viernes, abril 25, 2025

Crítica de ‘Longlegs’: Oscuro thriller con un uso magistral del lenguaje cinematográfico

Las críticas de Laura Zurita:
Longlegs

A Lee Harker, una nueva y talentosa agente del FBI, le han asignado un caso sin resolver de un asesino en serie. A medida que la investigación se complica y se descubren pruebas ocultas, Harker se da cuenta de que existe un vínculo personal con el despiadado asesino y debe actuar con rapidez para evitar otro asesinato.

Longlegs está escrita y dirigida por Osgood Perkins, e interpretada por Maika Monroe (Lee Harker), Nicolas Cage (Longlegs/Dale Cobble), Blair Underwood (Agente William J. Carter), Alicia Witt (Ruth Harker), Michelle Choi-Lee (Agente Browning), Dakota Daulby (Agente Horatio Fisk), Kiernan Shipka (Carrie Anne Camera), Lauren Acala (Joven Lee Harker), Jason Day (Padre Camera), Lisa Chandler (Madre Camera), Ava Kelders (Ruby Carter), Carmel Amit (Anna Carter) y Peter James Bryant (Agente senior del FBI). La película se estrena en España el 2 de agosto de 2024 de la mano de DeAPlaneta.

Longlegs

Cine de autor que nos deja clavados a la silla

Longlegs es la nueva película de Osgood Perkins, conocido también como Oz Perkins, hijo del inolvidable Anthony Perkins que nos dejó sin aliento en la magistral Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960). El director ya ha mostrado su querencia por el cine de género, y  ha trabajado en películas como La niña de la fotografía (The Girl in the Photographs, 2015), La hija del sacerdote nNegro (The Blackcoat’s Daughter, 2015), Soy la bonita criatura que vive en esta casa (I Am the Pretty Thing That Lives in the House, 2016), Gretel y Hansel (Gretel & Hansel, 2020) y un episodio de The Twilight Zone: You Might Also Like (2020). En Longlegs, además, interviene como autor de la banda sonora un tal Zilgi, quien se ha dicho que podría tratarse de un seudónimo de Elvis Perkins, su talentoso hermano. Oz Perkins ha mostrado un talento para la renovación del lenguaje del cine de género, al que le da una dimensión autoral, mostrando que el género puede crecer y renovarse, como ya hemos visto en el cine de autores tan importantes como Ari Aster y Jordan Peele

Longlegs es una película angustiosa, que nos sumerge en un universo oscuro y perturbador, una obra que explora los límites de la mente humana y los abismos del miedo y la impotencia. El director, con una visión audaz y una sensibilidad única, teje una trama compleja que nos mantiene en vilo hasta el final. Huelga decir que cuanto menos se sepa de la historia al entrar en el cine, más se disfrutará.

Aunque se presenta como una historia de terror sobrenatural, Longlegs se revela más bien como un oscuro thriller psicológico que sigue la investigación de una nueva agente del FBI, Lee Harker, que quiere encontrar el autor de una serie de horrendos crímenes. Tiene referencias tan importantes y clásicas como El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991), en la que una protagonista novata y asustada se enfrenta a un caso que desafía sus límites y la sumerge en un mundo de oscuridad y misterio. Otras referencias son dos obras de David Fincher, Seven (1995) y Zodiac (2007), en las que la policía se enfrenta a sucesivos crímenes crueles y retorcidos que les cuesta no solo aclarar, sino incluso comprender. Los sobrepasados agentes del orden trabajan en escenas del crimen oscuras y lúgubres, oscuridad que no es solo un reflejo del escenario del crimen, sino también un símbolo de la ignorancia y el desconcierto en los que están sumidos los investigadores.

En Longlegs el director interpone comentario sutil sobre la capacidad de la protagonista de acercarse de manera más efectiva a la resolución de los crímenes. La agente combina su intuición (que es un producto de procesamiento de información que guarda su subconsciente) con una elaboración paciente y sistemática de las pistas dejadas por el culpable, que, como hemos visto otras veces, juega al gato y al ratón con la policía, como si tuviera un deseo secreto de ser aprehendido.

La estética visual de Longlegs es soberbia. Los encuadres, cuidadosamente construidos, crean una atmósfera opresiva y claustrofóbica. La paleta de colores, predominantemente oscura y basada en tonos como el rojo y el naranja, acentúa la sensación de inquietud.

Oz Perkins no utiliza mucho los movimientos de cámara, sino que se basa en planos fijos y en la construcción de encuadres, en la impoluta puesta en escena y un cuidadoso proceso de montaje. Longlegs juega asimismo con los flashbacks, revelando fragmentos del pasado que se entrelazan con el presente. La manera de hacerlos, en formato cuadrado, distinto al del tiempo presente, separa los mundos y los puntos de vista de las personas, y nos da pistas de cómo se han construido las personas que han llegado a ser. Es también notable el uso de objetivos de ángulo abierto y de planos solitarios, con lo que la figura de la protagonista, a menudo aislada y sumida en la penumbra, refleja la soledad y el desasosiego que la invaden.

Longlegs también hace un uso magistral del sonido. La banda sonora, inquietante y envolvente, sumerge al espectador en un viaje alucinante. Los silencios, tan importantes como los sonidos, contribuyen a crear una tensión palpable.

Longlegs

Actuaciones magistrales al servicio de un buen guion

El guion de  Longlegs no da tregua, y nos lleva llenos de intriga y angustia a su tramo final, sorprendente y ambiguo, con unas escenas que resuelven muchas preguntas y construyen otras, aunque los últimos minutos no reflejan la misma complejidad que el resto de la película.

Maika Monroe, como la agente Harper, nos conmueve por una actuación que combina la vulnerabilidad, la inteligencia y una férrea determinación. La actriz entrega en Longlegs un trabajo excepcional, dando a su personaje muchas capas de complejidad. Merece la pena mencionar el personaje de Alicia Witt interpretando a Ruth Harker, la madre de la agente, una mujer entristecida que vive en una casa desordenada y atiborrada de recuerdos, en una imagen simbólica de su psique y su historia.

Nicolas Cage ofrece una interpretación magistral en Longlegs, encarnando a un personaje que le va como anillo al dedo. Poco vamos a revelar de este personaje, salvo que está fuertemente caracterizado, y es alguien que solo al final empezamos a comprender, aunque solo sea en parte, y que inquieta porque nunca nos deja ver todos sus secretos. Su presencia en pantalla es magnética y perturbadora, siendo tan engañosamente expansivo y horriblemente vital como Hannibal Lecter en El silencio de los corderos era elegante y contenido.

En definitiva, Longlegs es una película que nos sumerge en un turbio mundo de oscuridad y misterio. La combinación de una dirección sólida, una fotografía impecable y una banda sonora inquietante hacen de ella una obra de arte visual y sonora. Su atmósfera opresiva, y sus personajes complejos la convierten en una inolvidable experiencia cinematográfica. Con Longlegs, Oz Perkins se consolida como uno de los directores más interesantes del cine de terror contemporáneo y muestra que el género tiene aún mucho que ofrecer y puede evolucionar y crear nuevas perspectivas.


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Longlegs

8

Puntuación

8.0/10

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