envejece y hemos llegado a esas fechas tan adoradas como aborrecidas. Luces,
espumillón, turrones y mantecados, pero también aglomeraciones, cenas de
empresa y malos humores. Como fan que soy de la Navidad confieso que cada vez
me es más difícil mantener mi espíritu de Bob Cratchit. Antes de que chilles y
mandes la cena de Nochebuena a hacer puñetas para retirarte a la soledad de una
cueva, respira hondo, prepara chocolate caliente y disponte a disfrutar del
cine bajo una manta. Y como las fechas lo exigen, haz un buen maratón de
películas navideñas.
diez propuestas para este año:
1- El bazar de
las sorpresas (1940). La película en la que se basó Nora Ephron para el guión de Tienes un email. No aceptéis
imitaciones, la original goza de más magia y humor que su remake. Un
jovencísimo James Stewart en las manos de Ernst Lubitsch adaptando la
obra de teatro del autor húngaro Miklós
László. Una verdadera delicia.
2- Cita en San
Luis (1944). Una de las obras maestras de Vincent Minnelli. Para ella se compuso
Have Yourself a Merry Little Christmas. Reto a los mas duros a no emocionarse
cuando la canta Judy Garland acompañada de las lagrimas de Margaret o’Brien.
vivir! (1946). No es Navidad si no ponen esta película unas diez veces en
televisión. Frank Capra consigue que hasta el Grinch más desalmado sonría con
la historia del bueno de George Bailey que representa a todo hombre, y nos
enseña que cada alma de este mundo es indispensable en la vida de todos
aquellos que le rodean. James Stewart recuperó con este film su estatus de
estrella, tras el parón en su carrera que supuso la Segunda Guerra Mundial, y
su interpretación de George Bailey estableció su imagen de hombre sencillo y
amable.
maravillosa, como no podía ser menos viniendo del talento de John Landis, con
Dan Aykroyd y Eddie Murphy en lo mejor de su carrera. Esta película tiene tanta
bondad como mala leche, así que es perfecta para los antinavideños.
Columbus se basó en Bedford Falls, el pueblo de ¡Qué bello es vivir! para el
pueblo de Gremlins. Los paralelismos entre ambas películas no tienen fin, pero
claro, George Bailey nunca tuvo que enfrentarse a unos monstruitos verdes
amigos del caos y la maldad. No pierde con los años (creédme, la vi ayer en
pantalla grande). La película de Joe Dante sigue siendo un título
imprescindible del género fantástico.
estos días. Y me da igual lo que digan algunos: La segunda no le hace honor a
la primera. Al fin y al cabo, por mucho terror de los Cárpatos que sea Vigo,
nunca superará a un muñeco de marshmallow de cincuenta metros.
ser considerado patrimonio de la humanidad aunque sólo sea por esta
película donde interpreta al ambicioso y cruel Frank Cross, un Scrooge moderno
a cargo del invento más peligroso del siglo XX: la televisión. No puedo ser
objetiva, yo podría verla todos los días del año.
una historia que tiene un lugar especial en la cinematografía navideña. Yo al
menos me pregunto cada vez que salgo de casa si me he dejado a Kevin
McCallister.
adaptación del cuento de Dickens se ha llevado a la pantalla decenas de veces,
de manera más o menos fiel (Ahí tenemos el ejemplo de Los fantasmas atacan al
jefe). Si me dan a elegir, me quedo con la versión que la factoría Henson hizo
con sus marionetas y el talento de Michael Caine interpretando a Ebenezer
Scrooge.
y sin embargo con tanto encanto que es difícil no rendirse ante ese guión de
vidas cruzadas donde la Navidad no es más que una excusa para mostrar la
naturaleza amable del ser humano.
abrumadores. Os deseo que os enamoréis de una persona inesperada, que os ayuden
a apagar las luces de la casa antes de un primer beso. Desconfiad de los
millonarios que jueguen con vuestros destinos. Que no os sobre cena no vaya a
ser que un mogwai picotee tras la media noche. Si os quedáis solos en casa,
agudizad el ingenio por si vienen ladrones. Buscad a vuestro maestro de las llaves
o a vuestra guardiana de la puerta, y juntos, que el amor os cosa a leches.
Conseguid que un ángel se gane sus alas. Y aprended todo lo que podáis de los
fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras. Pero, sobre todo,
intentad tener unas felices fiestas.
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