jueves, abril 18, 2024

Ciclo de BSO. La música en el cine de la Segunda Guerra mundial (Quinta parte)

La música en el cine de la Segunda Guerra Mundial.
Años 90 y actualidad: El contraataque del cine bélico.


Durante las décadas anteriores el cine bélico de la Segunda Guerra Mundial había perdido interés para los grandes estudios de manera progresiva. Afortunadamente, y como suele suceder muchas veces en el cine, ciertas temáticas exprimentan ciclos de interés y el del cine que nos ocupa estaba a punto de repuntar.

En los primeros años de la década de los 90 encontramos títulos como la americana Memphis Belle donde George Fenton nos ofrece un score en la mejor tradición compositiva del cine bélico clásico. En esta misma época, la italiana Mediterráneo permite a Giancarlo Bigazzi y Marco Falagiani devolvernos a los años donde, merced a la temática que nos ocupa, la calidad de la música del cine italiano subió muchos enteros.

En 1993 Schindler’s List (La Lista de Schindler) supone el regreso definitivo de la temática bélica de la Segunda Guerra Mundial a la primera plana del panorama cinéfilo. Para dicha ocasicón, John Williams nos ofrece uno de los mejores trabajos de su carrera en temas de rebosan sensibilidad, cuidado formal y un estilo más que característico. The English Patient (El Paciente Inglés), a cargo de Gabriel Yared, supone otro gran acierto compositivo en una película que permite explorar a fondo las melodías que propone el autor. En Saving Private Ryan (Salvar al Soldado Ryan) de nuevo del maestro Williams salta a escena en emocionantes pasajes que rebosan épica e intensidad dramática combinados con todo lo vibrante y caótico del combate urbano casa por casa. Ese mismo año otro maestro, Hans Zimmer, firma el score de Thin Red Line (La Delgada Línea Roja) demostrando que una misma temática admite una amplia variedad de interpretaciones musicales.

Ya en el nuevo milenio Richard Marvin nos presenta el score de U-571 donde de nuevo queda patente que la importancia de la música se mide en momentos y no en minutos de duración. Captain Corelli’s Mandolin (La Mandolina del Capitán Corelli) supone un bonito cambio de tercio dentro del belicismo imperante en las composiciones de la Gran Guerra y un homenaje a la música de las producciones italianas de los 60 que ya hemos repasado en este especial,a a cargo de Stephen Warbeck. Con Enemy at the Gates (Enemigo a las Puertas) regresa la adrenalina del combate combinada con momentos de tensión contenida por crescendos inacabables con los que James Horner ilustra con maestría el juego del gato y el ratón de los dos francotiradores rivales por la devastada Estalingrado.

Pearl Harbour nos muestra la evolución de la música del género bélico en nuestros días. Si bien la estructura musical no presenta demasiadas variaciones, aquí Hans Zimmer es un claro exponente del cambio en la forma de la orquestación en haras de renovar el sentimiento épico y patriótico que siempre había despertado este tipo de cine. Mención especial merece The Pianist (El Pianista). El compositor Wojciech Kilar nos ofrece un score que se aleja de los tópicos orquestales del género en pasajes que transpiran sensibilidad y transmiten el miedo y lo vulnerable de una vida en constante peligro. El Alamein – The Line of Fire es otro ejemplo de ruptura con los tópicos musicales bélicos pero esta vez reinterpretando la crudeza del combate. Los compositores italianos Aldo de Scalzi y Pivio nos ofrecen pasajes escasos en duración pero intensos en forma y en fondo.

El último gran exponente de la música del cine de la Segunda Guerra Mundial en nuestros días lo forma el binomio Flags of Our Fathers (Banderas de Nuestros Padres) y Letters from Iwo Jima (Cartas desde Iwo Jima) forman un todo dividido en dos partes con bastantes elementos comunes pero con suficientes cambios de estilo en ciertas partes como para dotar de identidad propia a cada una En la primera, el propio director Clint Eastwood demuestra inspiración en un campo que tampoco le es ajeno mientras que en la segunda su hijo Kyle , junto con Michael Stevens, aporta la necesaria reinterpretación de la otra cara del horror.

Hasta aquí el especial dedicado a la música del cine de la Segunda Guerra Mundial. Pronto habrá más especiales pero, mientras llega ese momento, cualquier comentario o sugerencia es bienvenido.

La Guerra forja héroes y crea villanos, inspira lo mejor y hace aflorar lo peor de nuestra condición. ¿Cómo disfrutar de algo tan hermoso estando inspirado en el mayor horror concebible? He ahí, precisamente, nuestra condición. Somos capaces de imaginar lo mejor en el infierno y de crear lo peor en el cielo.

Leer cuarta parte: Años 70 y 80: Un conflicto que se aleja en la memoria.

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