Las críticas teatrales de Laura Zurita:
Las confesiones (The Confessions)
El director y dramaturgo británico Alexander Zeldin estrena en la Comunidad de Madrid los días 10, 11 y 12 de abril en la Sala Roja de los Teatros del Canal una exploración de la vida y el corazón humano, con todas sus marcas, cicatrices y momentos de ternura. Una función que se interpreta en inglés con sobretítulos en español.
La obra es, en suma, una dramatización de la vida de una mujer australiana, desde su nacimiento hasta su fallecimiento, que acontece en tiempo real durante la representación de la pieza. Así, se ofrece una visión íntima y detallada de la vida de la protagonista, comenzando con su crecimiento en un pequeño pueblo en Kiama y terminando con su exilio en Londres. De tal modo, se examinan sus amores, experiencias y desafíos a lo largo de las décadas, desde 1943 hasta el período contemporáneo.
Y todo ello proporciona una ventana para observar los cambios sociales, culturales y políticos que han tenido lugar en Australia durante ese tiempo, unos 80 años. A la vez, también trata de arrojar luz sobre temas universales como el sentido de pertenencia, la búsqueda de identidad y el anhelo por el hogar. Un relato personal que en realidad simboliza la vida de muchas personas, brindando una profunda reflexión sobre la experiencia humana y los retos a los que hay que enfrentarse para poder seguir adelante.
Las confesiones está escrita y dirigida por Alexander Zeldin e interpretada por Amelda Brown, Jerry Killick, Lilit Lesser, Brian Lipson, Hannah Morrish, Pamela Rabe, Gabrielle Scawthorn, Jacob Warner y Yasser Zadeh. La obra se estrená en la Comunidad de Madrid los días 10, 11 y 12 de abril en la Sala Roja de los Teatros del Canal.
La lucha por la libertad durante décadas
El inicio de Las confesiones captura enseguida la atención del espectador. Una anciana sale al escenario, con el telón aún bajado y, dirigiéndose al público dice: «No soy interesante, no tengo nada que contar, soy una anciana». Alice, australiana, nacida en 1943 en una familia de clase trabajadora, nos cuenta su vida, la de una persona «que quiere aprender y descubrir el mundo, que sufrirá las trampas y la las trampas y la violencia de su tiempo», vida inspirada en la de la madre del autor.
Zeldin, dramaturgo y director británico, trabaja con obras de vidas llamadas normales, cada una de ellas en realidad única y llena de detalles. Al trabajar con la vida de personas corrientes, pegado a la tierra, crea unas obras emocionantes y que despiertan inmediatamente la empatía del espectador.
Las confesiones nos embarca en un viaje fascinante a través de la vida de Alice, desde sus años de instituto hasta su madurez, pasando por su noviazgo con un marino, su divorcio, su paso por la universidad y su búsqueda de identidad. La obra nos permite ser testigos de su evolución personal y de cómo la sociedad ha cambiado drásticamente desde 1943 hasta la actualidad.
A lo largo de la obra, observamos cómo Alice, a pesar de no realizar acciones épicas, libra una batalla constante por su propia libertad. En un mundo que impone restricciones y limitaciones a las mujeres, ella lucha por encontrar su lugar y definir su propio camino.
Un texto conmovedor y poético
El texto de Las confesiones destaca por su emotividad y poesía. El autor logra un tono natural y cercano, como si se tratara de una conversación cotidiana, pero con un ritmo y una precisión que llegan al corazón del espectador.
Un ejemplo de la maestría del autor en Las confesiones es la escena de una clase universitaria en el marco de la universidad abierta. En ella, reconocemos tanto al profesor, un tanto engreído, como a las estudiantes, atrevidas e impertinentes. Los actores se sitúan a veces entre el público, creando una atmósfera cómplice y cercana.
La puesta en escena minimalista, con un uso inteligente del espacio y la luz, pone el foco en la interpretación de los actores. Al reducir al mínimo los elementos artificiosos, se intensifica la fuerza de las actuaciones.
Los nueve intérpretes de Las confesiones brillan con luz propia, desdoblándose en múltiples papeles y demostrando una gran versatilidad. Cada uno de sus personajes tiene su propia personalidad, expresión corporal y voz, sin perder por ello un ápice de naturalidad.
En resumen, Las confesiones es una obra de teatro excepcional que nos conmueve con su historia, su texto poético y sus magistrales interpretaciones. Un viaje a través de la vida de una mujer que nos invita a reflexionar sobre la libertad, la identidad y los cambios sociales.