sábado, octubre 11, 2025

SITGES 2025. Crónica 1: ‘Good Boy’, ‘Monster Island’ y ‘We Bury the Dead’

Cobertura realizada por Daniel Farriol:
58 Festival de Sitges 2025
No es cine todo lo que reluce se ha desplazado hasta el 58 Festival de Sitges 2025, y os iremos contando nuestras primeras impresiones de todas las películas que tengamos la oportunidad de ver, así como todas otras cosas interesantes que sucedan en estos días tan señalados y dedicados al mejor cine fantástico y de terror que se estrenará en los próximos meses. Hoy os hablamos de las películas: Good Boy, Monster Island y We Bury the Dead.


GOOD BOY

Dirigida por: Ben Leonberg
Intérpretes: «Indy», Shane Jensen, Arielle Friedman
País: Estados Unidos
Oficial Fantàstic Competición

Sinopsis: ¿Alguna vez te preguntas por qué tu perro se queda mirando esquinas vacías, ladra sin motivo o se niega a bajar al sótano? Indy es un perro que ve todo lo que acecha en la noche, y junto a su dueño Todd, se mudan a una casa en el campo que, para sorpresa de nadie, está encantada. El cachorro, atormentado por visiones de la muerte del anterior propietario, deberá luchar contra unas fuerzas malignas que intentan arrastrar a su dueño al más allá.

Nuestra opinión: Good Boy parte de la original premisa de actualizar el subgénero de casas encantadas al colocar como protagonista a un perro que se convierte en el punto de vista principal de la película. A partir de ahí, la película cae en los mismos tópicos de siempre, con una historia que no desarrolla demasiado los temas que propone y que se ensimisma en el vacío con la misma frecuencia que el perro «Indy» lo hace mirando a los rincones de las habitaciones.

En realidad, Ben Leonberg ofrece una mirada a los terrores primigenios similar a Skinamarink (Kyle Edward Ball, 2022), donde la arquitectura del espacio concentra las sombras y ruidos que nos asustaban de pequeños. En este caso, se cambia la mirada infantil por la mirada perruna, pero la esencia es prácticamente la misma. Destacan algunas set pieces de terror puro, la planificación de los encuadres o los momentos oníricos donde presenciamos las pesadillas del can, sin embargo, la trama se vuelve confusa cuando quiere vincular el pasado y el presente, creando una especie de maldición alrededor de la casa que se transmite de generación en generación, a hombres y perros.

La película también puede leerse como una metáfora sobre la muerte y la enfermedad, sobre cómo nos consume hasta hacernos desaparecer, pero planteándolo desde los ojos de los que acompañan a los enfermos y su miedo a la pérdida. La escena final nos plantea igualmente la necesidad de superar la oscuridad del dolor para continuar viviendo. Good Boy tiene buenas ideas, pero no el hype no está a la altura del resultado final.


MONSTER ISLAND

Dirigida por: Mike Wiluan
Intérpretes: Dean Fujioka, Callum Woodhouse, Alan Maxson
País: Singapur – Indonesia
Panorama

Sinopsis: En 1944, un soldado japonés y un prisionero de guerra británico se encuentran varados en una isla desierta del Pacífico, perseguidos por una criatura anfibia. Dos enemigos acérrimos que deberán unirse para sobrevivir a lo desconocido.

Nuestra opinión: Monster Island (Orang Ikan. Enemigos) es un curioso e irregular filme de bajo presupuesto que homenajea al cine fantástico de los años 50-60 y los efectos especiales artesanales de antaño. La película tiene dos partes diferenciadas que acontecen simultáneamente y no siempre casan bien. La primera es un bienintencionado drama bélico situado en el contexto histórico de la Guerra del Pacífico, que recuerda mucho a Infierno en el Pacífico (John Boorman, 1968), al situar a un soldado japonés y a un prisionero inglés que deben sobrevivir en una isla aparentemente desértica tras haber sido encadenados en un barco que naufraga tras ser torpedeado. Son enemigos de guerra y la incomunicación entre ellos se acrecienta por el uso de idiomas distintos, pero deben buscar un entendimiento mutuo cuando aparece un enemigo común mucho más peligroso.

Ahí entra en juego el espíritu de las monster movies clásicas y el terror selvático a lo Depredador (John McTiernan, 1987). Orang Ikan es una bestia con una fuerza descomunal, mitad Godzilla, mitad monstruo de la laguna negra, que vive en la isla y no piensa darle la bienvenida a los soldados náufragos. Como es de esperar, los hombres limarán sus asperezas y entablarán una amistad inolvidable para luchar juntos contra el monstruo.

Los efectos visuales de Monster Island (Orang Ikan. Enemigos) resultan entrañables y algunos momentos rozan el gore más festivo, pero el público acostumbrado al CGI no sé si entrará en este juego nostálgico. Y es que se nota que el director Mike Wiluan es un aficionado al terror de Serie B y es loable su intento de revivir ese fantástico desprejuiciado, con aroma a VHS y muñecos articulados, pero el peso del drama es excesivo y ensombrece los momentos más lúdicos de la trama.

A la sesión nocturna en Tramuntana han acudido a presentar la película la productora Fumie Suzuki y el director de la segunda unidad Edward Khoo.


WE BURY THE DEAD

Dirigida por: Zak Hilditch
Intérpretes: Daisy Ridley, Brenton Thwaites
País: Australia
Oficial Fantàstic Competición

Sinopsis: Cuando su marido desaparece tras un catastrófico experimento militar que diezma la población de Tasmania, Ava se une a una “unidad de recuperación de cadáveres” con la esperanza de encontrarlo con vida. Pero su búsqueda da un giro escalofriante cuando los cadáveres que está enterrando comienzan a mostrar signos de vida.

Nuestra opinión: We Bury the Dead es una nueva incursión en el cine apocalíptico que intenta dar una vuelta de tuerca al subgénero de zombis sin conseguirlo plenamente. La factura técnica de la película es impecable, la ambientación, fotografía y montaje están cuidados al detalle, tanto que el resultado es demasiado pulcro, sin espacio para la sorpresa. El australiano Zak Hilditch se mueve con pericia en el género, ya lo demostró con Las últimas horas (2014), sin embargo, su forzada tendencia a virar hacia el melodrama y alejarse del terror convierte el visionado en un carrusel de sensaciones encontradas donde se disfrutan los momentos de género puro y nos repele cuando utiliza herramientas propias de un telefilme de media tarde (los flashbacks acerca del marido, el militar zumbado, el «inesperado» desenlace…).

La actriz Daisy Ridley se convierte entonces en el punto de vista único de la película, todo el peso de la trama recae sobre sus hombros, la cámara la sigue a todas partes y ella da la réplica con una interpretación sólida y sentida que intenta llenar los huecos de un personaje construido con trazo grueso. El único giro honesto que ofrece esta historia poco novedosa en el fondo es que los muertos que reviven lo hacen para cumplir con sus cuentas pendientes, por eso los cadáveres que murieron en paz nunca despiertan.

De todas formas, la premisa zombi acaba siendo una excusa, un telón de fondo para desarrollar el drama interior de los personajes. En ese sentido, podríamos decir que la película tiene un enfoque parecido al de la reciente Descansa en paz (Thea Hvistendahl, 2024), pero centrándose aquí en la maternidad truncada y en una relación sentimental resquebrajada por la infidelidad. En definitiva, We Bury the Dead hubiera sido una película impactante si no cayese en tantos lugares comunes y sentimentalismos innecesarios.


58 Festival de Sitges 2025


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