Ciclo-Retrospectiva Hiroshi Teshigahara, director de cine
Texto: Daniel Farriol
Hiroshi Teshigahara (Tokio, 1927-2001) fue un director fundamental para entender el cine de vanguardia japonés de los años 60, de talante experimental y esencia existencialista, destacó particularmente en su colaboración creativa con el escritor Kōbō Abe y el músico Tôru Takemitsu. Pese a la importancia que tuvo para la renovación del cine japonés de posguerra, convirtiéndose en el primer director de ese país en ser nominado a los Oscar, su nombre aún sigue siendo menos conocido que el de otros cineastas japoneses de su generación. De hecho, la única de sus películas que llegó a distribuirse en España fue La mujer de la arena (1964), una Obra Maestra de poesía surrealista que resume a la perfección todas las constantes vitales de su estilo narrativo.
Un cineasta multidisciplinar en busca de la belleza
Antes de dedicarse al cine, Teshigahara, estudió Bellas Artes y exploró otras artes como la pintura y la escultura, dirigiendo asimismo óperas y obras de teatro Noh. Fue alguien profundamente arraigado al legado cultural de sus ancestros, interesándose por el diseño de jardines zen y salones de té, no en vano su padre Sōfū Teshigahara fue un maestro del arte ikebana (arreglo floral japonés) y fundador de la escuela Sōgetsu-ryū al que él daría continuidad.
Toda esa formación artística quedó patente en muchos de sus trabajos cinematográficos, ya fuera de manera directa como en el corto documental Ikebana (1957) o el dedicado a su padre Sculptures by Sofu – Vita (1963), o de manera más indirecta a través de los protagonistas de sus historias, por ejemplo, en Rikyu (1989) cuenta la historia real de un maestro en la ceremonia del té del siglo XVI que en una escena decora la chashitsu (casa de té) con una flor que aporta la armonía perfecta al espacio.
Su relación con la nueva ola japonesa
Teshigahara se inició en el cine a través del documental, algo que compaginaría durante toda su carrera con trabajos de ficción que sería donde demostraría su verdadero talento. Entusiasta de la nouvelle vague francesa y del neorrealismo italiano, estuvo involucrado en el cine-club Cinema 57 donde discutían acerca de las nuevas corrientes del cine europeo que marcarían ostensiblemente el estilo vanguardista de sus primeras películas. Entre sus mayores influencias podemos citar a Alain Resnais, Luis Buñuel o Michelangelo Antonioni, aunque demostrase tener la suficiente personalidad propia para ser capaz de abordar distintos géneros y estilos, por ejemplo, poco tienen que ver sus incursiones en el surrealismo existencialista con Kōbō Abe si las compramos con el clasicismo de los dramas históricos que abordó al final de su carrera.
Precisamente, como respuesta a las nuevas tendencias del cine europeo surgió la nūberu bāgu (nueva ola cine japonés), corriente artística que se inició a finales de los años 50 y se consolidó durante la década de los 60, concentrando a jóvenes cineastas que querían romper con los esquemas del cine tradicional representado por maestros consagrados internacionalmente como Ozu o Mizoguchi. Su deseo era ofrecer al mundo una lectura alternativa y crítica sobre la sociedad japonesa de posguerra, escarbando sin miedo en problemáticas reales que afectaban a las clases bajas, abordando tabúes como la sexualidad en un entorno patriarcal y buscando formas expresivas rupturistas que les distanciaran del cine clásico.
En mayor o menor medida, pueden adscribirse a aquel movimiento revolucionario cineastas como Nagisa Oshima, Masahiro Shinoda, Susumu Hani, Kaneto Shindō o Shôhei Imamura. Entre todos ellos muchas veces también se cuela el nombre de Teshigahara que tuvo una relación tangencial y estacional con la nūberu bāgu, pero cuyas primeras obras de tono experimental confluyen hacia un mismo instinto de ruptura con lo establecido.
El existencialismo de Kōbō Abe marcaría sus primeras obras
Si nos detenemos a repasar la filmografía de Hiroshi Teshigahara, sus obras más destacadas e interesantes pertenecen precisamente a ese período, entre los años 1962 y 1968, donde fructificó en toda su sensual magnitud la relación creativa que mantuvo con el guionista Kōbō Abe. Ambos profundizaron como no había hecho nadie antes en las contradicciones identitarias del pueblo japonés utilizando un prisma kafkiano y existencialista, muy conectando en ocasiones a teorías de pensadores y filósofos como Jean-Paul Sartre o Albert Camus.
