Las críticas de Laura Zurita:
Hija del volcán
A los treinta, Jenifer comienza a indagar sobre sus orígenes, consciente únicamente de que su adopción en España está relacionada con la tragedia de Armero, provocada por el volcán Nevado del Ruiz en Colombia, y de que existe la posibilidad de que su madre todavía esté viva. Con estas pistas, inicia una investigación que la lleva a su país natal, donde conoce a diferentes personas que le ayudan a descifrar su pasado. Su viaje culmina cuando, por casualidad, conoce a alguien que cambia su realidad para siempre.
Hija del volcán está escrita y dirigida por Jenifer de la Rosa Martín, y es de género documental. La película se estrena en España el 23 de mayo de 2025 de la mano de Surtsey Films.
La devastación de un pueblo
La tragedia de Armero, ocurrida el 13 de noviembre de 1985 en Colombia, fue un devastador desastre natural. La erupción del volcán Nevado del Ruiz provocó enormes lahares que sepultaron la ciudad, cobrándose entre 23.000 y 25.000 vidas. Este evento tuvo un impacto severo en la población sobreviviente, dejando a muchos niños huérfanos que, en ocasiones, fueron objeto de adopciones internacionales.
Jennifer de la Rosa es una de esas niñas. Hija del volcán es su intento de retratar la búsqueda de su madre biológica, desaparecida tras la erupción. Adoptada en España con apenas un año y medio, Jennifer creció en Valladolid con escasa información sobre sus orígenes. Ya adulta, emprende un viaje para buscar a su familia, registrando esta odisea a veces en un formato documental clásico y otras, de forma más personal, con su teléfono móvil.
La búsqueda en el centro
Hija del volcán se centra en la experiencia personal de Jenifer de la Rosa, la directora. A través de entrevistas, archivos y testimonios, intenta reconstruir una historia de adopción internacional marcada por la falta de transparencia, y cómo una persona procura desentrañar una red de confusiones, silencios y omisiones. La cámara de Jenifer se enfoca en sus propios sentimientos y en el impacto emocional de una búsqueda tan íntima. La película también sugiere que estas heridas son compartidas por muchas otras familias; las irregularidades parecen haber sido comunes en los procesos de adopción tras la tragedia, posiblemente por la urgencia del momento y la pérdida de personas y documentos. Hija del volcán muestra que existen organizaciones dando voz a otras personas que, como ella, buscan respuestas sobre su pasado, evidenciando que esta historia se repite en muchas vidas.
Hija del volcán, de limitado presupuesto, pone el acento en las cicatrices de los adoptados y nos aproxima a una historia que los acompañará siempre. En ella, Jenifer encuentra algunas respuestas, y aunque la narrativa se centra en ella, se percibe que hay muchas personas con las mismas preguntas que, probablemente, nunca serán respondidas.
A pesar de la innegable importancia de su mensaje, Hija del volcán tropieza en su ejecución. De la Rosa está siempre en el centro de la narración, y el foco constante en ella es agotadora. Nos encontramos ante un autodocumental que, lamentablemente, se inclina peligrosamente hacia la estética de las redes sociales con sus selfies. Esto lleva a cuestionar la espontaneidad y autenticidad de los sentimientos mostrados, planteando si han sido captados tal cual o reconstruidos para lograr un retrato más conveniente. La valiosa historia de las víctimas del Nevado del Ruiz, y en particular la de Jenifer, merecía una aproximación formal más sobria, que le permitiera trascender la anécdota personal y alcanzar una resonancia más profunda.
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