Cobertura realizada por Daniel Farriol:
72 Festival de San Sebastián
No es cine todo lo que reluce se ha desplazado hasta el 72 Festival de San Sebastián, y os iremos contando nuestras primeras impresiones de todas las películas que tengamos la oportunidad de ver, así como otras cosas interesantes que sucedan en estos días tan señalados y dedicados al mejor cine nacional e internacional que se estrenará en los próximos meses. Hoy os hablamos de las películas: The Seed of Sacred Fig, La habitación de al lado y Winter in Sokcho.
DANEY ANJIR MAABED / THE SEED OF THE SACRED FIG / LA SEMILLA DE LA HIGUERA SAGRADA
Dirigida por: Mohammad Rasoulof
Intérpretes: Misagh Zare, Soheila Golestani, Mahsa Rostam, Setareh Maleki
País: Irán – Alemania – Francia
Perlas
Sinopsis: El juez de instrucción Iman se enfrenta a la paranoia en medio de los disturbios políticos de Teherán. Cuando su pistola desaparece, sospecha de su mujer y sus hijas, imponiendo medidas draconianas que tensan los lazos familiares a medida que las normas sociales se desmoronan.
Nuestra opinión: The Seed of the Sacred Fig es un contundente drama alegórico realizado por Mohammad Rasoulof que toma como punto de partida la muerte en 2023 de la joven Mahsa Amini a manos de las autoridades iraníes por llevar un «hiyab inadecuado». El director utiliza imágenes reales grabadas con dispositivos móviles de las manifestaciones que clamaban justicia por la chica y las intercala dentro de una historia familiar que no deja de ser una radiografía de la sociedad iraní contemporánea.
El patriarca de esa familia es ascendido a juez de instrucción y ante la creciente ola de disturbios se convertirá en uno de los verdugos que dicta sentencias rápidas para ejecutar a todos aquellos que molestan al régimen. El conflicto moral del hombre podría llevarnos a pensar que estamos ante una obra afín al universo de Asghar Farhadi, pero el filme toma luego otros derroteros muy diferentes.
El juez es un trabajador que honra al régimen y, aunque de inicio no lo parece, su forma de pensar arrastra consigo todo el peso de las convicciones del fundamentalismo talibán. Sus dos hijas adolescentes, por contra, representan el aperturismo democrático de las nuevas generaciones de mujeres que como Mahsa Amini se rebelan contra las imposiciones de vestimenta y comportamiento que no entienden. El último vértice del triángulo es la madre, una mujer acostumbrada a lidiar con las restricciones que sufren las mujeres en público, pero que intentará mantener el equilibrio familiar negociando para que ambas partes no entren en un conflicto generacional de inesperadas consecuencias. La desaparición del arma reglamentaria del juez en su propia casa (mal asunto cuando la justicia lleva pistola) transformará el ambiente familiar en un lugar irrespirable cuando el padre sospeche que han sido sus propias hijas quienes se la han robado.
Tras un inicio de alto contenido político, Mohammad Rasoulof irá derivando el relato hacia una intriga terrorífica que amplifica en un último tercio inesperado (que puede distanciar a algunos espectadores de la pantalla). En ese momento prescinde conscientemente de toda credibilidad para potenciar la fuerza de su discurso de denuncia acerca de la violencia sistemática ejercida contra las mujeres por parte del gobierno y del patriarcado iraní. Se puede achacar al filme que pierde la sutileza del inicio y que utiliza la brocha gorda para captar la atención del público, pero lo cierto es que funciona con bastante coherencia dentro del planteamiento metafórico inicial de una familia como microcosmos que concentra los diversos pensamientos de la sociedad iraní actual.
LA HABITACIÓN DE AL LADO / THE ROOM NEXT DOOR
Dirigida por: Pedro Almodóvar
Intérpretes: Tilda Swinton, Julianne Moore, John Turturro
País: España
Proyecciones Premio Donostia
Sinopsis: Ingrid y Martha fueron muy amigas en su juventud. Ambas trabajaban en la misma revista, pero Ingrid acabó convertida en novelista de autoficción y Martha en reportera de guerra. Las circunstancias de la vida las separaron y, después de muchos años sin tener contacto, vuelven a encontrarse en una situación extrema, pero extrañamente dulce.
Nuestra opinión: Almodóvar aterrizó en San Sebastián para recibir un sentido homenaje en forma de Premio Donostia y tras su paso por el Festival de Venecia con el histórico León de Oro bajo el brazo. La habitación de al lado, su primer trabajo rodado en inglés, es un emotivo drama sobre la necesidad de una muerte digna y sobre el acompañamiento a nuestros seres queridos en el ocaso de sus vidas. No es una casualidad que estos fueran el auténtico leit motiv de esta edición del festival, tal vez, debido a que muchas de las películas que contemplamos ahora fueron gestadas durante la pandemia y el confinamiento, una época que nos hizo tomar una mayor conciencia sobre nuestra finitud.
La habitación de al lado es una obra solemne e imperfecta, con referencias poéticas entre las que destaca «Dublineses» de James Joyce (y la adaptación cinematográfica realizada por John Huston), pero con fugas más frívolas hacia el universo habitual del director manchego, incluyendo su característico humor. El filme narra la amistad entre Ingrid (Tilda Swinton), reportera de guerra que padece un cáncer terminal, y Martha (Julianne Moore), novelista de éxito que retrata en sus libros el miedo que tiene a la muerte. Tras varios años de separación, el destino las vuelve a unir para compartir una experiencia que les hará reconsiderar algunas de sus creencias más íntimas. Ingrid pedirá a Martha que le acompañe en sus últimos días, tiene previsto suicidarse antes de que la enfermedad le consuma, pero no quiere morir sola.
