Las críticas de Daniel Farriol en el Festival de Sundance 2023:
The Pod Generation
The Pod Generation es una comedia de ciencia-ficción británica que está escrita y dirigida por Sophie Barthes (Madame Bovary, Cold Souls). La historia nos muestra un futuro no muy lejano en el que un gigante tecnológico llamado Pegasus ofrece a las parejas la oportunidad de compartir sus embarazos a través de matrices o cápsulas artificiales desmontables. Está protagonizada por Emilia Clarke (Last Christmas, Terminator Génesis), Chiwetel Ejiofor (El hombre que cayó a la Tierra, 12 años de esclavitud), Rosalie Craig, Kathryn Hunter, Vinette Robinson, Jean-Marc Barr, Anne-Marie Agbodji y Rita Bernard-Shaw. La película se ha podido ver en Enero de 2023 dentro de la Sección Premieres de la programación del Festival de Sundance 2023.
¿Un mundo tecnológico es un mundo feliz?
La película The Pod Generation esconde tras su aparente ligereza una perversa sátira sobre la dependencia que tienen las personas hacia la tecnología en el mundo actual y cómo a través de la misma se ha normalizado la intrusión corporativa de las empresas tecnológicas en nuestra propia intimidad. La directora franco-estadounidense Sophie Barthes plantea un híbrido imposible entre la distopía de «Un mundo feliz» de Aldous Huxley y el humor surrealista de El dormilón (Woody Allen, 1973), imaginando un futuro próximo donde la tecnología habrá facilitado tanto la vida de las personas que incluso las mujeres que quieren ser madres pueden renunciar a tener un embarazo natural y adquirir una cápsula-vaina con forma de huevo que actúa a modo de útero artificial donde se irá desarrollando el feto (la acción tienen también un componente clasista, ya que solo pueden acceder a eso las parejas con un alto poder adquisitivo).
La directora se ha manifestado como declarada admiradora del teatro del absurdo que practicaban Eugene Ionesco, Samuel Beckett o Jean Tardieu, así que su película asume de igual modo las formas del humor surrealista para plantear cuestiones éticas y existencialistas acerca de la sociedad que estamos construyendo. El progreso tecnológico como «facilitador» de las funciones humanas nos muestra a un mundo aletargado y de apariencia aséptica donde las personas ya son incapaces de tomar sus propias decisiones vitales sin la intervención de una máquina, incluso la terapeuta a la que acude la protagonista para contarle sus inquietudes emocionales también es una Inteligencia Artificial con forma de ojo gigante.
La aventura de ser padres… de un huevo
En ese contexto futurista que tiene The Pod Generation convive la pareja formada por Rachel (Emilia Clarke) y Alvy (Chiwetel Ejiofor), los cuáles afrontarán el embarazo de su primer hijo desde posiciones ideológicas antagónicas. Ella es una mujer que vive con naturalidad en ese entorno artificial, así que tener un embarazo «a distancia» le permite una mejor conciliación laboral y asumir la exigencia de las nuevas responsabilidades que se derivan de su promoción en la empresa. Por el contrario, él no se relaciona bien con las máquinas y es mucho más escéptico respecto al servicio de embarazos tecnológicos que ofrece la multinacional Pegasus.
La aventura de ser padres la inician viendo en una pantalla la fecundación del óvulo por un espermatozoide como si fuera un partido de fútbol narrado por la responsable en «The Womb Center», Linda Wozcheck (Rosalie Craig), una mujer repelente y de falsa amabilidad que les ayuda durante todo el proceso, pero inmiscuyéndose más de lo debido en muchas de las decisiones que la pareja quiere tomar.
Tras esa secuencia que parece un descarte de Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar (Woody Allen, 1972), Rachel y Alvy recibirán un útero artificial con forma de huevo que deberán cuidar como si fuera un Tamagotchi, es decir, dándole de comer nutrientes cuando el aparato lo requiera y regulando sus funciones vitales a través de una aplicación instalada en sus smartphones (hasta se puede crear una lista de reproducción de canciones para que el feto las escuche, por suerte, al padre le gustan la música de Billie Holiday y Ella Fitzgerald).
Natural vs. Artificial
Una de las cosas más interesantes que tiene The Pod Generation es la evolución que sufre la pareja protagonista y su intercambio de roles a medida que el embarazo artificial va avanzando. Por un lado, la madre pierde el contacto emocional con el bebé ante la frialdad que supone la gestación subrogada en un recipiente de plástico, mientras que su reticente marido acaba encontrando esa conexión que no tenía al pasar mucho más tiempo en casa con el huevo. Así pues, se plantea un cambio de tornas en el conflicto inicial que tenía la pareja a la hora de afrontar la situación que pone en peligro su propia relación sentimental. La buena química que hay en pantalla entre Emilia Clarke y Chiwetel Ejiofor es otro punto a favor para hacerlo creíble.
Otro de los temas importantes que trata la película es el progresivo distanciamiento que estamos padeciendo en la actualidad las personas hacia la naturaleza que nos rodea, entendiéndolo tanto como una pérdida del respeto que merece el entorno natural como también hacia la propia humanidad que nos define. Por eso, el personaje de Alvy es descrito como un profesor de botánica de «la vieja escuela» que lucha por mantener un pequeño reducto natural donde poder compartir con sus alumnos la sensación de estar rodeado de árboles y plantas que pueden tocar u oler en una época en que la naturaleza está siendo sustituida por hologramas.
Una sátira humanista
La película tiene un planteamiento curioso y ofrece algunas ácidas reflexiones sobre nuestra forma de vida, aunque no siempre utiliza la sutileza o un discurso uniforme para hacerlo. El tono surrealista de escenas como la del sueño en un supermercado donde se compran bebés se combina con otros momentos más convencionales, inofensivos o que incluso poseen un ideario de mentalidad conservadora. Los gags humorísticos también funcionan con desigual suerte a lo largo de un metraje inflado en exceso.
Es una propuesta irregular que retoma el conflicto entre individuo-naturaleza tan característico en el cine de Werner Herzog (su nombre está en los agradecimientos), aunque aquí desde lo lúdico e intrascendente. Lo que sí consigue The Pod Generation es ofrecer una mirada original y diferente al reto que plantean las nuevas maternidades/paternidades en un mundo cada vez más tecnológico y que tiene menos tiempo para la crianza. Lo hace a partir de un enfoque humanista y esperanzador oculto tras las numerosas capas de sarcasmo distópico y sin la mala leche pesimista que tendría un episodio Black Mirror.
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