Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Secretos de un escándalo
Inspirada en hechos reales, en Secretos de un escándalo, una maestra fue arrestada por tener relaciones sexuales con uno de sus alumnos de 13 años cuando ella estaba casada y ya era madre de tres hijos. Tras su condena quedó en libertad, pero no respetó la prohibición de volver a ver al niño, de quien quedó embarazada y tuvo que cumplir otros siete años de prisión acusada de violación. Ahora, 20 años después, una actriz de Hollywood quiere hacer una película sobre su historia.
Dirigida por Todd Haynes, con guion de Samy Burch y Alex Mechanik, está protagonizada por un reparto estelar encabezado por la ganadora del Oscar Natalie Portman (Cisne negro, Jackie) y la también ganadora de un Oscar Julianne Moore (Los chicos están bien, Siempre Alice) junto con Charles Melton (Riverdale). La película se presentó dentro de la Sección Perlak del 71 Festival de San Sebastián, tras su paso por el Festival de Cannes, y se estrena en cines el 23 de febrero de 2024 de la mano de Diamond Films.
¿Una buena idea llevada a cabo de mala manera?
Con la impecable filmografía de Todd Haynes y la morbosa historia que adapta ahora es lógico que tuviéramos muchas esperanzas en su nuevo trabajo. La idea de Secretos de un escándalo tenía potencial aunque resulta bastante banal, pues la base es una historia morbosa entre una adulta y un menor, y las consecuencias de esta relación pasados los años, pero lo que realmente nos muestra Haynes es la parte en la que una actriz se mete en la piel de otra persona, perdiéndose en lo más oscuro de esta. Esta transformación se ve venir desde lejos, y la puesta en escena y la banda sonora no hacen más que reforzar la sensación de estar viendo una parodia de una película de sobremesa, de esas en las que una mujer suplanta a otra, aunque aquí con un gran director detrás de las cámaras y un no menos gran reparto delante de las mismas.
Todd Haynes se aleja de la intriga y el misterio, evita jugar demasiado con el erotismo en una historia que podría emanarlo en cada plano, para dirigir la historia sorprendentemente hacia una patente superficialidad tanto en los diálogos como en las interpretaciones, con respuestas cortas y sin chispa, ambientación plana y estándar de películas de menos presupuesto, y giros de guion demasiado vistos. Pero, tal es la confianza que tenemos muchos en Haynes, que incluso quiero pensar que todo esto es intencionado, que quiere presentar deliberadamente la vida de las estrellas así, de forma muy superficial, y jugar con la banda sonora y los giros de guion para elevar la película al nivel de parodia dentro del dramatismo de lo que nos cuenta
Haynes va al límite para mostrar la superficilidad
Si asumimos que Haynes buscaba ese efecto en la película, y nos dejamos llevar por lo que nos cuenta y cómo lo cuenta, claramente apreciaremos Secretos de un escándalo como un entretenido melodrama con escenas un tanto atípicas y desconcertantes, reforzadas por un uso dramático repentino de la música, destacando una de las primeras escenas en las que la cámara se acerca al rostro de Julianne Moore, que acaba de abrir la puerta del frigorífico, y con una forzada música de misterio dice a pantalla: «Creo que no tenemos suficientes perritos calientes». En ese punto es justo cuando ya debemos decidir si lo que vemos es un exceso de Haynes para llevar al extremo este melodrama, o nos hundimos aburridos durante todo su largo metraje intentando encontrar sentido a lo que vemos.
La primera reacción que tuve al verla en el Festival de San Sebastián fue la de salir del cine habiendo visto una mala película, o que Haynes se había reído del espectador, pero según han pasado los días he acabado pensando que no puede haber empeorado tanto el trabajo del cineasta en los últimos años como para que todo lo que vemos no sea deliberado, y aprecio de alguna manera algo más este rompecabezas cinematográfico del que es indudable que destacan los personajes femeninos en un guion repleto de capas y matices, profundamente inquietante, aunque con un toque de comedia absurda que aporta risas inesperadas. Todo lo que nos cuentan podría haberse mostrado de forma más pausada y sin tanta complejidad, pero Haynes quiere recrearse en algunas escenas, y no concreta demasiados detalles como para que el giro final lo explique todo.
Un reparto femenino en busca de la gloria
Julianne Moore es Gracie Atherton-Yoo, quien apareció en los titulares de los tabloides y permaneció en prisión por su relación con un estudiante de 13 años. Puede que si Gracie hubiera sido interpretada por otra actriz hubiera resultado más irritante, pero en manos de Moore no podemos más que ver una cierta y genuina ingenuidad. Por su parte, Natalie Portman interpreta a Elizabeth Berry, una actriz que dentro de unas semanas protagonizará una película independiente sobre el escándalo, y se prepara para el papel acompañando a Gracie en su día a día, compartiendo casa con ella y su familia, para intentar describir de la manera más fiel las emociones de los personajes en su nueva película. Portman tiene la responsabilidad de interpretar con diferencia el personaje más complejo y fascinante, capaz de pasar de un extremo a otro en un momento, rozando lo ridículo pero también lo maravilloso.
La relación entre ambas mujeres es tensa desde el principio, siendo Gracie reacia a tener en su casa a una mujer tan superficial como Elizabeth, mientras que Elizabeth comienza a meterse demasiado en la piel de su ejemplar anfitriona después de haberse estudiado en profundidad todos los artículos sobre el pasado de ella. En este punto, tanto la relación idílica de Gracie con su joven marido, como el análisis psicológico que Elizabeth pretende hacer, hará que la situación penda de un hilo y todo pueda explotar en cualquier momento.
El trio protagonista se completa con Charles Melton, que a pesar de tener un personaje superficial, como casi todos ellos, nos ofrece una interpretación bastante compleja y muy convincente de alguien que se ha quedado estancado en su juventud, en su amor de la infancia, y para quien no han pasado los años a pesar de tener ya hijos a su cargo. Alguien con el que es fácil empatizar en el momento que acepta su situación, comprende su trauma y demuestra su forma de ser de una manera conmovedora e intensa. Más allá de estos personajes, Haynes nos se apoya demasiado en otros secundarios, siendo los demás personajes completamente prescindibles.
En resumen, Secretos de un escándalo es una película que busca cautivar al espectador con sus imágenes pero roza tanto la superficialidad que peca en exceso de monótona e insignificante, siendo difícil de recomendar. Pero, curiosamente, si desde el principio nos dejamos llevar por la idea que tiene Haynes en su cabeza puede que la veamos como un complejo melodrama con muchas más capas bajo la superficie.
¿Qué te ha parecido la película Secretos de un escándalo?
Secretos de un escándalo
La segunda interpretación es la correcta. Haynes, quizás el mejor director de su generación y entre los mejores estadounidenses vivos, juega al melodrama televisivo y, como siempre, nos brinda una gran película.