Crítica de ‘Bienvenidos a Edén‘: Creada para el éxito… y el olvido

Si hablamos de una serie ambientada en una isla remota en la que un grupo de personas muy dispares viven experiencias cuanto menos atípicas, todo ello rodeado de misterio y con una pizca de ciencia ficción, claramente pensamos en Perdidos, pero si a eso le agregamos que los protagonistas son influencers jóvenes y atractivos, cambiamos la mítica serie por Bienvenidos a Edén, la nueva apuesta de Netflix para arrasar.

¿Eres feliz? Con esta pregunta Zoa y otros cuatro atractivos jóvenes, muy activos en las redes sociales, son invitados a la fiesta más exclusiva de la historia en una isla secreta, organizada por la marca de una nueva bebida. Lo que comienza siendo un viaje excitante pronto se transformará por completo en el viaje de sus vidas. Pero el paraíso no es realmente lo que parece… Bienvenidos a Edén.

Un misterio a fuego demasiado lento

Esta serie creada para ser un éxito, claramente se encuentra con esa misma pega, y es que en ocasiones las grandes series lo son con el paso de los años, y no por la presión de tener que serlo. Desde el principio nos damos cuenta que han puesto toda la carne en el asador, tanto a nivel de rodaje, producción y reparto, pero es tanta la necesidad que tenemos de disfrutarla, que se nos hace eterno hasta que empieza a pasar algo.

Bienvenidos a Edén es un drama ambientado en unos parajes exóticos que busca mantener intrigados a los espectadores gracias a todos los giros adolescentes y su pizca de ciencia ficción, pero también quieren intentar dejar cierto poso o mensaje sobre si esta muestra de la población que adora las fiestas, el alcohol y las redes sociales son capaces de desarrollarse como personas. A pesar de la premisa y cómo la serie se toma a sí misma tan en serio, no acaban desarrollando todo su potencial ni es capaz de profundizar en sus personajes.

Misterio y drama surge a la sombra de la mítica Perdidos y, por suerte de los más jóvenes, que quizás no la han visto nunca, no tienen con lo que comparar y por tanto no sale perdiendo a la primera de cambio. Su público principalmente son adolescentes y adultos jóvenes, y puede que por eso no haya entrado desde el principio en el juego de la serie.

Una serie para jóvenes hecha por adultos

El público objetivo de la serie es aquel que adora seguir en redes sociales los bailes y la vida de quienes se muestran «tal y como son» a diario, y que en esta serie son los protagonistas, de ahí que su reparto esté plagado de jóvenes atractivos que sirven de reclamo a los espectadores. Claramente tenían en mente llegar a ese espectador que quiere ir de fiesta y le encanta ver a otras personas divertirse, y eso lo dan durante la mayor parte del primer episodio. A mi me acabó aburriendo bastante y me hizo sentir hasta fuera de lugar, pero al menos luego mejora cuando profundizamos en la trama central, aunque para llegar a ella debemos superar mucha fiesta y mucho influencer creído.

Estando escrita por Joaquín Górriz (Desaparecidos) y Guillermo López (Atrapada) confiaba en la parte de misterio de la serie, y estando en la dirección Daniel Benmayor (Xtremo) y Menna Fité (Merlí) no dudaba que tendríamos dosis de acción con una puesta en escena impresionante, y un buen toque de drama. Pero, a pesar de contar con tan solvente equipo detrás de las cámaras, lo que no cabe duda es que es una serie hecha por adultos que creen que esto es lo que quieren los jóvenes de hoy. Podría estar equivocado, pero viendo el resultado creo que no, pues desde el inicio se nos muestra a estos adolescentes como jóvenes obsesionados por la fiesta que no se preocupan por nada ni por nadie, siendo demasiado unidimensionales.

No todo es fiesta y descontrol

Si aguantamos hasta el final, somos capaces de darnos cuenta que su joven reparto tiene por delante un gran futuro, pudiendo ofrecer buenas interpretaciones cuando no están bebiendo y bailando. Los actores cumplen con las exigencias del guion, y puede que por desgracia para ello estén los pobres diálogos y los clichés que rodean a sus personajes afee su trabajo.

Amaia Aberasturi interpreta a Zoa de una manera muy sobria, algo muy difícil en este mundo de descontrol, pero no puede conseguir que veamos un gran personaje pues la trama no la acompaña para nada. En otros papeles importantes también tenemos a Belinda Peregrín como la influencer África, que consigue ser convincente como alguien a quien podamos odiar por sus prepotencia, pero también somos capaces de entender que muchos jóvenes la sigan por su estilo de vida. En el apartado de personajes adultos, tenemos un reparto excepcional encabezado por Amaia Salamanca, Guillermo Pfening y Ana Wagener.

Bienvenidos a Edén es una serie que puede hacer sentirse viejos a muchos espectadores, incluso a quienes acostumbramos a ver muchas series y películas con personajes adolescentes con los que es fácil empatizar. Ser mayor puede hacer que sea complejo que nos enganchemos a una serie de este tipo, aunque no dudo que tendrá una cantidad ingente de espectadores que adorarán a los protagonistas y se quedarán perplejos por sus vivencias en la serie. A todos ellos, ¡pasadlo bien! A los demás, pasad a la siguiente serie.