miércoles, abril 30, 2025

Teatro | Crítica de ‘Murmullo’: El viaje del duelo

Las críticas teatrales de Laura Zurita:
Murmullo

Murmullo es la segunda parte del Tríptico de la Vida un ambicioso proyecto que, por su 40º aniversario, la sala Cuarta Pared presentará entre los meses de febrero y abril de 2025 y que se lleva gestando durante dos años. En él, se ha propuesto a tres directoras, Aldara Molero, Aitana Sar y Raquel Alarcón, vinculadas a la trayectoria de Cuarta Pared y que cuentan con dramaturgos/as como Miguel Valentín, Lucía Carballal y Pablo Remón, entre otros/as, a desarrollar tres propuestas escénicas que parten de las mismas cuestiones: ¿Cómo se aprende a vivir? ¿Cómo afrontamos los fracasos y las alegrías? ¿Qué sucede cuando tenemos que elegir? 

La metáfora de los pájaros

Murmullo habla del viaje de cuatro amigos que están compartiendo una sobremesa, en la terraza de un bar, tras regresar del velatorio de un quinto que acaba de fallecer. Hay algo un poco extraño en ese bar, un halo onírico, misterioso, irreal…

En algún momento, alguien comenta algo de un cuento, un cuento persa antiguo que habla sobre pájaros que vuelan juntos para llegar más lejos, para encontrar a un rey pájaro que les va a ayudar a salir del caos en el que viven. Se trata de «El lenguaje de los pájaros / El coloquio de los pájaros». Juntos, empiezan a explicarse ese cuento y, al igual que los pájaros del mismo, emprenden su propio vuelo y su propio tránsito, en compañía, hacia la superación del duelo. Murmullo es un viaje hermoso, emocionante y vitalista… Un tránsito desde la oscuridad hacia la alegría.

La obra está dirigida por Aitana Sar, quien también comparte la dramaturgia con Miguel Valentín, siendo este último el autor del texto (con la ayuda de improvisaciones de los actores y fragmentos del cuento antes citado de Farid Uddin Attar). El reparto está compuesto por Nataliya Andru, Marina Herranz, Andrés Picazo y Fran Vélez. La obra se estrenó el 14 de marzo de 2025 en la Sala Cuarta Pared.

MurmulloReflexión sobre la pérdida

La primera entrega del Tríptico de la Vida, es Todas las casas, un texto que reunía lo cotidiano y lo universal. Murmullo, la segunda entrega, reflexiona sobre las consecuencias de la muerte en el entorno de los fallecidos. En Murmullo contemplamos el duelo de cuatro personas tras la pérdida de Simón, un amigo común, proponiendo una situación tan cotidiana como compartir una comida en la terraza de un bar. El funeral, siempre un crisol de emociones, reúne a personas unidas por la ausencia, donde el dolor y la nostalgia conviven con tensiones latentes, celos y resentimientos. En este trance, tendemos a idealizar al ausente, lamentando lo que ya no será. Buscando algún respiro entre los episodios de dolor, surgen conversaciones triviales como escudo y refugio.

El texto de Murmullo, tal como lo vemos, se originó en una estructura inicial, enriquecida por improvisaciones y fragmentos de «El lenguaje de los pájaros», integrando las ideas del equipo creativo para adquirir una naturalidad abrumadora de manera orgánica. El cuento persa del viaje místico de los pájaros hacia el Simurg se convierte, entonces, en una metáfora del duelo, resignificando la narración original, de tal manera que pasa a simbolizar a los propios personajes de la obra teatral mientras superan las diversas etapas del duelo para alcanzar, de nuevo, la paz.

En Murmullo, la reunión tras el funeral revela distintas formas de afrontar la pérdida a través de cada uno de los personajes: Andrés (Andrés Picazo), se muestra impaciente y resolutivo; Fran (Fran Vélez), evade el dolor y las preguntas; Marina (Marina Herranz), intenta negar la muerte, centrándose en sí misma; y Nataliya (Nataliya Andru), busca, sin éxito, una huida imposible.

Experiencia emotiva y fascinante

En Murmullo se alternan escenas realistas, que fusionan emoción y comedia, con inmersiones en espacios emocionales, poéticos o casi alucinatorios, donde la tarde de verano se entrelaza con una narración mística. La tristeza del bar da paso a momentos de danza moderna o simulacros de fiesta, pero, aunque los instantes se suceden y contrastan, Murmullo mantiene su integridad y coherencia a través de una experiencia escénica emotiva y fascinante.

Destacan las excelentes interpretaciones del elenco, que encarnan vívidamente a sus personajes y resuelven con destreza escenas técnicamente exigentes, como aquellas con varias acciones simultáneas que siguen siendo entendibles por separado, o los momentos en que sus cuerpos deben expresar las emociones más complejas. Murmullo ofrece y demanda, al mismo tiempo, una vivencia escénica muy emocional y absorbente, en la que el público vive la obra en primera persona, transcendiendo la mera observación externa de la misma.

En definitiva, Murmullo ofrece una exploración conmovedora de la muerte, la nostalgia y el duelo. La obra fusiona con coherencia, realismo, poesía y danza, creando una experiencia teatral tan emotiva como fascinante. La inteligente alternancia de escenas y el estupendo trabajo de los actores enriquecen la narración, invitando a una vivencia profunda de la pérdida y la necesidad de seguir a pesar de esta.


¿Qué te ha parecido la obra teatral Murmullo?


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