Las críticas de Daniel Farriol:
Ciclo-Retrospectiva Hiroshi Teshigahara
Soldado de verano (1972)
Soldado de verano (Samâ sorujâ / Summer Soldiers / Summer Soldier) es un drama japonés que está dirigido por Hiroshi Teshigahara y escrito por John Nathan. La historia sigue a un soldado norteamericano que deserta durante la guerra de Vietnam mientras disfruta de un permiso en Japón. Allí entra en contacto con otros desertores y otros activistas políticos que quieren utilizarle para sus intereses personales. Está protagonizada por Keith Sykes, Reisen Ri, Kazuo Kitamura, Toshiko Kobayashi, Shoichi Ozawa, Tetsuko Kuroyanagi, Hideo Kanze y Tamao Nakamura. La película ha podido verse en el Festival de San Sebastián 2023 dentro de la Retrospectiva Clásica que han dedicado al director.
Un americano en Japón
Por distintos motivos, Soldado de verano (Summer Soldiers) es una auténtica rara avis dentro de la cinematografía de Hiroshi Teshigahara que sirve como carpeta separadora entre sus obras experimentales realizadas junto al escritor Kōbō Abe y la bilogía histórica de corte clásico que acometería al final de su carrera.
Fue la primera vez que el director se encargaría de fotografiar su propia película y también fue la primera y única vez que contó con intérpretes no japoneses. Otra cosa que sorprende de primeras es la participación como guionista de un estadounidense, John Nathan, aunque se trata de alguien con un conocimiento exhaustivo de la cultura nipona, ya que fue el traductor al inglés de obras escritas por Yukio Mishima, Kenzaburō Ōe o el propio Kōbō Abe, incluso para los subtítulos de algunas películas de Teshigahara, y es todo un erudito de las artes japonesas como demuestran los diversos ensayos y libros académicos que escribió.
La película narra las vicisitudes de un soldado norteamericano, Jim (Keith Sykes), que se convierte en desertor del ejército al aprovechar un permiso para huir de la Base Naval de Iwakuni en plena guerra de Vietnam. Con la ayuda de una prostituta japonesa con la que mantiene una relación sentimental, Relko (Reisen Lee), entrará en contacto con otros desertores y diversas asociaciones pacifistas que se dedican a ocultar a los desertores en casas de familias de acogida que mantienen una ideología izquierdista que les posiciona contra los gobernantes del país. De esa manera, confluyen diversos factores e intereses que convierten el altruismo de las instituciones humanitarias en un movimiento de activismo político que trabaja en su propio beneficio.
Cine de guerrilla
Según las especificaciones técnicas que he podido encontrar, la película Soldado de verano (Summer Soldiers) se rodó en un negativo de 35 mm., sin embargo, la imagen sucia, desaturada y granulada que desprende la fotografía parece evocar aquellas texturas de las cámaras 16 mm. con las que el propio Teshigahara filmó algunos de sus primeros cortos documentales.
De hecho, esta película tiene un estilo narrativo de «cine de guerrilla» mucho más cercano al cine independiente que por aquel entonces se estaba haciendo en los Estados Unidos por parte de John Cassavetes, John Schlesinger o Mike Nichols, que por sus coetáneos japoneses. Y si lo analizamos de cerca, tiene todo el sentido del mundo. La nūberu bāgu había perdido su fuerza creativa y, por contra, el indie americano de los años 70 estaba en pleno auge entre la juventud.
Las salas de arte y ensayo estadounidenses eran un refugio para la contracultura y los valores políticamente incorrectos censurando la intervención americana en Vietnam. Esa rebeldía se trasladaba de la misma manera a unos esquemas cinematográficos influenciados por el Free cinema inglés y la Nouvelle Vague francesa que, precisamente, fue la corriente que daría origen a la nueva ola de cine japonés de los años 60 con la que Teshigahara siempre cohabitó y, en cierta manera, estuvo relacionado a lo largo de su carrera. Por tanto, esta película de estilo rupturista en su cine, no deja de ser en realidad una vuelta a sus orígenes donde se reinventó a sí mismo.
Violencia sexual
Esa mirada desde Japón al cine que se hacía en los circuitos vanguardistas de los Estados Unidos cobra un peso adicional al retratar Soldado de verano (Summer Soldiers) un estado de alienación inherente a la juventud americana. Dudo mucho que estas apreciaciones personales sean meras casualidades si tomamos en cuenta las elecciones creativas de Teshigahara para transmitir su mensaje a la pantalla. Además de Jim, la película sigue a otros dos soldados decepcionados con el ejército, la subtrama del otro desertor aporta pocas novedades a la trama principal, mientras que el tercero en discordia es un soldado que se mantiene dentro del sistema y escupe monólogos incendiarios directamente a cámara (rompiendo la cuarta pared).
Teshigahara hace confluir en la película técnicas del documental aplicadas a la ficción, integra actores no profesionales con otros que sí lo son, y desdibuja la línea narrativa con secuencias de apariencia improvisada que aportan realismo y frescura. El interés de la propuesta es intermitente, en parte, porque cuesta mucho empatizar con los protagonistas.
Los desertores son víctimas de una sociedad en guerra, pero también tienen comportamientos éticamente reprobables como reflejo de una masculinidad tóxica asociada al entorno militar que se hace extensible a toda la sociedad. Por ejemplo, el desertor Daryl (Barry Cotton), intentará forzar sexualmente a la esposa de su anfitrión, la Sra. Tanikawa (Tetsuko Kuroyanagi), tras haber sido plantado por una chica que había conocido en la calle. Por otro lado, Jim, el protagonista, veremos como espía en la ducha a la hija adolescente de su anfitrión y, posteriormente, en una de las secuencias más turbadoras de la película, viola a una joven prostituta que le ha despreciado por ser americano. No es la primera vez que el cine de Teshigahara muestra a hombres relacionándose con la sexualidad a través de la violencia.
Funciona mejor el trasfondo sociológico que la historia que se cuenta en primer término
Todas esas escenas hay que entenderlas dentro del proceso de «reeducación» que sufren los desertores por parte de aquellos que les ofrecen su ayuda. Teshigahara es crítico con ambos bandos y no escatima bofetadas a los compatriotas japoneses que utilizaron a los soldados americanos como arma arrojadiza contra las políticas de sus gobernantes. En su huida a ninguna parte, Jim se convertirá en un apátrida solitario incapaz de comunicarse con el entorno (el idioma es otra barrera cultural que lo distancia), por tanto, su búsqueda de un refugio donde ocultarse de la policía y los militares no es más que una parábola del rastreo que hace a su propia identidad desubicada en un país extraño.
Otro aspecto interesante que se desprende del trasfondo sociológico que presenta la película es la correlación existente entre la sociedad japonesa de los años 60 con la que hubo tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial con la ocupación de los militares americanos. Los cambios sociales propiciados por esa presencia militar, el aperturismo ideológico a Occidente, y las heridas abiertas por el sentimiento de derrota de la sociedad japonesa, añaden a la película un contexto atmosférico enrarecido que también explica el ejercicio de poder entre algunos de los personajes.
Soldado de verano (Summer Soldiers) es cine de vanguardia que nos muestra una cara desconocida de Hiroshi Teshigahara en el cine de ficción. Un filme incómodo y realista que indaga en la desorientación identitaria del individuo en el marco de una sociedad que tampoco reconoce los valores sobre los que fue construida.
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