con escasa información sobre sus orígenes. Ya adulta, emprende un viaje para buscar a su familia, registrando esta odisea a veces en un formato documental clásico y otras, de forma más personal, con su teléfono móvil.

    Crítica de ‘Hija del volcán’: Desenredar la propia historiaLa búsqueda en el centro

    Hija del volcán se centra en la experiencia personal de Jenifer de la Rosa, la directora. A través de entrevistas, archivos y testimonios, intenta reconstruir una historia de adopción internacional marcada por la falta de transparencia, y cómo una persona procura desentrañar una red de confusiones, silencios y omisiones. La cámara de Jenifer se enfoca en sus propios sentimientos y en el impacto emocional de una búsqueda tan íntima. La película también sugiere que estas heridas son compartidas por muchas otras familias; las irregularidades parecen haber sido comunes en los procesos de adopción tras la tragedia, posiblemente por la urgencia del momento y la pérdida de personas y documentos. Hija del volcán muestra que existen organizaciones dando voz a otras personas que, como ella, buscan respuestas sobre su pasado, evidenciando que esta historia se repite en muchas vidas.

    Hija del volcán, de limitado presupuesto, pone el acento en las cicatrices de los adoptados y nos aproxima a una historia que los acompañará siempre. En ella, Jenifer encuentra algunas respuestas, y aunque la narrativa se centra en ella, se percibe que hay muchas personas con las mismas preguntas que, probablemente, nunca serán respondidas.

    A pesar de la innegable importancia de su mensaje, Hija del volcán tropieza en su ejecución. De la Rosa está siempre en el centro de la narración, y el foco constante en ella es  agotadora. Nos encontramos ante un autodocumental que, lamentablemente, se inclina peligrosamente hacia la estética de las redes sociales con sus selfies. Esto lleva a cuestionar la espontaneidad y autenticidad de los sentimientos mostrados, planteando si han sido captados tal cual o reconstruidos para lograr un retrato más conveniente. La valiosa historia de las víctimas del Nevado del Ruiz, y en particular la de Jenifer, merecía una aproximación formal más sobria, que le permitiera trascender la anécdota personal y alcanzar una resonancia más profunda.


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    ‘La trama fenicia’, de Wes Anderson, llega a los cines el 30 de mayo

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    'La trama fenicia', de Wes Anderson, llega a los cines el 30 de mayo

    El próximo 30 de mayo Universal Pictures estrena exclusivamente en cines La trama fenicia, la nueva película del director Wes Anderson que ha participado en la Sección Oficial del Festival de Cine de Cannes.

    La película nos lleva hasta 1950. Anatole «Zsa-zsa» Korda (Benicio del Toro), enigmático empresario y uno de los hombres más ricos de Europa, sobrevive a un intento de asesinato más (su sexto accidente aéreo). Las variopintas, ultracomplejas y despiadadas prácticas empresariales de Korda lo han convertido en enemigo no solo de compañías rivales, sino también de gobiernos de todo tipo de ideologías a lo largo y ancho del mundo, amén de en objetivo de multitud de asesinos.

    Ahora que se encuentra en las últimas fases de un importantísimo proyecto desarrollado a lo largo de décadas (el Plan Fenicio de Infraestructura Terrestre y Marítima Korda), la expansiva explotación de una región infrautilizada y con un inmenso potencial de riqueza. El riesgo para su capital personal es inestimable. Las amenazas contra su vida son continuas. Por eso, decide que es el momento ideal para designar y preparar a un sucesor: su hija de veinte años Liesl, de la que lleva distanciado mucho tiempo y que, en la actualidad, es monja.

    La trama fenicia está protagonizada por Benicio del Toro, Mia Threapleton y Michael Cera, a los que acompañan un espectacular reparto coral en el que encontramos nombres como Riz Ahmed, Tom Hanks, Bryan Cranston, Mathieu Amalric, Jeffrey Wright, Scarlett Johansson, Richard Ayoade, Benedict Cumberbatch, Rupert Friend y Hope Davis.