viernes, noviembre 14, 2025

Crítica de ‘La larga marcha’: Andad, andad, malditos

Las crónicas de Laura Zurita:
La larga marcha

En un futuro distópico, cien adolescentes participan en una brutal competición conocida como «La larga marcha», donde deben caminar sin descanso: si se detienen o reducen la velocidad de la marcha, mueren. Solo uno sobrevivirá.

La larga marcha está dirigida por Francis Lawrence sobre un guion de J.T. Mollner, siendo una adaptación de la novela homónima de Richard Bachman (pseudónimo de Stephen King). La película está interpretada por Cooper Hoffman, David Jonsson, Judy Greer, Garrett Wareing, Tut Nyuot, Charlie Plummer, Ben Wang, Jordan Gonzalez, Joshua Odjick, Mark Hamill y Roman Griffin Davis. La película se estrena en España el 14 de noviembre de la mano de Diamond Films.

Alegoría de Vietnam

Esta película es una adaptación de La larga marcha, una novela distópica de Stephen King, publicada en 1979 bajo el seudónimo de Richard Bachman. La historia describe un macabro “reality show” en el que cien adolescentes deben caminar sin detenerse; si infringen las reglas, son ejecutados por soldados, hasta que solo quede uno. Escrita en los primeros tiempos de King como escritor, la novela anticipa la fascinación contemporánea por el entretenimiento extremo y los mecanismos de control social.

A menudo se ha interpretado la novela como una alegoría de la guerra de Vietnam, sobre todo por la forma en que muestra la crueldad de un espectáculo que devora a sus participantes y la experiencia de jóvenes enviados a un destino fatal sin comprender del todo las razones. La obra sigue siendo de candente actualidad: su feroz crítica a la televisión y a la banalización de la violencia puede aplicarse con facilidad a los reality shows que hoy consumimos sin pestañear.

La larga marcha se considera una de las principales influencias de la saga de Los juegos del hambre de Suzanne Collins. Ambas historias comparten la idea de jóvenes obligados a participar en una competencia mortal, aunque difieren en contexto y propósito. Por eso tiene sentido que Francis Lawrence —el mismo director responsable de la mayoría de las adaptaciones cinematográficas de Los juegos del hambre— sea ahora quien lleve La larga marcha a la gran pantalla.

Al pasar al formato audiovisual, la historia pierde parte del trasfondo social y simbólico de la novela. Su enfoque se limita a la competición misma, sin esforzarse en mostrar la dimensión política ni la crítica mediática que King proponía. No obstante, esos ecos siguen reverberando a lo largo de todo el metraje, en grado suficiente para ser demoledora.

Un reto para director y actores

El retrato del agotamiento físico y psicológico de los chicos en La larga marcha resulta algo superficial; un retrato más realista habría sido aún más estremecedor. Aun así, la tensión se mantiene de principio a fin: con pocos elementos, la narración cinematográfica logra intensificarse de forma progresiva. La cámara alterna entre la proximidad del grupo y planos generales que muestran, con inquietante cadencia, cómo los participantes van cayendo uno a uno. Es extremadamente inquietante la actitud del público: asisten, callados e inexpresivos, mientras la marcha atraviesa el país en toda su crudeza.

El tratamiento del espacio, no es sencillo. Todo ocurre mientras los personajes caminan, y cada acción debe subordinarse a ese movimiento constante. La cámara sigue hábilmente al grupo, y a veces se detiene en una conversación o en un gesto que parece prometer reposo, aunque en realidad nunca lo ofrece.

La música refuerza la sensación de cansancio y desamparo: es tan fría y distante como el propio relato del horror. En general, se impone un contraste entre la retórica épica que envuelve la prueba y la desnuda realidad que muestra, la de unos jóvenes enviados a la muerte por propósitos oscuros.

Los jóvenes actores tienen que trabajar en unas condiciones exigentes y salen airosos de la prueba. Destacan Cooper Hoffman (con un remarcable parecido físico a su fallecido padre, Philip Seymour Hoffman) y la notable presencia física de David Jonsson.

La larga marcha no es una película perfecta: su desenlace, algo apresurado, puede generar discusión. Pero en conjunto, es una obra notable, aterradora sin recurrir al terror, precisamente por lo cerca que está de lo conocido y lo real.


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La larga marcha

7.2

Puntuación

7.2/10

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