El falso documental ha sufrido recientemente un resurgimiento con comedias como Qué hacemos en las sombras y Popstar, y El rey de los belgas continúa esta tendencia con mucho acierto, inspirándose en los acontecimientos vividos con la erupción del volcán Eyjafjallajökull en 2010.
Mientras el rey de los belgas se encuentra en Estambul realizando una visita de Estado, se produce la fractura de su país. Su regreso no admite dilación si quiere salvar su reino, pero una tormenta solar provoca el cierre del espacio aéreo y la interrupción de las comunicaciones. No hay aviones ni teléfonos. Con la ayuda de un director de cine británico y de un grupo de cantantes búlgaros de música tradicional, el rey y su séquito consiguen cruzar la frontera de incógnito. Así comienza una odisea a través de los Balcanes durante la cual el rey descubrirá el mundo real… Y también se descubrirá a sí mismo.
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