sábado, septiembre 30, 2023

Centenario Alain Resnais: Crítica de ‘Las malas hierbas‘ (2009)

Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Las malas hierbas

En 2009, Alain Resnais dejó momentáneamente los referentes teatrales que marcaron la última etapa de su carrera para volver a la narrativa como material literario de partida, para ello tomó la novela «L’incident» (El incidente) del escritor francés (muy poco traducido y editado en nuestro país) Christian Gailly. El propio Resnais (aunque bajo el pseudónimo de Alex Réval) escribió la adaptación a guion cinematográfico en colaboración con su amigo, el guionista y director, Laurent Herbiet.

«El Incidente», que en su versión cinematográfica vería su título cambiado a Las malas hierbas (Les herbes folles en el original francés), parte precisamente de un incidente banal: el robo del bolso a una mujer de mediana edad a la salida de una zapatería, para, a partir de ahí, desarrollar una historia un tanto arbitraria sobre los comportamientos impulsivos, las decisiones carentes de lógica y el origen irracional del deseo como fuerza motriz de las relaciones humanas.

Cuando un hombre (también de mediana edad) llamado Georges Palet (André Dussolier) encuentra accidentalmente la cartera que estaba en el bolso robado a la mujer, surge en él una obsesión por conocer a esa mujer llamada Marguerite Muir (Sabine Azéma) que parece tener dos caracteres diferentes a juzgar por las dos fotografías que ilustran la documentación que hay en su cartera: un rostro serio y triste en su carnet de identidad y el de una mujer alegre y feliz en su licencia de vuelo.

Sus torpes intentos por conocerla que rozan (si no traspasan) el límite del acoso, darán lugar a una serie de conductas impulsivas descabelladas que, como las malas hierbas, irán creciendo sin control hasta alterar su ya de por sí frágil estado mental y la vida conyugal con su esposa Suzanne (Anne Consigny). Hay una serie de personajes secundarios bien dibujados en el guion y muy bien interpretados por sus actores: la Elodie (hija de Georges) de Sara Forestier, el policía del siempre inquietante Mathieu Amalric o la compañera de trabajo de Marguerite a la que da vida Emmanuelle Devos, pero tanto la novela como la película se ocupan fundamentalmente de dos personajes protagonistas: la mujer a la que roban su cartera y el hombre que la encuentra.

Alain Resnais (con la complicidad de su coguionista) se empeña en exprimir al máximo todas las posibilidades narrativas de dos personajes llenos de peculiaridades y rarezas indagando en las consecuencias de un “incidente” que, en circunstancias normales, no deberían haber llegado más lejos de la denuncia del robo en la comisaría de policía y, como mucho, el agradecimiento de la víctima al benefactor que encuentra la cartera.

Para ello, trata de trasponer con desigual éxito los recursos literarios de Gailly a recursos cinematográficos, el problema es que esa trasposición no siempre funciona con la coherencia deseada para la integridad de un relato cinematográfico ya que no todo lo que funciona sobre el papel ha, por fuerza, de funcionar en el celuloide.

Resnais, sin embargo, asume todos esos riesgos renunciando a dicha coherencia en virtud de una mayor aproximación a los mecanismos narrativos de un referente literario que le cautivó más por el estilo que por el fondo argumental. Es decir, Resnais lleva aun más lejos su deseo de fidelidad a la novela, no se conforma con la fidelidad a lo que ocurre sino que, además, quiere ser fiel a cómo es contado lo que ocurre y, para ello, trata de convertir los ritmos y pulsiones de la narración en ritmos y pulsiones cinematográficos. Todo esto hace que la película, en algunos momentos, vuelva a la fragmentación espacial y temporal y a los juegos con el montaje que fueron seña de identidad de su cine en sus primeras películas y durante buena parte de su filmografía.

Además de esta fragmentación del relato, el director bretón vuelve a otro de sus recursos más queridos, el empleo de la voz en off que, en Las malas hierbas, se desdobla en dos vertientes: por un lado la del narrador de la historia (ya presente en la novela) que va introduciendo a los personajes y poniendo en situación al espectador y, por otro, la voz del propio André Dussolier que hace explícitos los pensamientos y emociones más intimas de Georges Palet (llegaremos a “oírle pensar” lo mucho que le gustaría agredir a una chica que se ha puesto ropa interior negra debajo de unos pantalones blancos).

La cámara cobra una libertad inusitada con alternancia de tomas fijas, movimientos de cámara caprichosos y secuencias filmadas con cámara al hombro. También hay cierto exceso en el uso (un tanto rudimentario) del croma dada la afición de Resnais a rodar en estudio o, mejor sería decir, su aversión a rodar en exteriores. Todo este variopinto catálogo de tomas se ve complicado posteriormente en la sala de montaje donde se introducen algunas veleidades como un plano de André Dussolier andando marcha atrás, un falso final al estilo hollywoodiense o planos compuestos con superposición de una imagen recortada (que representa los pensamientos del personaje) sobre otra en la que el personaje es filmado en la realidad.

La transición entre secuencias se ve a menudo separada por breves fragmentos de imágenes de hierbas (salvajes) creciendo en lugares donde la hierba no debe crecer, como el asfalto o los bordillos de una acera, si bien es cierto que esto no es una constante como lo eran los planos de nieve en su anterior película Asuntos privados en lugares públicos que puntuaban todos los cambios de escena/secuencia.

Aunque Resnais nunca dejó de experimentar con el lenguaje cinematográfico en toda su variedad de recursos y siempre evitó repetir caminos ya trillados en su filmografía, podemos decir que en Las Malas hierbas, vuelve, después de varias películas sin hacerlo, a poner el mecanismo formal de su cine por encima del guion, de los actores y de la película en su conjunto. Y eso, en alguien tan libre como Resnais no es más que una decisión voluntaria y respetable pero que, sin duda, hace la película menos accesible para la mayoría de los espectadores y particularmente para cierto tipo de público que pudo conectar con Smoking/No Smoking, On connaît la chanson o En la boca no.

Las malas hierbas recibió cuatro nominaciones a los premios César incluyendo la categoría de mejor película y en el Festival de Cannes de 2009, Alain Resnais, a sus 87 años, fue galardonado por el jurado con un premio especial a la trayectoria por su trabajo y su contribución excepcional a la historia del cine.


Las malas hierbas está disponible en la plataforma FILMIN. Existe, además, una edición en DVD a cargo de Karma Films fácil de encontrar en los sitios habituales de compra de películas.

Las malas hierbas

6.5

Puntuación

6.5/10

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