Las críticas de Daniel Farriol en el 78 Festival de Locarno:
The Plant from the Canaries
The Plant from the Canaries es un drama alemán que está escrito y dirigido por Lan-XI Ruan. May, una coreana de treinta y pocos años, se encuentra repentinamente sola tras una ruptura amorosa inesperada. Mientras pasa días sin dormir en Berlín, los recuerdos de su juventud en Seúl resurgen silenciosamente. Un retrato contemporáneo de una mujer atrapada entre épocas, identidades y los sutiles vaivenes de la vida cotidiana.
Está protagonizada por Hyeonsu Jung, Daria Wichmann, Márton Nagy, Sara Morante y Christian Valerius. La película ha podido verse en la sección Concorso Cineasti del Presente de Locarno Film Festival 2025.
Una película semiautobiográfica
The Plant from the Canaries es un relato minimalista, simpático y sencillo sobre el proceso de adaptación a una nueva realidad social y sentimental tras una ruptura de pareja. La directora china Lan-XI Ruan afincada en Berlín debuta con un filme semiautobiográfico donde también vierte las experiencias de otras mujeres de su entorno. Desde la sutileza del costumbrismo cotidiano nos plantea las dificultades que ella misma tuvo para encontrar su lugar en una cultura distinta y la necesidad de tener apoyos emocionales (en especial, de otras mujeres) para afrontar la soledad no deseada. Precisamente, en un documental realizado este mismo año, Berlin, without me 此心安處是吾鄉, incide en estos mismos temas desde una perspectiva aún más personal, fotografiando los espacios vacíos del apartamento donde reside en Alemania.
May (Hyeonsu Jung) se convierte, entonces, en una suerte de sosias de la propia directora que deambula por las calles invernales de Berlín tras sufrir una inesperada ruptura sentimental. Reconstruirse a partir de los recuerdos solo puede hacerse viviendo nuevas experiencias que los sustituyan y para ello encuentra la complicidad de Nadine (Daria Wichmann), una mujer alemana un poco mayor que ella con la que visita salones de baile, hace excursiones en bicicleta o tira piedras en un lago. Esa relación de amistad se nos narra como todo lo demás, con una naturalidad exenta de artificios, pero también demasiado distante para que empaticemos por completo.
Estilo rohmeriano con zooms a lo Hong Sang-soo
Lan-XI Ruan se mira en el espejo de Éric Rohmer, Woody Allen o Hong Sang-soo, del que toma prestado su particular uso del zoom en un par de ocasiones. Al igual que sus cineastas referentes la directora se centra en las relaciones personales y posiciona los diálogos por encima de la trama, sin embargo, carece de la profundidad filosófica e intelectual de los dos primeros.
Los personajes de The Plant from the Canaries son meros bocetos sin desarrollar, apenas conocemos nada de ellos y los aspectos que sí se nos cuentan son adornos sin ninguna relevancia para la trama. Por ejemplo, May es guionista y sabemos que se dedica a modo de freelance al cine, pero nunca la vemos trabajar, escribir o planificar ningún proyecto, tan solo advertimos su afición cinéfila por una secuencia en la que acude a ver una película coreana a un cine y solicita que modifiquen el ratio de proyección de la pantalla.
Tampoco ayuda a congeniar con sus inquietudes identitarias la planificación que hace la directora de encuadres lejanos para conversaciones banales donde lo único que destacan son los escenarios urbanos y naturales de una ciudad de Berlín distinta a la que acostumbramos a ver en el cine. La implicación de Hyeonsu Jung con May es lo que en verdad logra que el espectador se identifique con el personaje.
Naturalismo y subtexto
The Plant from the Canaries plantea cuestiones interesantes que se quedan en el trasfondo de sus imágenes. La sensación de no pertenencia de los expatriados, el desconocimiento occidental de las distintas culturas asiáticas o el proceso de sanación tras una ruptura a través del autodescubrimiento, son todos ellos temas suficientemente atractivos que daban para una película de mayor calado emocional. Al final, pese a la belleza serena de algunos momentos, la sutileza de The Plant from the Canaries se vuelve en su contra, el naturalismo se transforma en liviandad y las distintas estampas tragicómicas que se suceden no encuentran una verdadera conexión argumental que las sustente.
Por contra, una de las mejores escenas de la película es el reencuentro de la pareja en un parque meses después de su separación. La cámara de Lan-XI Ruan cierra abruptamente a un primer plano de la protagonista que, con solo cerrar los ojos, hace desaparecer a su exnovio y comprobemos que ya no está a su lado cuando el plano vuelve a abrirse a plano medio. Es una forma poética de representar el olvido y nuestra capacidad de regeneración desde el interior. El naturalismo se tiñe ahí de un halo simbólico cuyo uso continuado hubiera enriquecido la narrativa del filme.
The Plant from the Canaries posee el encanto nostálgico de lo cotidiano y se deja ver con la placidez de quien revisa unas viejas fotografías, sin embargo, su displicencia narrativa hace que no alcance la trascendencia necesaria para emocionarnos.
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