Las críticas de David Pérez «Davicine» en el 76 Festival de Locarno:
Dammi
Al regresar a París, un hombre se mueve a través de recuerdos de su pasado y fragmentos surrealistas del presente, en busca de una conexión con su padre del que se separó hace tiempo. En su viaje, conoce a una mujer franco-argelina. A medida que crece su intimidad, se enfrenta a su vergüenza y miedos mientras explora su identidad árabe perdida… Detrás de París está Argel. Dirigido por Yann Demange, el cortometraje Dammi está protagonizado por Riz Ahmed, Souheila Yacoub y Yousfi Henine, y la participación de Isabelle Adjani y Sandor Funtek. La película ha podido verse en la Sección Piazza Grande del Locarno Film Festival 2023.
Detrás de París está Argel
El director Yann Mounir Demange, de ascendencia argelina/francesa, apasionado contar historias inesperadas, se hizo un nombre en Reino Unido dirigiendo la serie nominada al BAFTA Dead Set (2008), aunque saltó a la fama a través de la existosa serie de televisión Top Boy (2011-2023), aclamada por la crítica y nominada a múltiples BAFTA, así como su debut cinematográfico ’71 (2014), por la que recibió el British Independent Film Award como Mejor Director. Yann Mounir sabe perfectamente lo que significa sentirse como alguien que busca un lugar seguro en el que vivir, lo que refleja exquisitamente en esta película de corta duración con un hombre que encontrará ese lugar seguro en una persona y no en un país.
En Dammi vuelve a trabajar con Riz Ahmed, tras ser amigos desde hace cerca de dos décadas al haber trabajado juntos en la primera serie de televisión de Yann, pero también volver a colaborar en recientes producciones, como Mogul Mowgli, de Bassam Tariq. Con una puesta en escena sombría y casi a modo de ensoñación cinematográfica, Dammi reflexiona sobre la naturaleza de la pertenencia.
Riz Ahmed da vida a un hombre marginado de ascendencia argelina que busca sus raíces pero nunca las encuentra en un París nocturno, lo que permite emplear a la película una atmósfera lúgubre y repleta de luces y sombras ahumadas con un toque esotérico. Una historia tan personal necesitaba de alguien de confianza, y esta nueva colaboración entre Yann y Riz demuestra la buena química entre ambos, tanto dentro como fuera de la pantalla, trasladando las emociones y miedos que el director quería plasmar en imágenes de una forma emocionalmente compleja y empática.
Visual y sonoramente atractivo
A través de un juego de efectos visuales y sonoros, Dammi se muestra como un cortometraje que apuesta más por lo visual que lo narrativo, aunque no por ello se aleja del corazón de la historia que está enfocado en la búsqueda de la identidad de este hombre que no para de enfrentarse a obstáculos hasta encontrarse a sí mismo.
Dammi emplea una gramática visual diferente para los recuerdos y para el presente, y hay dos partes muy diferenciadas en tan sólo 16 minutos de duración del cortometraje. La primera parte del cortometraje es mucho más surrealista, con un empleo muy pausado del tiempo, escenas casi etéreas y estilizadas. La segunda parte es mucho más visceral, empleando movimientos más rápidos de cámara y notándose mucha más energía en cada plano.
De la misma forma que la fotografía juega un papel vital, la música da forma a esta historia y fusiona pasado con presente. Oliver Coates, responsable de la maravillosa banda sonora de la película Aftersun, de Charlotte Wells, demuestra que los sentimientos pueden verse como frecuencias, y eso permite al protagonista moverse por esas frecuencias sin llegar a asentarse en ninguna. Para reforzar el apartado sonoro, las escenas van acompañadas de una voz en off a modo de diálogo interior y evocación de los recuerdos, mientras plantea preguntas que muchas veces no queremos tengan respuesta.
Dammi es un cortometraje visualmente atractivo, con una gran historia sobre los orígenes, en el que Riz Ahmed demuestra su capacidad interpretativa mientras se sumerge en las sombras de París y de su propia identidad.