Las críticas de Laura Zurita:
Misión imposible: Sentencia final
El agente Ethan Hunt continúa su misión de impedir que Gabriel controle el tecnológicamente omnipotente programa de IA conocido como «La entidad». Octava entrega de la franquicia Misión Imposible, continuación de Misión imposible: Sentencia mortal – Parte 1.
Misión imposible: Sentencia final está dirigida por Christopher McQuarrie quien también coescribe el guion con Bruce Geller y Erik Jendresen. En su reparto encontramos a Tom Cruise, Hayley Atwell, Ving Rhames, Simon Pegg, Esai Morales, Pom Klementieff, Henry Czerny, Holt McCallany, Janet McTeer y Nick Offerman. La película se estrena en España en 23 de mayo de 2025 de la mano de Paramount Pictures.
Un manifiesto por el cine clásico
En Misión imposible: Sentencia final, Ethan Hunt corre, escala o se lanza al vacío como de costumbre, y parece cruzar un umbral. Esta octava (y presuntamente última) entrega de la saga, no es únicamente una historia de la lucha por el destino del mundo frente a una amenaza inminente, sino también un manifiesto sobre una manera de hacer cine.
Christopher McQuarrie dirige su tercera entrega consecutiva con Misión imposible: Sentencia final y confirma sus dotes de contador de historias y enamorado de una cuidadosa construcción del caos. Las secuencias de acción, especialmente la inmersión submarina (tensión lenta y sostenida) y las maniobras aéreas imposibles, son ejemplos supremos de efectos prácticos llevados a su cenit. Entregar la película en IMAX es una declaración de intenciones, animando a los espectadores a ir al cine para tener la posibilidad de vivir la experiencia cinematográfica en todo su esplendor.
El villano que amenaza al mundo en Misión imposible: Sentencia final es «La entidad», una Inteligencia Artificial descontrolada y omnipresente, tratada como una figura casi mitológica. Ya no se trata del clásico terrorista, sino de un espectro tecnológico, una suerte de anticristo inmaterial. Aquí, la película refleja un sentimiento que se cierne sobre la sociedad actual, entre el temor y la esperanza en la IA, que a la vez nos fascina, pero sobre la que tememos perder el control.
El concepto de Misión imposible: Sentencia final se plasma en una estructura narrativa que, si bien ambiciosa, resulta a veces excesivamente verbalizada. La película dedica largos pasajes a referirse a episodios anteriores, intentando crear un relato coherente y total, acumulando exposiciones, flashbacks y debates sobre el destino, la predestinación y el libre albedrío. Esta acumulación a veces ralentiza el ritmo y puede desconcertar a quienes esperan una experiencia más inmediata.
Esta sobrecarga se introduce para ser coherente con un tono más sombrío y reflexivo que impregna toda la cinta. Sentencia Final añade una capa humana a su escapismo de siempre. Ethan Hunt es mostrado como un hombre que duda, que tiene que mirar de frente las consecuencias de sus propias elecciones en el pasado. La narrativa configura al personaje como una figura mesiánica, un salvador de tintes casi bíblicos.
Homenaje a HAL
Y es que las referencias religiosas de Misión imposible: Sentencia final son abundantes y llenas de significado. Las referencias a los castigos divinos se vislumbran en la narrativa, y personajes principales tienen nombres de ecos tan claros como Luther o Grace. El villano humano, Gabriel —nombre que evoca al arcángel mensajero de Dios— es aquí mensajero del mal, un emisario de destrucción, aunque su arco está menos desarrollado de lo que merecería. Por el contrario, la verdadera amenaza se halla en la IA, una entidad intangible que recuerda a HAL 9000 en 2001: Una odisea del espacio, no solo por su omnisciencia, sino por las citas visuales en secuencias clave, como las luces rojas, simetrías claustrofóbicas en las escenas en un submarino, o las referencias cromáticas en la larga secuencia aérea. Las resonancias intertextuales son múltiples, no como cita gratuita, sino como espejo metacinematográfico en la que «La entidad» es de forma casi inevitable una heredera de HAL. Misión imposible: Sentencia final es un blockbuster que cita con todo respeto uno de los grandes clásicos de todos los tiempos, para deleite de los cinéfilos.
La estructura temporal de Misión imposible: Sentencia final es, como corresponde a un relato sobre el destino, fragmentaria. Va hacia atrás y hacia adelante, alternando presente, recuerdo y presagio. El guion incorpora discusiones explícitas sobre si todo está escrito o si las decisiones importan. Esta tensión entre libre albedrío y determinismo se encarna en la propia figura de Hunt, cuyos dilemas éticos se muestran en conflicto real con las consecuencias humanas de sus misiones. El héroe mesiánico se enfrenta al juicio final, no de un tribunal, sino de su conciencia.
La inclusión de una Presidente de los Estados Unidos mujer y negra en Misión imposible: Sentencia final, así como la presencia de mujeres en roles clave de la inteligencia y la seguridad global, quieren ser gestos representativos de un nuevo orden simbólico en la narrativa del cine de acción. Curioso lo mucho que insisten los productos de Hollywood en esta figura hipotética, que numerosas encuestas de opinión muestran como prácticamente imposible en EEUU en el presente.
El reparto de Misión imposible: Sentencia final está bien equilibrado. Tom Cruise, en un despliegue físico que sigue siendo asombroso a sus más de 60 años, conoce sus fortalezas, pero también sus limitaciones, y sabe ceder protagonismo a sus carismáticos compañeros de reparto. Hayley Atwell aporta una vitalidad arrolladora a Grace; Pom Klementieff, en un papel casi silente pero físico, tiene un carisma magnético y casi animal; Simon Pegg y Ving Rhames, como siempre, funcionan en los momentos emocionales y en los cómicos. Mención especial para Lucy Tulugarjuk que, en un papel corto, introduce un contraste cultural y ético.
El metraje, cercano a las tres horas, podría haber sido más ajustado. Hay un momento de Misión imposible: Sentencia final, en particular una larga digresión explicativa en que la acción se detiene para que los actores explique largamente, mirando a cámara, el contexto del peligro central de la película, que merecía la pena presentar de manera más visual. No obstante, la espectacularidad y la tensión de las secuencias de riesgo logran sostener el interés hasta el final.
Un final digno (ALERTA SPOILERS)
Y qué final el de Misión imposible: Sentencia final. Una escena nocturna, densa en atmósfera, en medio de una multitud, donde lo íntimo y lo épico colisionan. No se opta por el clímax pirotécnico, sino por una despedida crepuscular que, si la saga termina aquí, funciona como cierre elíptico, elegante y cargado de resonancia. Ethan Hunt se retira hacia la sombra, no como un derrotado, sino como un héroe que ha cumplido su última misión.
Misión imposible: Sentencia final es un final digno de una saga mítica, y esperemos que la dejen ahí. El final es acertado, perfecto, y no hay ninguna necesidad de concluir más episodios ni ampliar el universo. Las misiones imposibles se han llevado a cabo con éxito y se van, dejando un buen sabor de boca. Podemos esperar que Misión imposible: Sentencia final no solo concluya una saga, sino que clausure una era.
En resumen, Misión imposible: Sentencia final apuesta por los efectos prácticos y la tensión del cine de acción. Su legado no será solo el de las acrobacias imposibles de Tom Cruise, sino el de una lucha por el cine espectacular para ser visto en pantalla grande. En su densidad temática y su ambición estética esta película es un monumento al cine de acción clásico. Si, como parece, esta es la última misión, que quede claro: fue cumplida con honor.
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