viernes, noviembre 14, 2025

73 SSIFF. Retrospectiva – Lillian Hellman. Crítica ‘Dash and Lilly’ (1999)

Las críticas de Daniel Farriol:
Ciclo-Retrospectiva Lillian Hellman
Dash and Lilly (1999)

Dash and Lilly es un biopic británico-estadounidense que está dirigido por Kathy Bates y que cuenta con un guion escrito por Jerrold L. Ludwig, inspirado en la vida y obra de los escritores Dashiell Hammett y Lillian Hellman. Su turbulenta historia de amor se enmarca en hechos históricos tan importantes como las dos Guerras Mundiales y la caza de brujas de McCarthy. Hammett escribió la obra que dio pie a El halcón maltés, mientras que su compañera Lillian firmó importantes libretos como el de La jauría humana.

Está protagonizada por Sam Shepard, Judy Davis, Bebe Neuwirth, Laurence Luckinbill y David Paymer. La película ha podido verse en el Festival de San Sebastián 2025 dentro de la Retrospectiva Clásica que han dedicado a la guionista.

Una pareja atípica contra todos y contra ellos mismos

Dash and Lilly es un telefilme que hace un retrato somero a la vida y obra de dos de los escritores más influyentes del siglo XX: Dashiell Hammett y Lillian Hellman. Se trata de un biopic que supuso el debut en la dirección de la actriz Kathy Bates y se centra principalmente en la tempestuosa relación sentimental que mantuvieron ambos durante varias décadas, marcada por las constantes infidelidades, discusiones y reproches entre ambos. Lo que plantea la película es la falsa idea de una historia de amor como las de antes, la de una pareja que supo vencer a todas estas adversidades y otras que llegaron desde el exterior en forma de mccarthismo, guerras y precariedad laboral. Un vínculo inquebrantable entre dos personas que se necesitaban y amaban más allá de cualquier convención social. Muy bonito… sobre el papel.

El guion de Jerrold L. Ludwig, acostumbrado a trabajar en televisión para series de todo tipo, resulta insuficiente para trasladar esas emociones contradictorias al espectador. El retrato inicial de los personajes es bastante insufrible y sensacionalista, cuesta empatizar con esas dos mentes inquietas abocadas al alcoholismo, deslealtades constantes y comportamientos infantiles, sin que el texto preste la misma atención a su talento literario, al proceso creativo o la repercusión que tuvo su obra. La película cumple como biopic porque se repasan los eventos más señalados de su trayectoria, en especial, la época oscura de Hollywood donde ambos fueron llamados a declarar en juicio durante la «caza de brujas», pero lo triste es que se pierde la oportunidad de ir más allá de un planteamiento descriptivo de los hechos para profundizar en los aspectos sociológicos o políticos del asunto.

Dentro de una película de cine negro

Dash and Lilly (el utilizar los diminutivos para el título ya deja claro el distanciamiento hacia ellos como referentes artísticos) se inicia con el primer encuentro de los dos en una fiesta. Un flechazo instantáneo que termina en noche romántica (más bien en calentón) y que supondrá el inicio de una relación intermitente no exenta de altibajos emocionales. Ella era una mujer que, por aquel entonces, estaba casada con el también escritor Arthur Kober, pero el impacto que tuvo en ella conocer a Hammett fue tan fuerte que en la película vemos como al regresar a casa le pide el divorcio a su marido esa misma noche. Es una muestra del tono «peliculero» que tiene la propuesta y que también trasciende a la puesta en escena, por otra parte, cuidada hasta el detalle en ambientación, vestuario o dirección de arte.

Por ejemplo, el primer encuentro de la pareja parece directamente extraído de una película de cine negro en la que Hellman actúa como la típica femme fatale que aparecería en una de las novelas de Hammett. Podría haber resultado incluso divertido ese juego de metaficción donde los escritores se transformasen en prolongaciones de los personajes de sus novelas, sin embargo, en la película acaba siendo una pose artificial que nos despega del realismo que debe tener cualquier película biográfica.

Dash y Lilly se convierten, entonces, en estereotipos de una novela negra, en arquetipos literarios manidos sobre el escritor torturado y borracho que recibe los arrumacos de adulación por parte de la dama sufridora que quiere ponerle los pies en el suelo. La estética también nos remite al cine negro clásico, siempre aparecen envueltos por el humo de sus cigarrillos o con una botella de alcohol que completa el ménage à trois perfecto. Al final, cuesta reconocer las personalidades reales de ambos escritores bajo esa fachada hollywoodiense. Pasa igual con otros personajes que quedan despojados de las virtudes por las que pasaron a la historia, la propia dramaturga Dorothy Parker aparece como amiga confesora de Hellman haciendo ganchillo. ¿Nada más? Pues vale.

Recital interpretativo en un biopic convencional

Dash and Lilly logra que odiemos a unos personajes inmersos en una relación tóxica aunque después se dulcifique para conmovernos en la parte final del relato con aquello de «tras superar todas las adversidades se mantuvieron unidos hasta que la muerte los separó». Lo cierto es que ambos tenían una personalidad peculiar y estaban llenos de contradicciones, no creo que su relación pueda ser ejemplo para nadie.

Por otro lado, el legado de su obra queda en segundo término, se ofrecen breves apuntes de los estrenos teatrales de los éxitos de Hellman o vemos imágenes en televisión de La cena de los acusados (The Thin Man) (W.S. Van Dyke, 1934), la adaptación de la última novela escrita por Hammett, pero en general son aportaciones de relleno, no es algo que al guionista le interese indagar, son detalles que pasan igual de desapercibidos que el contexto histórico de la época que precisamente tanto influyó en esos textos.

Dash and Lilly es un convencional biopic sobre una pareja nada convencional. Kathy Bates se acerca a sus personajes desde la devoción ciega que siente, idealizando y justificando algunos de sus aspectos o comportamientos menos honrosos, prefiere ponderar el tono populachero sobre la reflexión mordaz a la que ellos nos tenían acostumbrados. Por suerte, el magnífico trabajo de sus dos protagonistas, Sam Shepard y Judy Davis, en dar vida a esos dos titanes de la literatura, hace que permanezcamos atentos a la pantalla más allá de los clichés que representan, siempre y cuando seamos capaces de separar a los personajes que interpretan de su influencia artística. Si la película sirve para dar a conocer a alguien la figura de ambos escritores y su obra, la doy por buena.


¿Qué te ha parecido la película ‘Dash and Lilly’?

Dash and Lilly

6.3

Puntuación

6.3/10

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