Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Ciclo-Retrospectiva Lillian Hellman
Julia (1977)
“Las pinturas al óleo, sobre el lienzo, al ir envejeciendo a veces se hacen transparentes y así es posible ver en determinados cuadros los trazos originales, aparecerá un árbol a través de un vestido de mujer, un niño dejará paso a un perro, un barco dejará de estar en alta mar. A esto se le llama pentimento, porque el pintor se arrepintió, cambió de idea”.
De todas las películas vinculadas con Lillian Hellman, ya sea porque se ocupó ella misma de escribir el guion o porque, aún con guiones de otros, son adaptaciones de obras suyas, Julia es, sin duda alguna, la más personal por estar basada en el segundo de sus tres libros de memorias que, con el título “Pentimento”, se publicó en 1973. Cuatro años después, en 1977, Fred Zinnemann filmó su última gran película sobre un guion de Alvin Sargent. Por lo visto Lillian Hellman, con más de setenta años y alejada ya de la maquinaria de Hollywood no puso ningún empeño en ocuparse personalmente de escribir el guion, algo que, a buen seguro habría chocado con el controlador carácter de Zinnemann.
Julia toma su título del nombre de la mejor amiga (Vanessa Redgrave) de infancia de Lilly, Lillian Hellmann (Jane Fonda). La acción se sitúa en 1934, en los inicios de la carrera de Hellmann como dramaturga cuando estaba ya emparejada con el escritor de novela negra Dashiell Hammett (Jason Robards). Ambos viven en una casa junto al mar y mientras Hammett da grandes paseos, Hellmann se pelea con la máquina de escribir y su bloqueo creativo. A partir de aquí, Zinnemann ejerce una dirección clásica, sobria y al servicio de sus personajes. Articula el relato como recuerdos de la propia Hellmann a través de flashbacks y mediante un uso (no demasiado invasivo) de la voz en off.

La reconstrucción de los recuerdos de infancia y primera juventud se alterna con episodios del presente, cuando Hellmann viaja a Europa para reencontrarse con Julia que, dejando atrás su aristocrática y adinerada familia se ha convertido en una militante antifascista a caballo entre Viena y Berlín. Todo el film transpira tensión dramática, pero son particularmente brillantes todas las secuencias en el tren, cuando Lilly viaja de París a Moscú pasando por Alemania para llevar a cabo un peligroso encargo.
La elegante realización de Zinnemann se enriquece con la romántica partitura de Georges Delerue y la fotografía de Douglas Slocombe llena de tonos cálidos y sombríos con sutiles virajes cromáticos para acentuar los cambios temporales. Sin embargo, lo más sobresaliente es un reparto plagado de grandes interpretaciones, Jane Fonda está soberbia en la encarnación de Hellmann, tanto en su fuerte carácter como escritora (crisis creativas incluidas) como en su lado más vulnerable durante los momentos de serio peligro que atraviesa durante su viaje. Vanessa Redgrave compone a una mujer vitalista, que lleva su idealismo a la acción encarnando la resistencia contra el nazismo como una militante activista dispuesta a arriesgar la vida. Jason Robards da vida al escritor Dashiell Hammett con un conseguido equilibrio, por contradictorio que parezca, entre despotismo y humanidad. El retrato se completa con una impresionante aparición de Maximilian Schell en un breve personaje enigmático y tierno. Finalmente, como curiosidad, aparece una jovencita desconocida, en su primer papel en el cine, cuyo nombre es, ni más ni menos, Meryl Streep.
En una lectura superficial, podríamos reducir Julia a una historia sobre una amistad entre dos mujeres que se demuestran lealtad y profundo cariño, pero este fragmento de la biografía de Lillian Hellmann es, además, un retrato histórico de la Europa del periodo de entreguerras cuando, superados los felices años veinte se respiraba un ambiente prebélico que, finalmente, sería el caldo de cultivo de la Segunda Guerra Mundial.
Julia nos habla además de la creación literaria, del compromiso político, de la fragilidad de la memoria a través de la fragmentación de los recuerdos y de la identidad femenina en un mundo dominado por hombres.

La película, a pesar de su incuestionable éxito en taquilla y sus once nominaciones al Óscar (que se tradujeron en tres estatuillas), estuvo rodeada de grandes controversias por las acusaciones a Hellmann de haber falseado la historia y haberse apropiado de la vida de otra mujer para escribir el personaje de Julia que, algunos investigadores y conocidos de Hellman señalaron que nunca existió. También provocó polémica el descontento de Hellmann con el resultado del film pues consideraba que Zinnemann había filmado una película “estéticamente cuidada pero emocionalmente fría” que desdibujaba a su personaje y desplazaba el protagonismo al de Julia, pintándola a ella como una mujer insegura y dependiente cuando ella se describía a sí misma con mucho más coraje y determinación.
El caso es que, controversias al margen, Julia fue una de las películas más importantes de 1977, recibió once nominaciones al Óscar, entre ellas las correspondientes a mejor película, dirección, guion y cuatro nominaciones interpretativas para Jane Fonda (mejor actriz), Vanessa Redgrave (mejor actriz de reparto), Jason Robards y Maximilian Schell (ambos a mejor actor de reparto). A pesar de que perdió los Óscar principales en favor de Annie Hall (Woody Allen), obtuvo tres Óscar, los correspondientes a mejor actriz de reparto para Redgrave, mejor actor de reparto para Robards y al mejor guion adaptado para Sargent.
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