Las críticas de Óscar M.:
Civil War
En Civil War vivimos en un futuro cercano donde América está sumida en una cruenta guerra civil, un equipo de periodistas y fotógrafos de guerra emprenderá un trepidante viaje por carretera en dirección a Washington D.C. con la misión de llegar antes de que las fuerzas rebeldes asalten la Casa Blanca y arrebaten el control al Presidente de los Estados Unidos.
Esta película está dirigida y escrita por Alex Garland (28 días después y Ex_Machina), y protagonizada por Kirsten Dunst, Wagner Moura, Stephen McKinley Henderson, Cailee Spaeny y Jesse Plemons. Está producida por A24 y se estrena en España el 12 de abril de 2024 de la mano de DeAPlaneta.
El objetivo de la guerra
Civil War no puede llegar a las carteleras en un mejor momento, cuando ha pasado más de un año del inicio de la guerra en Ucrania y desayunamos diariamente con la masacre en Gaza. Se están destruyendo ciudades enteras por el simple hecho de que unos ciudadanos no se doblegan ante las decisiones de los mandatarios de una potencia cercana. En ambos casos, es el mismo escenario, una pugna de poder donde los perjudicados son los habitantes.
La guerra se reduce, básicamente, a quien ejerce y conserva el poder sobre otros que habitan en un determinado territorio utilizando los medios que estén a su alcance, siempre tienen importancia las ideologías y las partes implicadas. Se suele decir que en la guerra no hay buenos ni malos porque ambos tienen sus motivos, pero Civil War demuestra en imágenes todo lo contrario, que los ganadores de una guerra son quienes antes acaban con el enemigo, independientemente de las bajas o los motivos políticos que haya por el camino.
Los soldados de la batalla
El guión del propio Alex Garland es muy inteligente a la hora de usar a los personajes para contar la historia, haciendo que el espectador se encariñe con ellos, sea partícipe de su realidad y entienda sus actos. Al final, es lo que va a conseguir que vayamos de sus manos a través de una historia que no tiene una estructura clásica, ni una introducción previa a la situación bélica que se nos plantea en pantalla.
La experiencia en la escritura (esas calles vacías recuerdan mucho a 28 días después) y la dirección es palpable, demostrando que se ha tenido en cuenta hasta la imagen final que cierra la película. Una imagen que vale más que mil palabras, quizá es por eso que, parafraseando ese mismo refrán, el personaje de Kirsten Dunst sea tan silencioso, dejando que las instantáneas que captura su cámara hablen por ella.
El personaje de Cailee Spaeny es, claramente, la representación del espectador en la historia, metiéndose en mitad de un ambiente de guerra por pura ambición y curiosidad. Pretendiendo mantenerse al margen y siguiendo a su heroína, pero tardando poco en tomar partido a pesar de las pretendidas asépticas y crudas imágenes que el director intenta mostrar.
La música de la paz
Algo que destaca desde un primer momento es la selección de los temas musicales, canciones con letras fuertemente americanas, pero con composiciones vitalistas y animadas. Aquí son usadas de manera muy creativa para relajar la tensión de las escenas de guerra y quitar parte de la importancia a las imágenes que estamos viendo, llenas de escenas crudas y realistas para reflejar una realidad sin filtros.
Estas canciones, por desgracia eclipsan totalmente a la música incidental compuesta expresamente para la película, que se olvida por completo una vez terminada la proyección. Algo similar a lo que sucede con la campaña promocional, plagada de lugares míticos sitiados que, finalmente, no aparecen en ningún momento en la película y que también se da por olvidado tras la primera refriega y el inicio de la posterior aventura de los periodistas.
El despliegue de medios técnicos está más que justificado durante todo el metraje, pero el presupuesto se queda corto para lo que vemos en pantalla durante todo el tramo final. Probablemente mucho de lo que vemos estará hecho por ordenador, porque la logística para coordinar semejante cantidad de personal es sorprendente y desorbitada, y más teniendo en cuenta que está financiada por una productora relativamente joven, pero con grandes éxitos.
El foco y la distancia
Visualmente Civil War recuerda mucho a Hijos de los hombres (por la planificación de las escenas y la realidad mostrada, siempre poniendo el foco en el realismo) y huye acertadamente de fantasías como Asalto a La Casa Blanca o americanadas bélicas similares. En esta ocasión no hay héroes que esquiven mágicamente las balas, hay riesgo real para los personajes y situaciones de las que es imposible salir airoso.
La película de Garland intenta ser neutral, aséptica, documental y antibelicista desde un primer momento, pero acaba sucumbiendo a sus propios principios y posicionándose de la manera más lógica posible, implicándose en las situaciones ficticias, demostrando en imágenes la inutilidad de la guerra, la falta de importancia de las consecuencias de nuestros actos con los que sobrevivimos diariamente el ser humano o la escasez de implicaciones morales que conllevan la declaración de una guerra.
Civil War arrastra al espectador durante su corta duración por un viaje al interior del país americano y de la guerra, con un guión perfectamente planificado y con visiones del horror dosificadas, hasta llevarnos al terror mismo de la batalla. Una media hora final donde despliega toda la artillería que ha estado reservando durante más de una hora y que no nos ha preparado para su alegato final.
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Civil War
