Las críticas de Daniel Farriol:
Mood
Mood es una serie dramática británica creada, escrita e interpretada por Nicôle Lecky donde adapta su propia obra de teatro «Superheroe». En la dirección cuenta con Stroma Cairns (The Uncertain Kingdom) y Dawn Shadforth (Adult Material, Trust). La historia nos muestra como una joven aspirante a cantante se sumerge en el fascinante mundo de las redes sociales y la delgada línea entre la liberación sexual y la explotación. Está protagonizada por Nicôle Lecky (Bloods, Sense8), Lara Peake (Spaceship, Un juego de caballeros), Jessica Hynes, Paul Kaye, Dywayne Thomas, Jason Beeston, Sumit Chakravarti y Mia Jenkins. La serie se ha estrenado en España en AMC+ el día 10 de Noviembre de 2022.
Un realismo social sucio que nos va llevando hacia otros lugares igualmente incómodos
Mood es una serie creada, escrita y protagonizada por la talentosa británica Nicôle Lecky que, rebosando creatividad, adapta a la pantalla la que fuera exitosa obra de teatro «Superheroe», su propio one-woman show, es decir, monólogo. Deconstruyendo el espíritu crítico que tenía aquel texto e introduciendo nuevos personajes para amplificar el universo que retrataba, la serie está compuesta por 6 capítulos donde se desgrana el descenso a los infiernos de una aspirante a cantante que acaba navegando por el lado oscuro de las redes sociales y cayendo, posteriormente, en la prostitución.
Sasha Clayton (Nicôle Lecky) es una joven mestiza que vive en el East End londinense con su madre, su padrastro y su hermanastra, todos ellos blancos. El barrio es una zona marginal donde los hijos de inmigrantes conviven a diario con la miseria, las drogas y la delincuencia, sin un horizonte claro por el que luchar. Sasha aspira en secreto a convertirse en una cantante famosa, pero se pasa el día holgazaneando por casa o consumiendo grandes dosis de alcohol y marihuana en las fiestas a las que asiste de forma asidua y que a menudo terminan de mala manera, la última con un incendio en casa de su ex novio.
Su carácter irascible hace que la convivencia en el hogar familiar se vuelva tan tensa que un día sus padres la echan de casa tras una trifulca. El inicio de la serie nos remite a la tradición del realismo social británico a través de un personaje tremendamente antipático cuyos problemas suelen derivarse de su mala conducta hacia los demás más que de una problemática social a la que le echa la culpa. Pero la serie no es solo eso y, poco a poco, nos va llevando por otros caminos…
Los distintos rostros de internet
Mood muestra con detenimiento la dolorosa metamorfosis de Sasha en la influencer Lexi Caramel, su alter ego en la web Daily Fanz (una réplica de OnlyFans). La obsesión de los jóvenes por las redes sociales y por la fama efímera en internet es otro de los temas que se retrata de manera temprana en la serie. La joven observa con envidia insana las cuentas de instagram de influencers que parecen llevar una vida de ensueño mientras se recuesta en la cama del cochambroso cuarto en el piso que comparte con un vendedor de crack psicótico.
A veces las ansías de dedicarse a la música se confunden con querer simplemente pertenecer al faranduleo del éxito, el dinero y las luces de neón. Es un error común que vemos a diario en las ambiciones de muchos jóvenes que tienen como modelos de conducta a youtubers o tiktokers que ganan dinero a través de sus canales, ya nadie quiere ser astronauta o bombero, el objetivo ahora es ganar dinero generando contenido en redes, pero eso también conlleva sus riesgos.
Sasha conocerá casualmente a una «famosa de internet», Carly (Lara Peake), una rubia pija que es clienta habitual del traficante que tiene como anfitrión. Las dos chicas congeniarán en seguida, tienen las mismas necesidades y el mismo vacío interior, así que la influencer decidirá acogerla como su protegida/discípula, algo que descorrerá las cortinas que ocultan un mundo oculto tras esa fachada de risas, fiestas y felicidad. Es ahí donde la protagonista se irá apartando de su sueño a medida que más cerca cree encontrarse, cayendo en la tentación del dinero fácil que se consigue creando contenido para adultos en redes y, posteriormente, llevando eso a la vida real al empezar a trabajar como escort y prostituta.
La doble realidad: delante y detrás de la pantalla
El descenso a los infiernos de la protagonista de Mood se describe mediante un ritmo frenético donde la chica se va despojando de su dignidad a cambio de fajos de billetes que le permiten llevar esa vida de ensueño que anhelaba mientras observaba la pantalla de su smartphone en la casa familiar del East End de Londres. Pero, ¿es realmente feliz ahora? ¿era ese su verdadero sueño? ¿cómo y por qué ha acabado haciendo cosas que nunca hubiera imaginado hacer? Las respuestas tendrán que ver con un trauma, pero también nos obliga a enfrentarnos como espectadores a una realidad que afecta a muchos jóvenes que no encuentran su lugar en el mundo y que se refugian en el metaverso virtual para esconderse de sus frustraciones.