La trampa (1962), el corto Ako (1964), La mujer de la arena (1964), El rostro ajeno (1966) y El hombre sin mapa (1968), son cinco obras de irregular trascendencia que, sin embargo, contienen todas ellas un apabullante discurso visual que demuestra la lucidez única que tenía el director a la hora de abordar la psique humana desde la simbología de la imagen (con especial atención por encuadres de cámara insólitos utilizando reflejos y cristales para filtrar la mirada del espectador).
Cambio de rumbo y retrospectiva
A partir de ahí, Teshigahara combinó su afición por el documental con trabajos menos interesantes, pese al éxito que obtuvo con Antonio Gaudí (1984) para dar a conocer la obra del arquitecto catalán a sus conciudadanos. En la ficción siguió explorando nuevas formas expresivas como en Summer Soldiers (1972), donde se acercó a Cassavetes y al indie estadounidense, para finalizar con Rikyu (1989) y La princesa Goh (1992), un díptico histórico que, paradójicamente, le acercó más que nunca a Kurosawa u otros cineastas japoneses clásicos de los que se había distanciado al inicio de su carrera.
Sin embargo, analizando de cerca ese trayecto de apariencia errante podremos encontrar algunas constantes estéticas y temáticas que dan una coherencia interna a toda su obra. De ellas se desprende su carácter antibelicista y una actitud irreverente no exenta de sarcasmo hacia la condición humana, la sexualidad violenta y, en general, a la tendencia hacia un primitivismo que nos define sin que lo queramos. Se dedicó a explorar las contradicciones sociales entre el viejo Japón y el nuevo Japón, derivadas de la rendición en la Segunda Guerra Mundial y la posterior apertura hacia occidente durante la etapa de crecimiento económico, hallando finalmente en el concepto wabi-sabi (la belleza de la imperfección) el verdadero sentido de la vida.
Aprovechando la retrospectiva que han estimado conveniente dedicar al cineasta dentro de la programación del Festival de San Sebastián 2023, en No es cine todo lo que reluce hemos querido unirnos a ese homenaje a Hiroshi Teshigahara dedicándole un extenso ciclo de críticas que estará compuesto por nueve de sus obras más relevantes, en concreto, siete largometrajes de ficción, un documental y un corto experimental. Todos las reseñas-análisis de sus películas se irán publicando durante las fechas de celebración del Festival (22-30 de Septiembre).
Filmografía de Hiroshi Teshigahara:
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- Hokusai (1953) –corto documental-
- Juuninin no shashinka (Doce fotógrafos) (1955) –corto documental-
- Ikebana (1957) –corto documental-
- Tokyo 58 (1958) –corto documental colectivo-
- Jose Torres / Hozee Toresu (1959) –corto documental-
- La trampa / Otoshi-ana (Pitfall) (1962)
- Sculptures by Sofu – Vita / Inochi. Sofu no chokoku / (Vida. Las esculturas de Sofu) (1963) –corto documental-
- Ako (White Morning) (1964) –corto de ficción incluido en la película episódica La fleur de l’âge, ou Les adolescentes (1964)
- La mujer de la arena / Suna no onna (Woman in the Dunes) (1964)
- Jose Torres II / Hozee Tooresu II (1965) –mediometraje documental-
- El rostro ajeno / Tanin no kao (The Face of Another) (1966)
- Explosion Course / Indi-reesu, Bakusô / Indi car race – Roaring course (1967) –documental-
- El hombre sin mapa / Moetsukita chizu (The Ruined Map) (1968)
- Summer Soldiers / Samâ sorujâ (Soldado de verano) (1972)
- Warera no Shuyaku (1977) –película TV-
- Shin Zato-Ichi. Niji no tabi / Zato-Ichi New Series (Zato-Ichi nueva serie. El viaje del arcoiris / El viaje de los sueños) (1979) –serie TV (2 episodios)-
- Sculpture mouvante – Jean Tinguely / Ugoku chokoku: Jean Tinguely (Esculturas animadas: Jean Tinguely) (1981) –corto documental-
- Antonio Gaudí (1984) –documental-
- Rikyu (1989)
- Basara: The Princess Goh / Gô-hime (La princesa Goh) (1992)
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¿Qué te parece el cine de Hiroshi Teshigahara?