Una de las muchas películas de propaganda rodadas y estrenadas durante la Segunda Guerra Mundial, con el fin de recaudar fondos para la guerra, Bataan es una de las que mejor ha soportado el paso del tiempo.
En los primeros meses de 1942, el ejercito japoneses avanzaba a toda velocidad por las Filipinas, y las tropas americanas y filipinas se retiraban a la península de Bataan, donde esperaban poder resistir mientras los USA se preparaban para la guerra. Sin embargo, la historia no habla de la lucha en la propia Bataan, sino que se centra en un hipotético episodio de una acción de retaguardia sostenida por una patrulla de 13 hombres que deben impedir cuanto más tiempo sea posible que los japoneses reparen un puente vital para el avance.
El episodio es completamente ficticio, y, además, toma muchos elementos de un gran clásico que es La patrulla perdida, pero la película tiene varios detalles interesantes: La película le sirvió a Robert Taylor, que hasta la época sólo hacía papeles de galán, para comenzar a interpretar otro tipo de papeles, evitando encasillarse en un solo papel. Por otro lado, la mezcla de razas y colores es algo completamente inusual en las películas de la época. Además, las escenas de combate cuerpo a cuerpo, aunque no muy sangrientas, son bastante realistas, y en la época causaron muchísima impresión. La película muestra el lento desgaste de los 13 soldados. Cómo poco a poco van cayendo, disparados por un enemigo al que no ven o ametrallados desde el aire por un enemigo al que no pueden hacer frente.
Aunque está rodada en un estudio, y los escenarios «cantan» un poco, Bataan logra crear una atmósfera opresiva, que reproduce la lucha en la jungla. El enemigo parece estar en todos lados, oculto en la maleza, y no se puede dejar de vigilar ni un minuto, en un duelo mortal de observar y no ser observado. En este aspecto, esta muy cerca del nivel de Objetivo Birmania.
La película no está pensada para crear emoción. En el momento del estreno todos los espectadores sabían perfectamente cómo iba a terminar: El recuerdo de la derrota en Filipinas todavía estaba reciente. Su misión era emocionar al espectador, que, al finalizar la película compraría bonos de guerra para colaborar en la derrota del «malvado enemigo japonés». Sin duda, una película realmente comercial.
Que aproveche