Las críticas de Daniel Farriol
Terrifier 3
Terrifier 3 es un filme de terror estadounidense que está escrito y dirigido por Damien Leone (La víspera de Halloween, Frankenstein vs. The Mummy). La continuación de las fechorías del payaso Art desata el caos entre los desprevenidos habitantes del condado de Miles mientras duermen plácidamente en Nochebuena. Sienna y su hermano, únicos supervivientes de la matanza perpetrada por el payaso, se esfuerzan por reconstruir sus vidas destrozadas y dejar atrás los horrores del pasado. Pero justo cuando creen que están a salvo, el payaso Art regresa.
Está protagonizada por Lauren LaVera, David Howard Thornton, Elliott Fullam, Samantha Scaffidi, Alexa Blair Robertson, Chris Jericho, Margaret Anne Florence, Daniel Roebuck, Antonella Rose y Luciana VanDette. La película tuvo su presentación en España en el Festival de Sitges 2024. La película se ha estrenado en salas en España de la mano de Selecta Vision el 31 de octubre de 2024.
También puedes leer aquí las críticas de Terrifier (2016) y Terrifier 2 (2022).
Bienvenidos a un cambio de paradigma en el terror reciente
El éxito de taquilla de propuestas tan extremas como La sustancia (Coralie Fargeat, 2024) o Terrifier 3 nos sitúa en un cambio de paradigma en el cine de género contemporáneo que se aleja conscientemente del terror elevado o del fantástico con ínfulas de autor que se usa como mera excusa para desarrollar dramas profundos llenos de reflexiones sociales. El público parece haber dicho basta y ha recibido con los brazos abiertos estas dos películas donde el acercamiento al género se hace desde la desvergüenza y el divertimento puro, teniendo muy claros que sus referentes son el cine grindhouse y de Serie B que triunfaba en los años 70, 80 y 90 en videoclubs, autocines o sesiones de medianoche ideales para criaturas noctámbulas y de malvivir.
Terrifier 3 impacta en las nuevas generaciones como hicieron en su momento John Carpenter, David Cronenberg, Tobe Hopper, Sam Raimi, Wes Craven o George A. Romero, todos ellos cineastas de cabecera para el bueno de Damien Leone que, aun estando a años luz del talento de sus maestros, hay que reconocerle el mérito de haber creado un nuevo icono para el cine de horror que tiene cuerda para rato: Art, The Clown (acompañado aquí por una terrorífica Victoria Heyes).
Para esta tercera entrega de las fechorías del payaso psicópata ha contado con un presupuesto de 2 millones de dólares, muy por encima de los 250.000 de la segunda entrega o los 35.000 de la primera (por no mencionar los cortos precedentes que eran absolutamente amateurs). Ese incremento de dinero se nota en el trabajo de puesta en escena y en las partes más gore donde puede lucirse mediante un salvajismo impropio de películas con alcance comercial. ¡Hay multisalas donde se ve a padres acompañados por sus hijos yendo a ver la película!
Art y Sienna emulando a Michael Myers y Laurie Strode
Tras un brillante prólogo, realmente aterrador, la trama de Terrifier 3 continúa 5 años después donde lo dejó su predecesora, es decir, tras el enfrentamiento entre Art y Sienna Miller. Ella es la joven que decapitó al monstruo con la espada que le regaló su padre, imitando lo que hizo Laurie Strode a Michael Myers en Halloween H2O: Veinte años después (Steve Miner, 1998) con un hacha. Y es que, en muchos sentidos, las similitudes entre la saga creada por John Carpenter y esta de Damien Leone parecen avanzar en paralelo. Sienna y su hermano pequeño Jonathan intentan resarcirse de aquel episodio traumático (igual que le sucedía a Laurie), ella ha estado recuperándose en un centro psiquiátrico, pero tras salir de allí sigue padeciendo el síndrome del superviviente junto a unas horribles alucinaciones que no presagian nada bueno.