Eso lo vemos claramente en el personaje episódico de Teeg Jones (Tom Moutchi) un famoso youtuber metido a boxeador esporádico (¿os suena el memo de Borja Escalona?) que tras recibir una paliza retransmitida en internet adopta tendencias suicidas que al día siguiente aborta mediante un nuevo directo donde se muestra extremadamente feliz a sus seguidores. Y es que la imagen que proyectamos en nuestras redes no siempre se corresponde con nuestra realidad cotidiana. La dependencia emocional que adquiere Sasha hacia sus redes es igual de tóxica que la tenía hacia su ex novio (algo que se subraya en exceso para mi gusto).
La esclavitud de la imagen en el cine y la música
Mood es una serie tan contundente como incómoda que reflexiona acerca de la instrumentalización del cuerpo de la mujer y, sobre todo, camina por la delgada línea que separa la liberación sexual de la explotación. Entre los muchos debates que abre Nicôle Lecky en su inteligente texto, se plantea cómo esa pretendida libertad de la mujer afín a los nuevos tiempos donde a menudo el cuerpo se utiliza como símbolo de rebeldía contra el yugo patriarcal, en realidad, con ello se puede estar alimentando a la eterna cosificación de los cuerpos en beneficio de la mirada masculina.
Es un tema demasiado complejo para abarcarlo desde aquí, pero para simplificar, no es lo mismo quitarse el velo en Irán como señal de protesta contra las leyes conservadoras del islamismo radical que compartir fotos semi desnuda en redes para resaltar el empoderamiento femenino. Dicho de otra forma, ¿son Sasha y Carly quiénes de verdad tienen el poder sobre sus cuerpos o son los hombres que les pagan para utilizarlos a su conveniencia?
En ese sentido, Nicôle Lecky no se conforma con lanzar una mirada individual a una serie de personajes y abarca todo el entramado que se mueve tras las bambalinas del cine o de la música, no es casualidad que uno de los directores de la serie, Dawn Shadforth, haya realizado varios videoclips de Kylie Minogue, Selena Gomez o Bjórk. La imagen de los artistas de toda índole siguen esa estela de potenciar la sexualidad femenina como parte del juego, es decir, una canción vende más si la cantante se muestra sexy.
La música de ‘Mood’
La música se integra a la perfección en la narrativa de Mood y, de ese modo, los pensamientos de Sasha a menudo se convierten en escenas de una película musical que reflejan por lo que está pasando a través de las letras de las canciones. Es una forma de evadirse de su propia realidad, de dulcificarla con decorados y coreografías, al igual que hacía Selma en Bailar en la oscuridad (Lars Von Trier, 2000). La banda sonora es brillante y maneja varios estilos musicales distintos que se adaptan a lo que requiere cada momento, además, el registro vocal de Nicôle Lecky es cautivador y nos regala algunas de las mejores secuencias con temas como «You Made Me Like This», «Life is Shit» (en la cola del paro), «Nobody’s Favourite», «Charge It» o «Do You Really Want Me?».
Mood es una serie dinámica, a veces divertida y a veces terroríficamente siniestra, que contiene unas interpretaciones de Nicôle Lecky y Lara Peakeque fantásticas, y que bajo la apariencia de colorista ligereza que poseen sus imágenes millenials nos lleva hasta lugares incómodos en los que nos obliga a repensar ideas preconcebidas sobre temáticas mucho más complejas de lo que creíamos tras visionar el primer episodio.
Listado de episodios de ‘Mood’
Mood es una miniserie británica que está compuesta por 6 episodios de unos 45 minutos cada uno.
Episodio 1 – No vine a pagar, vine a matar
Sasha es una joven mestiza de 25 años que quiere convertirse en cantante, pero pasa los días enganchada a las redes sociales o yéndose de fiesta con la gente del barrio. Tras una disputa familiar, se queda en la calle y tendrá que aprender a buscarse la vida sola.
Episodio 2 – Babygirl
Cuando Sasha se ve obligada a escapar del apartamento de Saleem donde se alojaba de forma temporal, le pedirá el favor a Carly de compartir piso con ella, pero para pagar el alquiler deberá adentrarse en el negocio de su nueva amiga que es una instagramer famosa.
Episodio 3 – Hannibal
Sasha cree que ha encontrado un alma gemela en Carly, pero el reverso oscuro de su vida le llevará por un camino que nunca hubiera imaginado para conseguir dinero fácil.
Episodio 4 – Consigue ese dinero
Sasha visita a su familia y al estudio de grabación con Kobi, y es entonces cuando su viejo mundo y el nuevo chocan de manera irremediable. A medida que se enfrenta a su nueva identidad, ¿podrá dejar atrás su pasado?
Episodio 5 – Perras en jaulas
Sasha realiza su primer viaje de trabajo de chicas al extranjero, pero las cosas toman un giro siniestro cuando la realidad de lo que se espera de las chicas comienza a aclararse.
Episodio 6 – A la mierda la mierda falsa
Sasha sabe que no puede seguir huyendo de su trauma, pero después de encontrar la fuerza para ser honesta, ¿podrá creer en sí misma y encontrar su voz?
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