viernes, marzo 29, 2024

Crítica de ’Todo a la vez en todas partes’: Vivir y morir de mil formas en mil mundos

Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Todo a la vez en todas partes

Estrenada en España allá por mayo de 2022 y recientemente reestrenada en salas de cine dado su gran éxito de taquilla, sus innumerables premios y las once nominaciones al Óscar con las que se presenta como gran favorita a alzarse con el “Óscar gordo”, Todo a la vez en todas partes es la segunda película dirigida por Daniels, que es como se hacen llamar de modo conjunto Dan Kwan y Daniel Scheinert, guionistas y directores de varios cortometrajes y series de televisión hasta que con Swiss Army Man (2016) dieron el salto al largometraje de ficción.

Estamos ante una película que se convierte en inclasificable por la cantidad de géneros a los que podría adscribirse haciendo honor, precisamente, a su título. Es una comedia, pero dramática y de género familiar; al mismo tiempo es una película de acción, de artes marciales y de ciencia ficción aderezada con tintes surrealistas, de humor absurdo y románticos. Añádanle a todo eso un trasfondo existencialista que, si nos empeñamos, podríamos tomarnos en serio y tendremos la película más loca e imaginativa que ha podido verse en mucho tiempo en los circuitos comerciales.

Confieso que la he visto dos veces y que he necesitado el segundo visionado para ser capaz de poner su originalidad, su ritmo trepidante y sus brillantes interpretaciones por encima de sus dificultades de inteligibilidad para las cuales hay que aceptar una serie de premisas argumentales y de códigos visuales a los que no todos los espectadores estamos acostumbrados.

En esencia, y como punto de partida, tenemos a una familia de inmigrantes chinos en Estados Unidos que regentan una lavandería de esas que se estilan mucho por allí. Los Daniels se permiten una especie de prólogo para presentar a los personajes y los problemas que les acucian como si fuéramos a ver una película absolutamente convencional. El negocio es regentado por el matrimonio formado por Eveyln (Michelle Yeoh) y Waymond (Ke Huy Quan), ambos están atravesando dificultades conyugales y tienen una hija, Joy (Stephanie Hsu) cuyo lesbianismo no terminan de aceptar. La vida parece no poder presentar más problemas cuando reciben la visita desde China del anciano y conservador abuelo Gong Gong (James Hong) y, además, deben afrontar una auditoría de la lavandería a cargo de una excéntrica inspectora de hacienda (Jamie Lee Curtis).

A partir de aquí, olvídense de los códigos narrativos convencionales y acepten que todos tenemos un montón de existencias simultáneas en trayectorias vitales alternativas que se desarrollan en otros universos y que se han ido desarrollando según las decisiones vitales que hemos ido tomando a lo largo de la vida. Es decir, hay que aceptar la idea del multiverso que, más allá de la fe de cada uno, en la ficción sirve para justificar todas las delirantes ideas que puedan ocurrírsele a un guionista por disparatadas que sean.

El caso es que los Daniels, a pesar de la locura argumental, consiguen dotar a su película de cierta coherencia interna y salpicar de excéntricas explicaciones los saltos de un universo a otro y los diferentes roles que, los mismos personajes, adoptan según dónde se encuentren. Es decir, como en aquellos libros de “Elige tu propia aventura” que conocimos los lectores de mi edad y que no sé si siguen existiendo, uno puede acabar muriendo asesinado, ser una estrella del cine, una limpiadora doméstica, la matriarca de una familia china a cargo de una lavandería o una piedra con ojos. Sí, han leído bien, he escrito una piedra con ojos. La secuencia es memorable.

El metraje está salpicado de referencias cinéfilas, las más evidentes son Ratatouille e In the mood for love de Wong Kar-wai, pero si nos esforzamos podemos detectar trazas de Kubrick, de Gus Van Sant y de lo que nos propongamos. La libertad creativa es absolutamente desbordante y el prodigioso montaje de la película uno de sus mayores méritos. Acaso el mayor.

En cuanto al reparto, Michelle Yeoh hace un auténtico tour de force con las múltiples versiones (y mezclas) de su personaje a las que dota de su habitual fuerza en pantalla y de ricos matices interpretativos. Además es muy de celebrar el reencuentro con Ke Huy Quan al que los espectadores de mi generación siempre recordaremos como Tapón en Indiana Jones en el Templo Maldito y como Data en Los Goonies. También destaca Stephanie Hsu en un dificilísimo papel que también se desdobla en muchas versiones y Jamie Lee Curtis con un excéntrico papel hecho a su medida. Los cuatro han sido nominados al Óscar en sus respectivas categorías de interpretación. El resto del reparto se completa con el veterano James Hong y la siempre agradecible presencia de Jenny Slate.

Es probable que Todo a la vez en todas partes no sea la mejor película del año aunque los Óscar la consagren como tal, pero es, sin duda, la más libre, original y desprejuiciada producción que ha llegado en 2022 al público de masas (en los festivales siempre pueden verse, para bien y para mal, bizarradas mucho mayores).


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Todo a la vez en todas partes

8

Puntuación

8.0/10

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