viernes, marzo 29, 2024

Crítica de ‘Pentagram’: La verdadera maldición es ver la película

Las críticas de Daniel Farriol:
Pentagram

Pentagram film estadounidense de terror escrito y dirigido por Steve Lawson (The Haunting of Alcatraz, Bram Stoker’s Van Helsing), basado en una historia de Matthew McGuchan y Jonathan Sothcott. Cuatro ladrones de poca monta tienen una avería en el coche mientras huyen de su último atraco. Deciden entrar en una casa que parece abandonada sin saber que allí se ha realizado un ritual satánico que les obligará a permanecer en el interior de un pentáculo si no quieren morir. Está protagonizada por Chloe Farnworth (12 Hour Shift, First House on the Hill), Alexis Rodney (Feedback), Nicholas Bal (Doom Room, La casa del terror), Rachel Warren (Black Ops, Tribal Get Out Alive), Michael McKell, Jessica Arterton, Charlie Woodward y Emily Price. La puedes ver en Netflix desde el día 3 de Septiembre de 2021.

Serie B de la mala

Pentagram es otro mediocre filme de terror de Serie B manufacturado por la productora británica de cine independiente Hereford Films (una Blumhouse de baratillo) que está especializada en grabar películas de bajo presupuesto como churros con el productor Jonathan Sothcott al frente, conocido como el «DVD King» (un Roger Corman de baratillo). Esta propuesta de terror sobrenatural dirigida por Steve Lawson, director de joyitas del exploit más casposo como KillerSaurus (2015), solo asusta por lo mal dirigida y aburrida que resulta.

El filme se inicia con una secuencia que por como está rodada parece querer imitar el atraco inicial de la cafetería llevado a cabo por Pumpkin y Honey Bunny en la inolvidable Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994). Hay un constante intento de americanizar la trama, incluso los actores fuerzan el acento de su inglés, lo cuál hace todo aún más ridículo. Aquí tenemos un grupo de cuatro delincuentes de poca monta formado por Luke, Max, Lauren y Holly, ésta última una drogodependiente que empieza a tener «el mono». Tras el atraco su huida se ve interrumpida cuando el coche sufre una avería en mitad de una carretera perdida que les deja tirados en mitad de la América Profunda. Cerca de allí hay una casa que parece abandonada, pero pronto descubren que dentro hay un hombre que ha efectuado un pacto satánico que les obligará a permanecer en el interior de un pentáculo si no quieren ser devorados por un demonio. Pronto entenderemos que la pena es que el demonio no pueda entrar en ese pentáculo de tiza para comérselos a todos y nos ahorre los 80 minutos de sufrimiento.

Si Asmodeo levantase la cabeza…

La idea de partida de Pentagram no es terrible y podría haber servido para un buen corto o para un largo que explotase la tensión y lucha por la supervivencia de un grupo de personas en su encierro virtual dentro del pentáculo. Las reglas son básicas. Para mantener el círculo seguro y no ser atacados en esta dimensión por el demonio Asmodeo, las velas deben permanecer siempre encendidas y en su sitio. Es curioso que las velas tienen una duración arbitraria según las necesidades del guionista y tan pronto se acaba la cera de todas en pocos segundos como puede hacer infinita a una vela decorativa de pocos centímetros. Pero más allá de esas consideraciones sobre las trampas del guion, la película tiene poco suspense o inventiva, los efectos visuales son cutres y los diálogos parecen escritos por un niño de parvulario. 

Las referencias al terror británico de los años 60-70 producido por la Hammer como La novia del Diablo (La batalla de Satán) (Terence Fisher, 1968) o La monja poseída (Peter Sykes, 1976) le quedan muy grandes. No se saca provecho ni a la historia mitológica del demonio ni tampoco a la situación de tensión entre los cuatro amigos que deben tomar la decisión de sacrificar a alguien para poder salvarse y dejar de estar malditos. Que la película sea de bajo presupuesto no justifica que esté rodada con tan poco talento. La acción transcurre casi íntegramente en una habitación vacía y Steve Lawson no sabe que hacer para darle algo de dinamismo al asunto. Además, la fotografía de Richard John Taylor es horrorosa, más preocupada en utilizar filtros absurdos para matizar y contrastar los colores que en crear una mínima atmósfera inquietante. De los actores mejor ni hablamos. Todo es un verdadero desastre que no sirve ni para echarse unas risas. Si Asmodeo levantase la cabeza… se volvería corriendo al inframundo con el rabo entre las piernas. Estáis avisados. 


¿Qué te ha parecido la película?

Pentagram

3

Puntuación

3.0/10

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