Las críticas de Daniel Farriol:
La ira de Dios
La ira de Dios es un thriller dramático argentino dirigido por Sebastián Schindel (Crímenes de familia, El hijo), que también coescribe el guion junto a Pablo Del Teso (La herencia, Rooster’s Blood), adaptando la novela «La muerte lenta de Luciana B.» de Guillermo Martínez. La historia relata las trágicas muertes que se suceden en la familia de Luciana, una joven que fue asistenta de Kloster, un famoso escritor de novelas de misterio al que denunció por acoso y al que la chica inculpa de las muertes sin que nadie le crea.
Está protagonizada por Juan Minujín (Las buenas intenciones, Los dos papas), Macarena Achaga (En las buenas y en las malas, El candidato), Diego Peretti (El robo del siglo, Casi leyendas), Ornella D’Elía (La chica más rara del mundo, Los sonámbulos), Monica Antonopulos, Guillermo Arengo, Romina Pinto y Germán de Silva. La película se ha estrenado en Netflix el día 15 de Junio de 2022.
«La ficción crea muerte»
La ira de Dios es un interesante thriller dramático que se cuece a fuego lento y nunca llega a arder por completo, pero aún así tiene una trama de intriga atrapante y plantea algunas turbadoras cuestiones morales. La historia trata sobre Luciana (Macarena Achaga), una joven que trabaja como asistenta de un famoso novelista llamado Kloster (Diego Peretti). La chica mecanografía todos los días los dictados del escritor al tiempo que cuida de su hija pequeña cuando la madre llega tarde a casa. Todo da un vuelco cuando el hombre se propasa con ella y decide dejar el trabajo para denunciarle por acoso.
Desconozco la estructura narrativa que tiene la novela en que se inspira el guion «La muerte lenta de Luciana B.» de Guillermo Martínez, pero la película está contada con constantes saltos temporales que combinan presente y pasado de una manera que no termina de cuajar, probablemente el suspense hubiera funcionado mejor e in crescendo si se hubiera optado por un orden cronológico de los acontecimientos. A partir de la denuncia realizada por Luciana se irán sucediendo diversas muertes trágicas en su entorno familiar y su lucha será intentar convencer a la gente de que es Kloster quién está detrás de todos esos crímenes. Según el novelista, «la ficción crea vida, pero también crea muerte». ¿Será Kloster de verdad un asesino vengativo o las muertes serán simplemente producto del azar y de la obsesión de Luciana con su pasado?
Justicia o venganza
Aunque la respuesta a esa pregunta parece bastante obvia desde un principio, en ciertos pasajes de La ira de Dios se logra que dudemos sobre los hechos que van ocurriendo al hacer coincidir de manera inteligente el punto de vista del espectador con el punto de vista de Esteban Rey (Juan Minujín), un periodista cultural que investiga las muertes para realizar un artículo. Es un personaje que se debatirá entre la razón y la locura obsesiva en la que parece estar sumida Luciana, pero el cual, a su vez, tiene su propio pasado de resentimiento con el escritor al haberle ninguneado cuando le mandó unos borradores de novelas sin recibir respuesta.
Los diálogos de la película incorporan varias metáforas, incluso bíblicas, sobre la justicia y la venganza. En un momento dado, Kloster explica que la Ley del Talión en realidad no se basa en un literal «ojo por ojo, diente por diente» sino en la retribución del dolor sufrido con una venganza que logre equipararlo sin tener por ello que realizarse exactamente mediante una misma acción. Peretti encarna a un Kloster oscuro y enigmático al que nunca vemos efectuar acciones perversas y que, sin embargo, en su mirada siempre refleja la posibilidad de una maldad latente. Por contra, Macarena Achaga tiene que afrontar un personaje en distintas edades y, aunque la actriz aparenta menos de los 30 años que tiene, no cuela como adolescente durante la etapa en que trabaja como asistenta del escritor.
Los dos cisnes
La última novela de Kloster que aparece en la película se titula «Odile & Odette» en referencia a los personajes de «El lago de los cisnes» (misma obra que va a representar la hermana de Luciana con la escuela de danza). Es una forma de volver a incidir en la dualidad humana, en el cisne blanco y el cisne negro que todos llevamos dentro.
La ira de Dios termina siendo una película imperfecta, pero bastante entretenida, que mantiene el interés hasta el desenlace final. Es cierto que posee un desarrollo dramático algo irregular bastante perjudicado por la estructura de saltos temporales y que su inquietante intriga inicial nunca llega a alcanzar un clímax suficientemente satisfactorio para el espectador, aún así, se trata de un thriller psicológico de calidad, con una cuidada presentación formal y una buena construcción de personajes ambivalentes que ofrece una distracción que la hace destacar por encima de otros productos similares.
Como curiosidad final, comentar que la adaptación de la novela «La muerte lenta de Luciana B.» efectuada por Sebastián Schindel llega 15 años después del rodaje truncado que tenía previsto realizar Adolfo Aristarain con Celeste Cid, Dario Grandinetti y Juan Diego Botto, como protagonistas.
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