viernes, abril 26, 2024

AFFBCN 2021. Crítica de ‘I Don’t Fire Myself’: Nunca mires al suelo

Las críticas de Daniel Farriol en AFFBCN 2021:
I Don’t Fire Myself

I Don’t Fire Myself es un drama surcoreano dirigido por Lee Tae-Gyeom (Boy Director) que también co-escribe el guion junto a Jaen Kim. Es la historia de Jeongeun una administrativa que es trasladada de su empresa para que trabaje con un subcontratista donde deberá ejercer trabajo de campo en grandes torres eléctricas de transmisión, lo que le obligará a superar sus miedos. Está protagonizada por Yu Da-in (The Suspect, Re-encounter), Oh Jung-se (El teléfono, Está bien no estar bien), Park Ji-Hong, Won Tae-hee, Lee Joo-Won, Choe Ja-hye, An Yong-Jun y Kang Jun-Seok. La película se ha estrenado en España en Filmin dentro de la programación del Asian Film Festival 2021.

Un drama social sobre la discriminación laboral

I Don’t Fire Myself es un drama de denuncia social que plantea cuestiones importantes como la discriminación sexual en los entornos laborales coreanos o la precariedad económica existente en la actualidad. El director Lee Tae-Gyeom tardó unos siete años en sacar adelante este proyecto sobre la lucha del individuo contra la explotación laboral de las empresas que puede recordar en esencia a los trabajos del británico Ken Loach o incluso al cine comprometido con las injusticias que destila el naturalismo de los hermanos Dardenne. No es algo casual que el cineasta coreano comenzase su carrera realizando Talchum, danza tradicional de máscaras que nació para escenificar la desesperación de las clases humildes frente al desdén de la aristocracia. En su película incide en esa misma temática, pero adaptada a los nuevos tiempos.

La protagonista de I Don’t Fire Myself es una administrativa muy capaz en su trabajo que en lugar de lograr el ascenso que merece a un puesto directivo en la empresa es obligada a abandonar la capital para ir a trabajar a un pueblo en una empresa subcontratista. Allí tampoco será bien recibida por sus compañeros que la sienten como una intrusa que no pertenece a aquel lugar. En su nuevo puesto deberá abandonar todos sus conocimientos y aprender un trabajo mucho más físico que le obligará a escalar grandes torres eléctricas de transmisión que deben ser reparadas. Jeongeun es una mujer tenaz que no piensa renunciar a su empleo por mucho que todos los hombres de su alrededor cuestionen su valía.

Mobbing y precariedad

I Don’t Fire Myself nos habla con contundencia y sin sentimentalismos del mobbing laboral. La chica sufre el desprecio constante tanto en la oficina central como en el taller de reparación del pueblo. Por ser mujer y por no inclinarse ante los superiores. El director muestra que en la Corea actual sigue existiendo la discriminación sexual, por mucho que hayan cambiado las cosas y se hayan maquillado de cara a la galería mediática. Sigue siendo irreal la equidad entre hombres y mujeres en los puestos directivos de las empresas que a menudo no tienen en cuenta los méritos reales de sus trabajadoras. Y respecto al trabajo físico tampoco se asimila que una mujer pueda ejercer en igualdad de condiciones el trabajo de un hombre.

Sin embargo, la película no se centra únicamente en la marginación que sufren las mujeres, abriendo también su espectro crítico hacia la precariedad laboral general derivada de la crisis. Lo vemos especialmente a través del personaje de Seo Chung-sik (el Novato) que debe compaginar varios trabajos a la vez y aún así le cuesta poder mantener a su familia. También en otros detalles como la falta de medidas de seguridad en trabajos de riesgo o la falta de suministro de ropa de trabajo por parte de la empresa a sus empleados que son los que deben asumir el coste. La brecha existente entre los de arriba y los de abajo es un mal endémico.

 

La simbología de las torres

Las gigantescas torres de electricidad son, en sí mismas, una metáfora de la situación social del país y de los propios conflictos emocionales de la protagonista. Su pánico a las alturas hace que subirse a ellas sea un reto y una forma de superación de sus miedos, físicos y mentales. Vistas desde abajo son un símbolo de su propia carrera profesional y lo peligroso que resulta escalar por su estructura. Lee Tae-Gyeom nos muestra las torres de transmisión desde distintos ángulos, convirtiéndolas en una rígida telaraña en la que los hierros se retuercen alrededor de los personajes como si quisieran atraparlos.

Con un marcado discurso feminista, la película avanza con lentitud a través de una narrativa sencilla que se concentra en la mirada de la protagonista, excelente en su sobriedad Yu Da-in. A destacar también la banda sonora compuesta por Beomchang Kim y Eunsook Yu. Tal vez pueda achacarse cierta condescendencia en el perfilado de algunos personajes secundarios, en especial los más negativos (jefes y directivos) que rozan la caricatura, pero eso no empaña el austero y naturalista desarrollo de acontecimientos que incluso evita caer en la habitual subtrama romántica, proponiendo a cambio una amistad sincera hombre-mujer que nace de la necesidad y del entendimiento mutuo entre dos personas que sufren la opresión de un sistema laboral injusto. I Don’t Fire Myself es una historia emocionante y realista sobre la dignidad. Sobre no dejarse vencer. Sobre mirar hacia arriba y seguir escalando pese a las adversidades.


¿Qué te ha parecido la película?

I Don't Fire Myself

6.5

Puntuación

6.5/10

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