No es cine todo lo que reluce se ha desplazado hasta el 57 Festival de Sitges 2023, y os iremos contando nuestras primeras impresiones de todas las películas que tengamos la oportunidad de ver, así como todas otras cosas interesantes que sucedan en estos días tan señalados y dedicados al mejor cine fantástico y de terror que se estrenará en los próximos meses. Hoy os hablamos de las películas: Oddity, The Last Sacrifice y Night Silence.
ODDITY
Dirigida por: Damian McCarthy
Intérpretes: Gwilym Lee, Carolyn Bracken, Tadhg Murphy
País: Irlanda
Panorama
Sinopsis: Un año después de que su hermana gemela fuera brutalmente asesinada en una remota finca rural, Darcy, una autoproclamada psíquica y coleccionista de curiosidades, le hace una visita inesperada a su cuñado y a su nueva novia. Darcy intuye que la muerte de su hermana esconde un secreto, y está decidida a descubrir la siniestra verdad acompañada de un macabro muñeco de madera.
Nuestra opinión: Una de las quejas habituales durante los últimos festivales en Sitges es que cada vez hay menos terror y más películas-híbrido con otros géneros. Es una consecuencia de la producción actual en el género que para abarcar a un público más generalista, en muchas ocasiones, está convirtiéndose en una excusa para historias dramáticas, reflexiones sociales o humor negro, dejando de lado la esencia más pura del terror o el fantástico (ahí tenemos, por ejemplo, Nightbitch y otros sucedáneos del género que renuncian a lo que podría diferenciarlas).
Por suerte, cada año hay sorpresas inesperadas como Oddity, de Damian McCarthy, que ya demostró su talento en Caveat (2020), que con presupuestos ajustados y mucha inventiva logra ponernos los pelos como escarpias. El director irlandés se ha convertido en la punta de lanza de una generación de cineastas irlandeses que está tomando el mando europeo en el terror, sin ir más lejos, en este Sitges, otra de las grandes películas de terror fue la de su compatriota Aislinn Clarke, Fréwaka (2024). Es un cine que apela a los miedos primarios y que encuentra en las profundidades del folclore cultural de su país (real o inventado) la herramienta ideal para generar el miedo.
En Oddity, el guion es lo de menos, algunos giros parecen sacados de un telefilme policíaco de sobremesa mientras que otros simplemente no tienen una explicación lógica. Y es que la película adquiere su propia lógica a través de un imaginario alucinante donde tiene cabida un tétrico muñeco de madera con vida propia y otros objetos malditos que regenta la propietaria ciega de un anticuario que haría las delicias de los demonólogos Ed y Lorraine Warren. En ese sentido hay que destacar el inquietante trabajo realizado por la actriz Carolyn Bracken en un doble papel, pero es que su composición de la psíquica Darcy merecería un spinoff para conocer mucho más de sus aventuras anteriores.
McCarthy consigue el desasosiego a través del uso de los espacios cerrados con una planificación certera donde cada plano resulta turbador en su composición (en segundo término casi siempre hay una puerta, una silueta, un lugar oscuro…), centrando casi toda la acción en el interior de una casa (sucedía lo mismo en su anterior trabajo), pero ingeniándoselas para crear una atmósfera malsana cuyos potentes jump scares te pillan desprevenido. Lo mejor es acercarse a Oddity sabiendo lo mínimo de ella para que te sorprenda con sus giros imposibles y unas imágenes que se te quedarán grabadas por mucho tiempo en la retina. Damian McCarthy es ya uno de los nombres propios del terror actual que habrá que seguir de cerca.
THE LAST SACRIFICE
Dirigida por: Rupert Russell
Intérpretes: –
País: Reino Unido
Sitges Documenta
Sinopsis: En 1945, Charles Walton fue asesinado en Warwickshire, Inglaterra. A día de hoy, su crimen sigue sin resolver, aunque algunos aventuran que fue cosa de brujería. Un enigmático caso real que ahora es objeto de un documental true crime, que examina tanto los raros detalles del crimen y su contexto como la influencia que este tuvo en El hombre de mimbre, título emblemático de un subgénero tan en boga en la actualidad como es el folk horror.
Nuestra opinión: The Last Sacrifice es un documental indispensable como Woodlands Dark and Days Bewitched: A History of Folk Horror (Kier-La Janisse, 2021) para entender el fenómeno del folk horror y sus conexiones con la evolución del pensamiento social. En este caso, Rupert Russell (hijo del inefable Ken), con la estrategia de un true crime, traza un paralelismo fascinante entre el asesinato de Charles Walton en 1945 y el origen de este subgénero cinematográfico que se caracteriza por el uso del folclore mitológico como origen del miedo atávico dentro de una comunidad a la que llega un extraño.
