martes, marzo 19, 2024

Ciclo David Lynch: Crítica de ‘Premonition Following an Evil Deed’ (1995)

Las críticas de Daniel Farriol:
Ciclo David Lynch
Premonition Following an Evil Deed (1995)
-cortometraje-

Premonition Following an Evil Deed es un cortometraje experimental escrito y dirigido por David Lynch como parte de la película colectiva Lumière y compañía (Lumière et compagnie) realizada como conmemoración del 100 aniversario de la invención del Cinematógrafo. La trama gira en torno a los eventos que siguen a un asesinato. Está protagonizado por Michele Carlyle, Jeffe Alperi, Stan Lothridge y Russ Pearlman. Duración: 1 minuto.

Un proyecto conmemorativo del Cinematógrafo de los Lumière

Tras realizar por encargo el corto El vaquero y el francés (1988) como parte de la antología Les français vus par, David Lynch recibió otro encargo en 1995 para formar parte de una nueva antología de cortometrajes, Lumière y compañía. En esta ocasión se trataba de conmemorar el centenario de la invención del Cinematógrafo, la primera cámara cinematográfica que servía también como proyector y que fue inventada por los Hermanos Lumière. Para ello se pidió a cuarenta directores de todo el mundo que hicieran un cortometraje siguiendo un conjunto específico de restricciones, una especie de «Dogma Lumierano». Se debía usar la cámara original patentada por Louis Lumière y Auguste Lumière, los cortos tendrían una duración escasa de menos de 52 segundos (lo que duraba el rollo de película de entonces), no podía usarse sonido sincronizado, se debía filmar con luz natural y no podían efectuarse más de tres tomas.

Entre los directores seleccionados junto a Lynch encontramos nombres tan atractivos como Theo Angelopoulos, John Boorman, Costa-Gavras, Peter Greenaway, Lasse Hallström, Abbas Kiarostami, Andrei Konchalovsky, Spike Lee, Arthur Penn, Liv Ullmann, Wim Wenders, Zhang Yimou, Michael Haneke, James Ivory, Patrice Leconte o Jacques Rivette, entre muchos otros igualmente reconocidos cineastas, además de los españoles Vicente Aranda, Fernando Trueba y Bigas Luna. Toda una espectacular alineación de Champions si utilizáramos un símil futbolero. El problema es que limitar los cortos a menos de un minuto hace que finalmente sean trabajos poco trascendentes dentro de sus respectivas filmografías.

Abstracto y bizarro

El fragmento realizado por David Lynch lleva el título de Premonition Following an Evil Deed y nos acerca a los orígenes de su cine donde se combinaba lo pictórico con lo abstracto. El corto se inicia con el hallazgo de un cadáver y finaliza con la comunicación de esa muerte por parte de la policía a los familiares de la víctima. Entremedias, un par de planos oníricos que bien podrían formar parte de la imaginación de una mujer que tiene la premonición de esa muerte antes de que se la comuniquen o de la representación habitual que hace el director de lo celestial contrapuesto a lo infernal.

Hay un plano especialmente bizarro en el que aparecen unos seres que parecen extraterrestres con cabezas deformes junto a una mujer desnuda en un tanque de agua convertido en una especie de cámara de tortura. Es una imagen que estéticamente nos remite al expresionismo alemán y a Metrópolis (Fritz Lang, 1927), pero trufada del surrealismo habitual de su autor para retrotraernos al inolvidable inicio de Cabeza borradora con aquel hombre accionando unas palancas como acto de creación, así que esto bien podría ser su reverso oscuro, la maquinaria de la destrucción de vida.

52 segundos de oscuridad

Hay que reconocer que Lynch hizo un poco de trampa en Premonition Following an Evil Deed y las tres tomas de que disponía según las normas las convirtió en cinco, eso sí, cerrando la lente en tres ocasiones y con tres cortes de montaje visibles más una transición donde el humo sirve para ocultar el cuarto empalme como si tratara de un truco del prestidigitador francés Georges Méliès. Son 52 segundos para un relato abstracto sobre el miedo en el que se recrea un asesinato. La escasa definición de la imagen y la limitación lumínica que aún caracterizaba las cámaras de la época, dan un aspecto aún más desasosegante a las imágenes, dejándonos con ganas de ver más del habitáculo en que se mueven esos extraños seres deformes.

En una entrevista donde le preguntaron el porqué hacía películas, Lynch contestó que “me gusta hacer películas porque me gusta entrar en otro mundo. Me gusta perderme en otro mundo. Y las películas para mi son un medio mágico que te hace soñar… te permiten soñar con la oscuridad. Es algo fantástico perderse dentro del mundo del cine.”. Y esa es, queridos amigos, la esencia del cine de David Lynch, la fascinación por lo extraño y obligarnos a entrar de su mano a un mundo llenos de sombras y monstruos que conviven entre nosotros.


¿Qué te ha parecido el cortometraje?

Premonition Following an Evil Deed

7

Puntuación

7.0/10

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