Leone sitúa con acierto esta secuela durante la celebración de las fiestas navideñas, algo bastante usual en el cine de terror, pero que aquí adquiere todo su sentido en la constante confrontación que se propone entre el bien y el mal. El director no solo es un buen coreógrafo de la casquería y del mal gusto, a lo largo de estos años está construyendo toda una mitología alrededor de su personaje Art con elementos sobrenaturales e iconografía religiosa que nos van descubriendo poco a poco cuál es su origen, aunque en esta tercera entrega se avanza menos de lo deseado en ese aspecto y, por momentos, cae en la redundancia respecto a lo que ya se había explicado en la segunda parte.
Lo que sí está claro es que todavía queda mucho por explorar en la lucha a muerte entre Art y Sienna, que el payaso tenga una final girl a su altura potencia el interés en las entregas venideras.
Depravación sin límites
Terrifier 3 ofrece 125 minutos donde combina secuencias violentas con el drama que afecta a los hermanos Miller, lo que nos permite coger aire para asimilar mejor la brutalidad con que el payaso despacha a sus víctimas. En ese sentido, uno de los puntos fuertes son las escenas sangrientas donde Damien Leone sigue demostrando una imaginación enfermiza para fabricar pesadillas. El prólogo, la escena de la ducha, la congelación o el torture porn con ratas son momentos tan nauseabundos como cabría esperar y dan credibilidad a aquellos comentarios que relataban desmayos y vómitos de espectadores durante los pases previos al estreno.
Efectivamente, no es para todos los públicos, de ahí la importancia que tiene que la película sea un éxito en multisalas habituadas a proyectar estrenos de terror adscritos al formulismo que predican las plataformas. Leone no escatima en mostrar en pantalla desmembramientos y decapitaciones bajos litros de sangre y vísceras, todo un festín para los amantes del gore que puede indigestarse mucho a espectadores incautos que se acerquen a la sala sin saber lo qué van a encontrarse. Y es que más allá de los excesos de hemoglobina que salpican la pantalla, lo que de verdad remueve el estómago son los niveles de perversidad y depravación que ocultan los actos del payaso.
Terrifier 3 acaba siendo la entrega más estilizada a nivel visual, su cuidado aspecto contrasta con aquellas primeras incursiones de Art en cortometrajes de bajo presupuesto. Es cierto que se pierde, entonces, algo de impacto. La textura sucia y miserable ha dado paso a una planificación de cámara mucho más cerebral y pulcra (bajo la mugre de los menudillos), pero Leone sabe a qué está jugando y mantiene la verdadera esencia del cine grindhouse mediante efectos visuales prácticos que eluden las técnicas digitales de hoy en día.
Violencia, humor y casquería
Eso le permite escudriñar una violencia exagerada que lleva al paroxismo de lo paródico, Art es un psicópata con comportamiento de payaso de circo, efectuando muecas y gestos en los momentos más desagradables. Bajo la máscara, el actor David Howard Thornton provoca pavor y carcajadas casi al unísono, de modo parecido a Freddy Krueger. Las matanzas se transforman en un espectáculo gran guiñolesco donde no te puedes tomar nada en serio, de otra forma no aguantaríamos las salvajadas que acomete contra sus inocentes víctimas (mucho se habla de la escena de la ducha, tan bestial como divertida, pero una con ratas es mucho más asquerosa).
Otro aspecto crucial que desmarca la violencia de Terrifier 3 de la violencia real es el tratamiento que hace al personaje de Mia, una entusiasta de los true crimes que tiene un podcast donde desata su fascinación por los crímenes cometidos por Art en el pasado. Ahí Leone traza una línea divisoria ante todos aquellos que consideren su película algo inmundo por retratar la violencia de manera explícita y gratuita, y les dice: «chicos, esto no va en serio, es ficción».
Por desgracia, no todo funciona bien en esta tercera entrega, el ritmo es inconstante, falta desarrollo en los personajes conocidos y el desenlace resulta precipitado, escatimando los asesinatos a dos personajes relevantes en la trama (¿se cortarían esas escenas en montaje para no ralentizar la batalla final?). También, a veces, el exceso de sentido del humor en Art lo convierte en carne de meme, perdiendo parte de la presencia espeluznante que poseían sus silentes apariciones de antaño. Pero todo eso carece de importancia cuando la sangre brota y el aspecto navideño nos retrotrae a los splatters de los 80 que homenajea. Art sigue vivito y descuartizando.
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