Las críticas de Laura Zurita:
The Alto Knights
The Alto Knights sigue a dos de los jefes del crimen organizado más notorios de Nueva York, Frank Costello y Vito Genovese, en su pugna por el control de las calles de la ciudad. Tras haber sido los mejores amigos, unos celos mezquinos y una serie de traiciones les llevan a una colisión mortal que cambiará la forma de la Mafia (y de América) para siempre.
Dirigida por Barry Levinson, sobre un guion de Nicholas Pileggi, The Alto Knights está interpretada por Robert De Niro, Cosmo Jarvis, Debra Messing, Kathrine Narducci, Michael Rispoli, Wallace Langham, Matt Servitto, Louis Mustillo, Carrie Lazar y Bob Glouberman. La película se estrena en España el 21 de marzo de 2025 de la mano de Warner Bros Pictures España.
El todo es menos que la suma de las partes
The Alto Knights evidencia que un buen director, como Barry Levinson (responsable de Rain Man y Good morning Vietnam), un guionista experto en el género como Nicholas Pileggi (en su haber Uno de los nuestros y Casino), y un reparto rutilante encabezado por Robert De Niro, no siempre garantizan la excelencia. A pesar del talento individual, el conjunto resulta ser menor que la suma de sus partes, dejando una sensación de obra correcta, pero sin brillantez.
The Alto Knights, basada en unos increíbles hechos reales, tiene vocación de ser una película de gánsteres de la vieja escuela y sitúa bien la escena. Aparece una lujosa Nueva York de los años 50 con trajes hechos a medida y bares lujosos, coches de ensueño y corbatas impecables brillantina y carmín de labios siempre perfectamente aplicado. La ambientación es perfecta, y nos prepara para una de nuestras amadas películas clásicas de gánsteres.
El protagonista, Frank Costello, nos cuenta la película bajo su punto de vista, porque para eso es su historia y para eso es el héroe. Él se presenta como un modelo, un hombre extrañamente honrado y un profesional, solo que no respeta la ley porque lo que está mal es la ley. Este hombre se ha acomodado llevando un negocio legal y, al mismo tiempo, traficando licor y gestionando juegos de azar, todo dentro de los límites de su propia moral, intentando no cometer crímenes de sangre o errores demasiado graves, para no meterse en problemas.
En contraste, su amigo/enemigo, Vito Genovese, ya ha cometido dos asesinatos, ha vuelto a casa y quiere iniciarse en el tráfico de droga en las ciudades, un nuevo territorio, arriesgado pero lucrativo. The Alto Knights relata esa rivalidad entre ellos, en la que Vito está dispuesto a todo para recuperar el liderazgo, y el otro a mantener su espacio y sobrevivir. Son dos modelos de delincuencia, y el enfrentamiento da lugar a muchos diálogos, pero poca tensión real en el espectador.
El principio del fin
The Alto Knights es deudora de las grandes películas de gánsteres, y cita a menudo escenas de El Padrino o el brillante estilo visual de Scorsese. Se queda en un terreno incómodo, entre las narraciones épicas clásicas o un discurso íntimo de una película de personajes, sin decidirse por una opción, y esta tierra de nadie vuelve la narrativa algo descolorida. La primera parte es verbosa y laberíntica, no ocurre gran cosa, tiene mucha palabrería y menos interés. En la segunda parte, The Alto Knights acelera y presenciamos escenas de verdadero suspenso y emoción, con toques de humor. El desenlace es interesante y resuena como el principio del fin de la mafia tradicional, visto con ingenio. Deja un espacio para reflexionar cómo podía ser que un gigante de este porte tuviera unos pies, si no de barro, al menos frágiles, que dependían más que nada de la voluntad de la sociedad de tolerarlos.
De Niro, un actor de leyenda, hace dos papeles, pero no es fácil percibirlo, porque las caracterizaciones son distintas. Más que confrontaciones físicas, se ve a los personajes vivir cada uno en su mundo, que, eso sí, están muy enfrentados. De Niro ofrece una actuación correcta, si bien muy lejos de sus momentos estelares. En cuanto a los estelares secundarios, están por desgracia infrautilizados, ya que se les dan pocos minutos en pantalla, por lo que no pueden desarrollarse adecuadamente.
En conclusión, The Alto Knights evoca con maestría la Nueva York de los 50, con una ambientación que remite a los clásicos del género. A pesar de la correcta interpretación de De Niro en un doble papel, la película no aprovecha del todo el potencial de su rutilante reparto. El conflicto de los dos gánsteres genera momentos de tensión e incluso humor en la segunda parte de la película, culminando en un desenlace que presagia el declive de la mafia tradicional.
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