De hecho, ese crimen sin resolver fue la inspiración de la novela «Ritual» de David Pinner y de la película The Wicker Man (Robin Hardy, 1973), junto a otros títulos referenciales del folk horror cuyas imágenes se utilizan para ilustrar la investigación del crimen real. Es un trabajo de documentación brillante por su inteligente edición que combina entrevistas, imágenes de archivo y fotogramas de ficción en una especie de acervo generacional que, al mismo tiempo, sirve como análisis social y fílmico.
El documental se divide en varias partes que examinan las distintas hipótesis que sobrevuelan en la muerte de Charles Walton, un agricultor británico de 74 años que fue asesinado brutalmente el Día de San Valentín, tras ser golpeado en la cabeza con su propio bastón, clavándole una podadera en el cuello y una horquilla de dos puntas en el pecho. Nadie en el pueblo vio ni escuchó nada hasta que su propia sobrina halló el cadáver varias horas después. Aunque la investigación asumió que podía ser un robo, la indiferencia de los lugareños, algunas conexiones de esa muerte con otras anteriores en similares circunstancias, y la creencia de que el hombre había practicado la brujería, fueron gestando una leyenda urbana que se amplificaría a través de la ficción.
The Last Sacrifice asombra por su capacidad de síntesis y la revelación de datos que añadirán más intriga a lo que sucedió. Pero más allá de su desarrollo a modo de true crime de investigación, el documental resulta un testimonio indispensable para entender las características principales del folk horror y las conexiones de su imaginario cinematográfico con las prácticas ocultistas, las supersticiones locales y la mitología nigromántica, pero también con los cambios sociales provocados por la liberación sexual ante la represión del pensamiento religioso.
NIGHT SILENCE (CISZA NOCNA)
Dirigida por: Bartosz M. Kowalski
Intérpretes: Maciej Damiecki, Zdzislaw Wardejn, Wlodzimierz Press
País: Polonia
Oficial Fantàstic Competición
Sinopsis: Lucjan, un actor retirado, es ingresado por su hijo en una residencia en medio del campo. Nada definitivo, solo durante unos meses, mientras reforman la casa. Reticente al principio, le convence la hospitalidad del equipo y de los residentes. No obstante, pronto una ola de asesinatos aterroriza al lugar. Atormentado por terroríficas pesadillas, Lucjan se deberá enfrentar a una amenaza grotesca si quiere salir de allí con vida.
Nuestra opinión: Night Silence (Cisza Nocna) es el nuevo trabajo del polaco Bartosz M. Kowalski, autor de la polémica Playground (Patio de recreo) (2016). En este caso, nos lleva hasta una residencia de ancianos en la que ingresa el protagonista, lo que le lleva a reflexionar sobre la soledad, la muerte y el abandono. El filme tiene un ritmo lento, casi mortecino, en el que integra un extraño simbolismo con cabida para monstruos infernales. Sin embargo, no funciona bien esa doble vertiente de la historia, la parte fantástica queda totalmente desconectada de la parte humana que es mucho más interesante.
Night Silence (Cisza Nocna) es otra película que utiliza el terror como excusa no como forma expresiva en su historia. Su planteamiento resulta confuso, y ni siquiera el estupendo trabajo de Maciej Damiecki, fallecido tras el rodaje, logra evitar el sopor ante un desarrollo tan plomizo de los acontecimientos. Y es una pena porque había una historia potente, en realidad dos.
Por un lado tenemos la crítica social que aborda el abandono que sufren nuestros mayores en instituciones aceptadas socialmente como purgatorios donde esperan la muerte. Por otro tenemos la subtrama de terror donde los internos mueren en extrañas circunstancias, algo que hemos visto en muchas películas de hospitales. Sin embargo, el director no acaba de decidirse por cuál película contar, poco importa cuando llega el mejunje mitológico del final donde se propone una lucha entre vida y muerte o, si se prefiere, la aceptación del final como una liberación o un tormento.
Night Silence (Cisza Nocna) es un thriller psicológico donde el drama tiene más peso que lo terrorífico, con buenas interpretaciones y una ambientación siniestra que apela a los miedos terrenales, pero se queda a medio camino de sus verdaderas intenciones.
57 Festival de Sitges 2024
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