viernes, noviembre 14, 2025

73 SSIFF. Retrospectiva – Lillian Hellman. Crítica ‘The Dark Angel (El ángel de las tinieblas)’ (1935)

Las críticas de Daniel Farriol:
Ciclo-Retrospectiva Lillian Hellman
The Dark Angel (El ángel de las tinieblas) (1935)

The Dark Angel (El ángel de las tinieblas) es un melodrama estadounidense que está dirigido por Sidney Franklin, con un guion de Lillian Hellman, Mordaunt Shairp y Claudine West, adaptando la obra de Guy Bolton. Kitty y Alan se conocen desde niños. Ya adultos, siguen enamorados. Alan es llamado a filas y antes de partir deciden casarse. Como no encuentran un sacerdote, sellan la alianza a su manera. Pero cuando Alan vuelve de la guerra, la relación ya no será la misma.

Está protagonizada por Fredric March, Merle Oberon, Herbert Marshall, Janet Beecher y John Halliday. La película ha podido verse en el Festival de San Sebastián 2025 dentro de la Retrospectiva Clásica que han dedicado a la guionista.

Más romanticismo que tinieblas

El engañoso título de The Dark Angel (El ángel de las tinieblas) puede hacernos augurar que nos encontramos frente a una película de terror, pero nada más lejos de la realidad. La película de Sidney Franklin es un melodrama romántico de corte clásico que tiene como trasfondo histórico la Primera Guerra Mundial y cuya producción lleva el sello inequívoco de calidad que poseían las producciones de Samuel Goldwyn. El guion de de Lillian Hellman, Mordaunt Shairp y Claudine West es una adaptación de una obra de teatro del dramaturgo Guy Bolton que ya había sido llevada a la pantalla en 1925 por George Fitzmaurice y que estuvo a punto de ser nuevamente adaptada en 1962 por Ross Hunter y con Rock Hudson como protagonista, trasladando la acción de la película a la Guerra de Corea.

La versión que nos ocupa nos presenta un triángulo sentimental atípico para la época en que se realizó donde vemos a una mujer, Kitty (Merle Oberon), que mantiene una relación especial con Alan (Fredric March) y Gerald (Herbert Marshall), amigos de infancia. Ella está enamorada del primero y el segundo está enamorado de ella, pero entre los tres existe un vínculo especial e inquebrantable que está por encima de las convenciones sociales o de los celos.

Sin embargo, esa relación a tres se verá truncada con la llegada de la guerra y la llamada a filas de los dos hombres. Un malentendido propiciará el drama y el sentimiento de culpa se apoderará de los tres. El origen del malentendido puede verse hoy en día como algo absurdo, pero hay que asumir la mentalidad de la época hacia las relaciones prematrimoniales y el porqué todos ocultan información relevante que hubiera cambiado el rumbo de las cosas.

De niña a mujer

The Dark Angel (El ángel de las tinieblas) tiene un inicio poco prometedor con un prólogo de comedia ligera y una Kitty, aún niña, bastante repelente. Por suerte, la presentación de los personajes en edad infantil es escueta y solo sirve como preludio de la relación adulta, un botón de muestra para que entendamos la fortaleza de la relación del trío adquirida con el paso de los años. Una secuencia elocuente e inesperada que muestra bien a las claras el talante de ese triángulo sentimental es cuando Kitty se despide de ambos amigos con un beso en los labios antes de que se marchen a la guerra.

El tono de Sidney Franklin se ensombrece durante la segunda mitad del filme y el melodrama se infla con la ruptura del triunvirato, primero por la aparente muerte en combate de uno de los hombres y luego por el trauma que provoca una discapacidad que se transforma en un muro para recuperar la felicidad del pasado. Sin embargo, la película no cae en el sentimentalismo de postal ni busca la lágrima fácil, el guion apuesta por un estudio psicológico mucho más profundo de sus personajes, planteando de manera sutil cuáles son sus contradicciones, anhelos y sentimientos encubiertos que disfrazan bajo una nueva falsa normalidad.

Tres son multitud, pero bien avenidos

Las piezas del puzzle se reajustarán tras una escena final tan improbable como emotiva donde los tres personajes volverán a asumir su rol inicial, uno de esos presuntos finales felices donde siempre pierde alguien. Hay un acercamiento sutil al fantástico mediante algunas premoniciones en momentos puntuales, pero no es algo que finalmente se explote en la trama y queda como mera anécdota en la representación de esa conexión emocional más allá de lo racional que existe entre los tres protagonistas.

La mayor virtud de The Dark Angel (El ángel de las tinieblas) es manejar el romanticismo sin caer en lo obvio con un desarrollo de personajes que ofrece capas complementarias, en especial para Alan, quien tras sobrevivir a la guerra asumirá una nueva identidad como escritor de cuentos para niños. Su poder de fabulación para asombrar a los más pequeños con historias inventadas es también una muestra de la capacidad que tiene para aislarse de su propia realidad y su ceguera (no me refiero a la física que no deja de ser una metáfora).

A nivel técnico la película resulta bastante solvente (por algo se llevó el Oscar a la Mejor Dirección Artística) y destaca el uso del fuera de campo para mostrar los estragos de la guerra, por ejemplo, mostrando el paso del tiempo con una elipsis donde las cuatro estaciones se suceden sin solución de continuidad frente a la casa familiar o representando el bombardeo fatal a través de unos destellos de luz que invaden la puerta de un barracón donde la fotografía de los tres protagonistas preside la mesa.   


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El ángel de las tinieblas

6.8

Puntuación

6.8/10

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