Las críticas teatrales de Laura Zurita:
La madre
La obra narra el dolor y la soledad de una madre que ve salir a sus hijos y se encuentra sola en su casa. La narración no es lineal, y se invita al espectador a recorrer un laberinto, que es el de los pensamientos del personaje perdido de la madre.
¿Puede una madre amar demasiado? ¿Existe un límite para ese amor? ¿Qué ocurre cuándo un hijo crece y se va? Anne ha construido la vida alrededor de su hijo Nicolás y ahora que se ha ido está sufriendo el síndrome del nido vacío y descubriendo el verdadero vínculo con su marido.
¿Anne ha vivido para ella o para los demás? ¿Todo ha sido una ficción sin sentido? Las decisiones que ha tomado la persiguen. Hay tanto que quiere decir…
La madre está dirigida por Juan Carlos Fisher, sobre un texto de Florian Zeller. La obra está interpretada por Aitana Sánchez-Gijón, Juan Carlos Vellido, Álex Villazán y Júlia Roch. La obra se estrenó en el Teatro Pavón el 7 de marzo de 2024.
Una madre en un nido vacío
Florian Zeller, «el nuevo autor teatral más apasionante de nuestro tiempo», según el crítico de The Guardian Mark Lawson, es el creador de la trilogía familiar compuesta por La madre (2010), El padre (2012) y El hijo (2018). Esta serie de tres obras teatrales explora temas relacionados con las relaciones familiares, la memoria y la percepción, centrándose en un miembro diferente de la familia en cada obra.
En El padre, el protagonista lucha contra el olvido y la demencia. Por otro lado, El hijo aborda los problemas emocionales de un joven cuyo padre acaba de tener otro hijo. La madre, por su parte, enfrenta la reacción de Anne, una mujer que cuya vida ha girado alrededor de su familia cuando los hijos se han ido de casa y el matrimonio experimenta el momento del nido vacío. Ahora que Anne no tiene a nadie a quien cuidar, ve su vida cambiar dramáticamente y se enfrenta a una crisis de identidad. Anne, la protagonista, se encuentra con mucho tiempo libre, poco que hacer y mucho que pensar, y presenciamos una serie de eventos en la casa entrelazados con sus diálogos interiores.
Al igual que las otras obras de la trilogía, esta obra muestra cómo el cine y el teatro se inspiran mutuamente. La manera en que están construidas no podría concebirse si obras cinematográficas anteriores no hubieran explorado las posibilidades de narraciones no lineales y maneras alternativas de enfrentar el tiempo. La madre entabla un diálogo con el espectador, sin seguir una progresión lineal clara, y es necesario prestar atención a los pequeños detalles que orientan sobre si lo que estamos viendo es real o parte de la visión interna de Anne. Tras presenciar la obra, es fácil imaginar que una dirección podría convertirla en una excelente película, como ya lo fueron las dos adaptaciones al cine de las otras dos obras de la trilogía, dirigidas por el mismo Florian Zeller, El padre (2020) y El hijo (2022).
Realidad caleidoscópica
En La madre, vemos sobre la escena momentos de la vida cotidiana de la mujer, representados de manera caleidoscópica, multifacetada, fractal. En algunas de ellas, las frustraciones, obsesiones y miedos son evidentes y expresados de manera directa, mientras que en otras se esconden bajo capas de disimulo y buenas maneras. A veces, vemos transcurrir hechos recurrentes o que parecen sucederse circular, quizás como una referencia a los pensamientos obsesivos de alguien que rumia sobre su vida más que vivirla.
El autor utiliza rimas evidentes entre la relación de Anne con su hijo y su marido. Es inquietante cómo los gestos, actitudes y conversaciones de Anne con uno evocan las que tiene con el otro. De manera similar, la novia del hijo refleja aspectos y actitudes de Anne, en una relación que fluctúa entre el rechazo y la emulación.
El diseño de sonido de La madre está cuidadosamente elaborado. En escenas paralelas, el uso del sonido indica la mezcla de realidad y subjetividad, mientras que en otras marca los estados de ánimo de los personajes, especialmente de Anne.
El peso de La madre recae principalmente en los hombros de Aitana Sánchez-Gijón interpretando a Anne, quien ocupa el centro de la obra durante toda su duración. Es un papel exigente en el que la actriz, en momentos distintos, encarna a una madre sufriente, una esposa abnegada y una mujer ilusionada y feliz, entregando todos estos matices de manera impecable y llena de emoción.
La madre es la compleja representación del drama de una mujer cuya vida y salud se resienten debido al síndrome del nido vacío. Es una obra exigente, ya que ofrece una visión compleja de las emociones de los protagonistas más que un relato realista de los hechos. Aitana Sánchez-Gijón entrega una actuación emotiva y llena de matices.