viernes, noviembre 14, 2025

73 SSIFF. Sección Oficial. Crítica de ‘Le Cri des Gardes – The Fence’: Demasiado teatral adaptación de la obra de Bernard-Marie Koltès

Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Sección Oficial
Le Cri des Gardes

No es fácil adaptar al cine la obra teatral del dramaturgo francés Bernard-Marie Koltès, uno de los más influyentes del último cuarto del siglo XX y hoy, quizá, un poco pasado a segundo plano. Sus obras, cargadas de un lenguaje poético que, a menudo, se instala en extensos monólogos o en diálogos que transcurren como duelos de oratoria entre dos personajes, pueden atragantarse un poco en su transformación a guion cinematográfico. Tampoco ayuda que sus personajes tiendan a lo arquetípico y encarnen más posiciones sociales que personalidades individualizadas o que sus obras suelan tener cierta ambigüedad espacio-temporal, situándose en lugares apartados de la civilización y con finales abiertos que dejan al espectador un poco desamparado.

Quizá por todo esto no haya muchas películas basadas en sus obras, ahora mismo no soy capaz de recordar ninguna. El caso es que la cineasta francesa, Claire Denis, siempre inquieta y amante de los riesgos, se atreve ahora con El grito de los guardias (Le Cri des Gardes) también titulada The Fence para el mercado internacional.

La obra nos sitúa en un proyecto de obras públicas en África Occidental, en un lugar remoto en el que junto a la obra, una edificación sirve de vivienda al capataz de la obra, Horn (Matt Dillon) y a un joven ingeniero Cal (Tom Blyth). Un trágico suceso cuya naturaleza (accidente laboral, homicidio, imprudencia) está por desvelar acaba la vida con un joven obrero negro de nombre Nouofia. Al anochecer, su hermano Alboury (Isaach de Bankole) se presentará en la edificación, al otro lado de la verja (The Fence) para reclamar el cadáver de Nouofia.

Como cuarto personaje dramático, hace su aparición Leone (Mia McKenna-Bruce), la esposa de Horn que, esa misma noche, llega a este lugar tan apartado para reunirse con su esposo.

Con estos mimbres, Claire Denis hace un recio y seco ejercicio de teatro filmado. Se aprecia muy poco esfuerzo cinematográfico, apenas algunos intentos de planos oblicuos para salvar la frontalidad que quedan un tanto forzados. El resultado es, por tanto, una puesta en escena demasiado teatral donde las largas escenas entre los personajes, que podrían tener mucha más plasticidad sobre un escenario, acaban resultando planas y pesadas en pantalla.

Lo que en ningún caso se le puede negar a Claire Denis es fidelidad a los principios formales y estilísticos de Koltès ni respeto a sus principales preocupaciones temáticas. Construye muy bien a través de la dirección de actores, el choque entre diferentes, personajes de medios dispares (sociales, económicos, raciales) que establecen entre ellos un juego de poder, a menudo violento a través del lenguaje (o lo físico) con el que se genera un clima de tensión, dominación y miedo que interfiere con la comunicación humana.

Hay, particularmente una larga secuencia (no conozco el texto pero apostaría a que Denis la ha mantenido íntegra) entre Horn y Aboury, en la que el diálogo entre ambos se construye a través de largos monólogos que se alternan soltados como torrentes de palabras que vehiculizan amenazas, intentos de negociación, juegos de poder, confesiones y, en definitiva, lucha.

También son largas y tensas las escenas con Leone en las que la joven actriz (28 años) aguanta el tipo a su esposo Dillon (61) frente al personaje que interpreta Blyth (30 años) y en estas escenas está presente el otro gran corpus temático de Koltès que no es si no la exploración del deseo como vínculo, pero también como motor de los impulsos y las palabras e, incluso, como amenaza.

El problema de Le Cri des Gardes es que toda esta fidelidad al material teatral lastra la película como obra cinematográfica. Los 109 minutos acaban pesando demasiado, la puesta en escena es, como se ha dicho, demasiado plana y uno tiene la permanente sensación de asistir a una representación que disfrutaría mucho más en medio escénico. Termina por hacerse aburrida.

Le Cri des Gardes

5.5

Puntuación

5.5/10

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