Las críticas de Daniel Farriol:
Nanny
Nanny es un thriller dramático estadounidense con toques sobrenaturales que está escrito y dirigido por Nikyatu Jusu (Two Sentence Horror Stories). La historia sigue a una niñera inmigrante que se construye una nueva vida en la ciudad de Nueva York mientras cuida al hijo de una familia del Upper East Side. Poco a poco, se verá obligada a enfrentarse a una verdad oculta que amenaza con destruir su precario sueño americano. Está protagonizada por Anna Diop (Something About Her, Nosotros), Michelle Monaghan (Zona prohibida, Dualidad), Leslie Uggams, Morgan Spector (La conjura contra América, La niebla), Sinqua Walls, Billy Griffith, Zephani Idoko y Princess Adenike. La película tuvo su presentación internacional en el Festival de Sundance 2022 donde se alzó con el Gran Premio del Jurado. En España se ha estrenado directamente en la plataforma Amazon Prime Video el día 16 de Diciembre de 2022.
Retrato de una niñera africana en el Upper East Side neoyorkino
La vencedora en Sundance 2022 Nanny es una obra que resulta mucho más interesante por su contenido social que en su acercamiento al género fantástico donde se apuntan buenas ideas relacionadas con el folclore africano que luego no son materializadas de una forma adecuada. La joven escritora y directora Nikyatu Jusu, debuta en el largometraje con una película que sigue la estela temática de sus cortometrajes anteriores en los que profundizaba en sus raíces culturales (es nacida en Estados Unidos, pero sus padres son emigrantes de Sierra Leona). Casi todos sus trabajos suelen fijarse en mujeres de raza negra para describir la complejidad existente en las relaciones de los emigrantes con el estilo de vida norteamericano, muchas veces con un punto de rabia que llama a la sublevación activa o pasiva.
En Nanny tenemos a Aisha (Anna Diop), una joven senegalesa que ha emigrado a los Estados Unidos para tomar su parte del pastel del sueño americano y se encuentra con una realidad bastante menos complaciente de la esperada. Aún así, tiene la suerte de encontrar trabajo como niñera cuidando a la pequeña Rose (Rose Decker), la hija de un acaudalado matrimonio del Upper East Side neoyorkino formado por Amy (Michelle Monaghan) y Adam (Morgan Spector), que casi nunca coinciden juntos en casa, y a los que debe reclamar constantemente el dinero que le deben por su trabajo. Todo se complicará cuando Aisha comience a sufrir unas extrañas alucinaciones que la llevarán a descubrir un secreto horrible relacionado consigo misma.
Crítica social y mitos del folclore africano
Nanny comienza muy bien. El retrato de la vida de la niñera sin papeles es certero y la relación que entabla con sus empleadores no abusa de los tópicos para mostrar la distancia cultural y los conflictos que surgen entre las distintas maneras de abordar la educación de la niña. Toda esta parte está impregnada de una sensación desasosegante donde la directora va introduciendo elementos folclóricos que van derivando la historia hacia lo sobrenatural. De ese modo, por ejemplo, vemos a la niñera leerle a Rose el macabro cuento de «Anansi, la araña» o sentirse atraída por algunas de las fotografías colgadas en el despacho de Adam que incluyen imágenes de Wangechi Mutu o Nicky Woo donde se retrata el modo de vida africano.
Ahondando en todo esto, lo cual tiene bastante relevancia en la historia que se desarrolla después, la araña Anansi es un personaje mitológico de la cultura popular africana que a menudo se relaciona con la capacidad de resistencia y supervivencia ya desde la época de los esclavos y que, en la actualidad, puede verse como un símbolo para vencer las injusticias sociales a través del ingenio y la astucia.
Las obras pictóricas y fotográficas que aparecen en la película también tienen un fuerte componente cultural que deriva la visión del continente africano hacia lo fantástico con obras que forman un collage de fuego, mujeres-sirenas o sanación contra djinns, junto a ese otro cuadro que preside el salón formado con cubiertas de libros arrancadas que Samuel Levi Jones firma a modo de alegato simbólico contra las desigualdades sociales mediante la destrucción de libros fundacionales de la cultura que sustenta el primer mundo.
Exotismo y superioridad cultural
Es una pena que ese contexto tan interesante de Nanny quede reducido a unas referencias artísticas que pasarán desapercibidas para la mayoría y que el guion de Nikyatu Jusu prefiera apostar por los lugares comunes del subgénero de casas encantadas con sello Blumhouse (aunque lo que sucede realmente está más relacionado con la protagonista que con la casa). En el segundo acto se pierde tensión dramática, se introduce una subtrama romántica que no aporta nada y las referencias puntuales a Mami Wata (divinidad acuática haitiana) o la espiritualidad chamánica de los marabout (morabitos) se conviertan en ideas exóticas que no logran dar cohesión a la historia que se nos explica.
Este punto es curioso porque precisamente lo que se crítica en la película es el papel de la mujer de ascendencia africana como «servidora» de personas blancas de alto poder adquisitivo que las contemplan desde una superioridad cultural que acepta su exotismo (Adam se lucra con fotografías realizadas en el continente africano y se acerca a ella de un modo impropio al intentar besarla), siempre y cuando eso no suponga una invasión de sus «competencias» culturales (la madre no soporta que su hija prefiera la comida senegalesa a la americana y sabe que el marido tiene predilección por sus niñeras).
En definitiva, esta visión pasada por agua del sueño americano queda algo incompleta y trasnochada (el giro dramático final que explica el aspecto sobrenatural), no alcanzando el equilibrio necesario entre lo social y lo fantástico, aunque sí llegara en su momento a encandilar al jurado del Festival de Sundance en una competencia donde se vieron obras muy superiores como Palm Tree and Power Lines (Jamie Dack, 2022) o Blood (Bradley Rust Gray, 2022).
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