sábado, noviembre 15, 2025

Crítica de ‘Gaua’: Un cuento alegórico con un imaginario visual fascinante

Las críticas de Daniel Farriol:
Gaua

Gaua es un filme español de género fantástico que está escrito y dirigido por Paul Urkijo Alijo (Errementari (El herrero y el diablo), Irati). Montañas vascas, siglo XVII. En plena caza de brujas, Kattalin huye de su marido, abandonando el caserío en mitad de la noche. Perdida en la negrura del bosque, siente una presencia que la persigue. En su camino, se topa con tres mujeres que, mientras lavan la ropa junto al río, comparten cuentos de miedo y habladurías del pueblo. Para su asombro, Kattalin acabará convirtiéndose en parte de esas mismas historias.

Está protagonizada por Yune Nogueiras, Elena Irureta, Ane Gabaraín, Iñake Irastorza, Xabi López, Erika Olaizola, Manex Fuchs y Elena Uriz. La película ha pasado por diversos festivales como Sitges y se estrenó en salas comerciales en España el día 14 de noviembre de 2025 de la mano de Filmax.

Una fábula con trasfondo social

Gaua (que significa noche en euskera) es un cuento sobre brujas que lanza una mirada al pasado para dialogar con nuestro presente. De ese modo, la fábula se tiñe de realidad en el retrato de unas mujeres oprimidas y perseguidas por la Inquisición que se erigen en pioneras de la lucha feminista, el empoderamiento y la sororidad. La metáfora no es demasiado sutil e incluso se subraya demasiado el mensaje en determinados momentos, especialmente durante un desenlace orgásmico pasado de rosca o en el retrato caricaturesco que se hace del sacerdote-cazador (dando misa con una escopeta en el altar…), pero aún así la película de Paul Urkijo Alijo fluye enrabietada como un poderoso alegato envuelto en misticismo y oscuridad.

La trama nos sitúa en el siglo XVII, en un pequeño pueblo perdido en la inmensidad de las montañas vascas, uno como tantos otros. Los lugareños conviven a diario con la miseria, la enfermedad, el fanatismo religioso y las supersticiones. Kattalin (Yune Nogueiras) es una joven casada en contra de su voluntad con un hombre que la maltrata si le desobedece o no cumple con las expectativas de lo que la sociedad de la época consideraba «una buena esposa». Una noche decide escaparse de ese cautiverio matrimonial y echa una setas venenosas en la sopa de la cena que cocina para su marido. Después hace la maleta y huye por el bosque, perseguida por los susurros de la culpa y el miedo a lo desconocido. Realidad y fantasía se entremezclan con facilidad en esta fábula nigromántica.

Los monstruos del bosque y todo lo que simbolizan hostigan a la chica durante su huida, el director se luce mostrando la representación de esos miedos en una de las mejores secuencias de la película. Kattalin se encuentra con tres mujeres que lavan la ropa sucia en el río, Graxiana (Elena Irureta), Reme (Iñake Irastorza) y Beltra (Ane Gabarain), en realidad, son tres brujas que transforman sus chismes en cuentos de horror para interpelar a la joven por lo sucedido a Estertxi (Elena Uriz), una bruja que ha sido torturada y quemada en la hoguera.

Un imaginario visual fascinante en ‘Gaua’

Gaua posee una estructura episódica que recupera la tradición oral de los cuentos recitados a la luz de la hoguera, pero con la particularidad que aquí todos los fragmentos del relato están relacionados entre sí para aglutinar la verdadera dimensión de lo que nos quieren contar. Esas ramificaciones en forma de historias independientes funcionan como pinceladas certeras de un lienzo completo que nos transporta a una época en que la fe abrazaba la represión y la hipocresía. La caza de brujas fue una excusa para imponer la supremacía heteropatriarcal y el miedo a la desobediencia civil a través de un control férreo de la moralidad impuesta por la doctrina de la Iglesia. Los tiempos han cambiado, la mentalidad de las nuevas generaciones también, pero los problemas de fondo son los mismos y la lucha por reivindicar la identidad individual continúa a día de hoy.

Por eso la película de Paul Urkijo Alijo plantea un romance lésbico como eje de la historia y como detonante interno para los conflictos que tiñen de odio y sangre el resto de la trama. Todo ello envuelto por un imaginario visual fascinante, oscuro y tenebroso, pero al mismo tiempo luminoso y resplandeciente en su reivindicación de la libertad.

Tras otras incursiones en el fantástico como Errementari (El herrero y el diablo) (2017) e Irati (2022), el director continúa explorando las leyendas de la mitología vasca para reinventar y actualizar las viejas temáticas con elementos reconocibles del presente, adentrándose en un universo propio lleno de hallazgos visuales donde fusiona lo ancestral con lo terrenal, la magia con lo empírico. El resultado es exitoso, pese a los muchos riesgos que toma, su cine es un oasis de fantasía con regusto a tiempos añejos que no se parece en nada a otras propuestas del fantástico español reciente.

Gaua«La noche es para las de la noche»

El periplo de Kattalin en Gaua es el de la liberación total, escapando de los convencionalismos e imposiciones sociales que la mantenían encadenada a una vida que le impedía expresarse como mujer, aunque ese viaje iniciático no está exento de contradicciones. En la parte final de la película se enfrenta a otro juicio moral donde debe dar cuentas de su actitud, pero esta vez no es ante el tribunal de la Inquisición sino en un aquelarre donde también es reprendida, apaleada y torturada antes ni tan siquiera de escuchar su versión de la historia. Resulta bastante perturbador y paradójico esta misma forma de actuar de las brujas con la que tienen sus perseguidores, principalmente porque también es un fiel reflejo de los extremismos ideológicos y políticos que vivimos hoy en día: o estás con alguien o estás contra él, entonces, ¿dónde queda el espacio para la libertad individual?

Pero más allá de estas consideraciones, lo que atrapa de Gaua es su alucinante puesta en escena. La fotografía de Gorka Gómez Andreu encuentra el equilibrio perfecto entre la recreación histórica y la evocación fabulesca, ayudado por un trabajo impresionante de vestuario y ambientación escénica que habrá supuesto para el equipo un meticuloso trabajo de documentación, además de las influencias pictóricas de Goya o Füssli en el tratamiento que hace el director del espacio, las sombras y el encuadre.

En definitiva, la película Gaua puede disfrutarse como una incursión fantástica en la brujería y el folclore mitológico vasco, o también como una alegoría sobre la búsqueda de la libertad frente a los dogmas que la coartan. Lo que sí está claro, es que Paul Urkijo Alijo tiene una voz propia en el cine fantástico actual.

Gaua


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Gaua

7

Puntuación

7.0/10

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