Balance cinematográfico de 2023 por José F. Pérez Pertejo
Somos muchos a los que nos gusta esto de utilizar el final del año como un momento para hacer balance y repasar lo mejor y lo peor de los últimos doce meses: miramos nuestras fotos, revivimos los viajes que hemos hecho, las personas que hemos conocido, las dolorosas pérdidas, los momentos felices con familiares y amigos (y los infelices, claro), los éxitos y sinsabores del trabajo, los libros leídos, los conciertos escuchados, las obras de teatro… y las películas. Y como de películas va esta página en la que perpetro mis escritos va ya para diez años, vamos al tradicional balance cinematográfico del año en el que, como somos así, de natural bonachón, solemos centrarnos en lo mejor y mirar de refilón lo peor.
Parece ineludible aclarar que referirse al año 2023 comprende a las películas estrenadas en España en este año aunque se trate de producciones del año pasado (o incluso anteriores). Esto explica la presencia de, por ejemplo, Babylon de Damien Chazelle o The Fabelmans de Spielberg que, en realidad, son de 2022 pero no pudimos ver en nuestro país hasta 2023. A pesar de que quedan lejanos sus estrenos allá por enero, su presencia en la lista es inexcusable.
La película que más me ha gustado de todas cuantas he visto en 2023 es Vidas pasadas, tuve ocasión de verla durante el pasado Festival de San Sebastián en uno de esos maratonianos días festivaleros en los que vi seis películas, así que creo que el hecho de que se me quedara grabada y que la recuerde vívidamente tiene aun más mérito (de la película, no mío). La delicada historia tejida por Celine Song con una estructura narrativa en tres tiempos y unos magníficos intérpretes es una de esas películas que, de vez en cuando, nos hacen revivir la pasión por el cine.
Una bonita mañana, la última película de Mia Hansen-Løve, me gustó tanto que me llevó a revisarme la filmografía completa de su directora y dedicarle un ciclo en esta misma página que se publicó durante ocho semanas del pasado verano. Me parece, ahora mismo, uno de los grandes nombres del cine europeo, heredera de la mejor tradición del cine francés e insuflada de los aires de modernidad del siglo XXI.
Anatomía de una caída es una de las mejores Palmas de Oro de los últimos años, precisa en la narración, vibrante en su desarrollo y con una interpretación de Sandra Hüller de las que no se olvidan. También entran en mi lista de favoritas la más reciente película de Nanni Moretti; el magnífico biopic de Bernstein realizado por Bradley Cooper y la exquisitez filmada por Tran Anh Hung que en España se le puso el espantoso título de A fuego lento con unos magníficos Benoît Magimel y Juliette Binoche. Cierro la lista con la, en mi opinión, mejor comedia del año, la divertidísima e inteligentísima El inocente de Louis Garrell que también nos llegó con bastante retraso.
Puestos a fabular, si se pudiesen incluir fragmentos de películas, estoy seguro de que en la lista, probablemente en lo más alto, figuraría la última hora de Los asesinos de la luna, puede que la mejor hora de cine del año, pero como el maestro Scorsese se ha empecinado en que tiene que tenernos casi cuatro horas sentados en la butaca aunque eso signifique atentar contra la capacidad de síntesis y alargar innecesariamente secuencias cuyo único propósito es el lucimiento de sus actores (productores de la peli, por otra parte), no puedo incluir en la lista una película tan irregular. Se me quedan fuera de la lista, provocándome gran pesar, películas estupendas como TÁR (Todd Field), Almas en pena de Inisherin (Martin McDonagh), The Quiet Girl (Colm Bairéad), Las ocho montañas (Van Groeningen y Vandermeersch), El regreso de las golondrinas (Li Ruijun), Monstruo (Kore-Eda) o El chico y la garza (Hayao Miyazaki).
Respecto a las dos películas que nos tuvieron entretenidos en verano, Oppenheimer de Christopher Nolan (también innecesariamente alargada) y Barbie de Greta Gerwig, ambas se quedan fuera de la lista por poco. Me parecen películas muy estimables y a las que hay que agradecer el empujón que han dado a las taquillas a nivel mundial. Necesitamos películas así (y campañas publicitarias como las que tuvieron) que lleven a la gente a las salas de cine.
Y vamos con el debido repaso al cine español. La mejor película española del año me parece, con varios cuerpos de ventaja sobre la siguiente, el regreso a la pantalla del maestro Víctor Erice con la muy emocionante Cerrar los ojos, maravillosamente escrita y filmada, cuenta con unas interpretaciones de Manolo Solo, José Coronado y Ana Torrent sencillamente inolvidables. También me parece fabulosa la última película de J.A. Bayona, La sociedad de la nieve, aunque el hecho de conocer la historia al dedillo me restó gran parte de la emoción que podría haber sentido. Paula Ortiz, tras varios años de silencio, ha regresado con dos películas fantásticas en un año: la incomprendidísima Teresa y la producción británica Al otro lado del río y entre los árboles. Santa Teresa y Hemingway en un año, ahí es nada. También me han gustado mucho 20.000 especies de abejas y Las chicas están bien, los dos mejores debuts del año, de Estíbaliz Urresola e Itsaso Arana respectivamente.
Hablar de las peores películas del año siempre es un asunto espinoso, sería mejor hablar de lo que no nos ha gustado, pero he visto alguna cosa sonrojante que incluso ha ganado un festival importante de nuestro país. A buen entendedor… Tampoco me gustaron nada películas muy celebradas como La ballena de Aronofsky, El maestro jardinero de Schrader o To Leslie de Michael Morris.
Después de este preámbulo tan largo como una película de Scorsese, vamos con la lista:
- Vidas pasadas (Celine Song)
- Una bonita mañana (Mia Hansen-Løve)
- Cerrar los ojos (Víctor Erice)
- Anatomía de una caída (Justine Triet)
- Babylon (Damien Chazelle)
- El sol del futuro (Nanni Moretti)
- Maestro (Bradley Cooper)
- A fuego lento (Tran Anh Hung)
- The Fabelmans (Steven Spielberg)
- El inocente (Louis Garrell)