Almodóvar filma a las dos actrices con su habitual delicadeza y sensibilidad, extrayendo magníficas interpretaciones de ambas. La puesta en escena elude la oscuridad de la historia con diversos juegos cromáticos donde vestuario y atrezzo escenifican los estados anímicos o la conjunción de esas dos personalidades tan distintas que se complementan. Es cierto que el guion tiene lagunas, el personaje de John Turturro recita algunos diálogos imposibles que parecen discursos políticos, y los flashbacks quedan descolgados de la linealidad que conserva el resto de la narrativa, sin embargo, son detalles menores dentro de una película que demuestra la depuración de un estilo y la madurez de un autor que alcanzó su cénit en aquel testamento temprano que era Dolor y gloria (2019).
Sin llegar a la altura de aquella, La habitación de al lado es un melodrama existencial que ofrece una hermosa mirada a la muerte desde la vida, resaltando los valores que otorgan algo de sentido a este sinsentido. La banda sonora de Alberto Iglesias enfatiza las emociones y el trabajo de cámara se concentra en los personajes por encima del contexto. Se trata de un filme íntimo de bella factura que encuentra en la sobriedad de sus imágenes un pretexto para ahondar en el alma humana con destellos poéticos que perdurarán para siempre en nuestra memoria como ese final bajo la nieve.
HIVER À SOKCHO / WINTER IN SOKCHO
Dirigida por: Koya Kamura
Intérpretes: Bella Kim, Roschdy Zem, Mi-hyeon Park, Tae-Ho Ryu
País: Francia – Corea del Sur
Nuevos Directores – Clausura
Sinopsis: En Sokcho, un pequeño pueblo costero de Corea del Sur, Soo-Ha, de 25 años, lleva una vida algo aburrida cuyo ritmo marcan las visitas de su madre, una pescadera, y su relación con su novio, Jun-Ho. Cuando un francés, Yan Kerrand, llega a la pensión en la que Soo-Ha trabaja, la muchacha empieza a cuestionarse su identidad y la de su padre francés, del que apenas sabe nada. Mientras el invierno se apodera del pueblo, Soo Ha y Kerrand se observarán y analizarán mutuamente, intentando comunicarse.
Nuestra opinión: En todos los festivales hay una película que pasa desapercibida para la mayor parte del público y con la que uno conecta de manera especial. En mi caso, Winter in Sokcho fue el gran descubrimiento de esta edición del SSIFF. Se trata de una película pequeña que supone el debut en la dirección del franco-japonés Koya Kamura trasladando a imágenes la novela escrita por la franco-coreana Elisa Shua Dusapin. Precisamente, esa dualidad en los orígenes de ambos autores es una de las claves sobre las que versa esta preciosa película ambientada en un pueblo costero de Corea del Sur y protagonizada por una joven, Soo-Ha (Bella Kim), que trabaja en una pensión y lleva una vida tranquila hasta que la llegada de un turista francés revoluciona sus pensamientos.
Winter in Sokcho nos habla sobre la identidad y la autoaceptación. Soo-Ha es una chica inteligente que, sin embargo, tiene carencias e inseguridades interna que purga a través de una enfermedad de desorden alimentario. Nunca conoció a su padre, un francés que abandonó a su madre, y esa ausencia de una figura paterna ha marcado su existencia desde pequeña ligándola a una sensación de rechazo que le ha producido igualmente problemas de aceptación con su propio cuerpo.
Las exigencias de la sociedad asiática respecto a la belleza de las mujeres y la necesidad de formar una familia como símbolo del éxito, también forman parte del trasfondo de la película, en el caso de la protagonista esas cosas han hecho mella en su estado de ánimo y ha encontrado una especie de lugar seguro en la rutinaria vida de la pequeña ciudad de Sokcho como un mecanismo de defensa que le aísla de la realidad. Para subrayar algunos de los pensamientos que la chica evita compartir con nadie, la película utiliza fragmentos de animación creados por la artista Agnès Patron, es una manera abstracta y poética de darles forma.
Por contra, tenemos a Yan Kerrand (Roschdy Zem), un pintor malcarado y arisco que llega a Sokcho en busca de la inspiración perdida, también busca su propio refugio. Entre ambos surgirá una relación de confianza paulatina de la que se nutrirán sus respectivas urgencias emocionales. Pero tras la curiosidad inicial, Soo-Ha se sentirá atraída por ese misterioso hombre, mucho mayor que ella y que no le corresponde, en él creerá encontrar lo que le falta en la relación con su novio y también con su padre ausente. Pero Winter in Sokcho no es un drama romántico, el encuentro entre los personajes será finalmente el estímulo que necesitaban para superar el bache de sus vidad y encauzar sus respectivos caminos por separado y, sobre todo, al margen de la opinión de los demás.
El director Koya Kamura muestra una asombrosa madurez para retratar desde la sencillez emociones humanas muy complejas. Su película encuentra el equilibrio perfecto entre el costumbrismo de la ambientación y el rigor de sus reflexiones acerca de la búsqueda identitaria. Es un filme de bella factura, con una banda sonora evocadora y una interpretación maravillosa de la debutante Bella Kim.