miércoles, marzo 29, 2023

26 FESTIVAL DE MÁLAGA. Crítica de ‘Mujeres sin censura’: Las actrices del destape

Las críticas de Daniel Farriol en el 26 Festival de Málaga 2023:
Mujeres sin censura

Mujeres sin censura es un documental español que está dirigido por Eva Vizcarra (El arquitecto de Nueva York, El barman de las estrellas), con guion escrito por Carmen Allue y Abel Alfonso. Es el retrato de la vida de un grupo de actrices de la época del «destape» que decidieron salir desnudas en la gran pantalla como acto de libertad en uno de los momentos más tensos de la historia de España: la Transición.

Cuenta con las intervenciones de Teresa Gimpera, Claudia Gravy, María José Goyanes, Josele Román, Eva Lyberten, Enrique Cerezo, Félix Sabroso, Cecilia Bartolomé, Brisa Fenoy, José Aguilar, Marta Sanz, Antonio Trashorras, Eva Peydró o María Forqué. La película ha podido verse en Marzo de 2023 dentro de la Sección Afirmando los Derechos de las Mujeres de la programación del 26 Festival de Málaga 2023.

Un homenaje cinéfilo que pone en valor a las actrices del destape

El «cine de destape» de los años 70, ahora visto con desdén, tuvo una importancia capital en el desarrollo cultural y cinematográfico español al proponer un aperturismo de carácter transgresor hacia el oscurantismo ideológico que había promovido durante décadas la dictadura militar franquista. El desnudo en las pantallas, sobre todo femenino, sacudió a la sociedad española durante los últimos vestigios de la censura hasta su plena desaparición en 1977, pero no todo el proceso fue de color de rosa durante la transición ni en lo político ni en lo artístico.

El documental Mujeres sin censura de Eva Vizcarra pone en valor a aquellas mujeres valientes que fueron las primeras en desnudarse en pantalla como un acto de rebeldía liberadora que paradójicamente sería instrumentalizado después en beneficio del machismo patriarcal de toda la vida. La película propone un caleidoscopio bastante completo para comprender los entresijos de aquella época mediante imágenes de archivo, fragmentos de películas o testimonios de personas que la vivieron de cerca, junto a la opinión de críticos de cine y literarios actuales como Antonio Trashorras, Eva Peydró o Marta Sanz que pueden mirar atrás desde una perspectiva diferente.

«Quizás tú hayas acabado con el pasado, pero el pasado aún no ha terminado contigo», esta frase que también aparece en Magnolia (Paul Thomas Anderson, 1999) hace referencia a los sentimientos contradictorios de muchas de las musas del destape que recuerdan ahora aquella época con vergüenza o dolor, de hecho, fueron varias las que no quisieron participar en el documental por considerar aquella etapa de sus vidas como algo lejano que prefieren olvidar. Vizcarra, en cambio, les hace un bello homenaje donde resalta la significación que tuvieron para el progreso cultural del país utilizando la única arma que les dejaron por aquel entonces: sus cuerpos.

Mujeres sin censura

«Josele La Nuit» y otras musas del destape

Mujeres sin censura posee un montaje ágil que aúna crítica, reflexión y divertimento, no se trata de una mirada puramente discursiva ni de un documental donde los datos estén por encima del contenido. En ese sentido, encontramos una elocuente escena donde Eva Vizcarra se permite el lujo de recrear con socarronería la mítica escena protagonizada por Alfredo Landa en Manolo La Nuit (Mariano Ozores, 1973) donde se paseaba por una playa llena de jóvenes suecas en bikini que admiraban «su belleza ibérica» desde las tumbonas esperando la conformidad de la hora en que podrían pasar un rato con él. El bueno de Landa fue un fetiche que convertía los sueños húmedos de cualquier español medio en una posibilidad real, sin embargo, aquí será Josele Román quién hará el mismo paseíllo frente a unos jovenzuelos.

Josele Román (María José Peralt) es precisamente una de las actrices del destape que sí aparece en el documental hablando sin tapujos de aquel cine, al igual que Sandra Alberti (María José de Jesús), Teresa Gimpera, Claudia Gravy (Marie-Claude Perín), María José Goyanes o Eva Lyberten (Herminia Benito Durante), mientras que otras musas eróticas del momento como Nadiuska, Victoria Vera, María José Cantudo o Ágata Lys, lo hacen a través del rescate de entrevistas que concedieron en televisión.

Todos esos testimonios sirven para hacernos una idea más completa de un cine que a menudo las convertía en los objetos sexuales de una generación, pero que también contribuyó para combatir la represión sexual existente y cambiar la mentalidad respecto a temas tabúes hasta entonces como eran el adulterio, el divorcio, el aborto o la propia desnudez de la mujer.

Mujeres sin censura

La doble moral

La confrontación ideológica subterránea que había durante la transición de las dos Españas imaginarias condicionaba el posicionamiento moral respecto a algunas de esas obras. Por ejemplo, se llegó al punto de vetar la carrera de una pionera en el feminismo como la directora alicantina Cecilia Bartolomé por realizar obras reivindicativas del estilo de Margarita y el lobo (1970) o Vámonos, Bárbara (1978), donde mostraba a personajes femeninos más allá de los clichés eróticos.

No es el único testimonio terrorífico que encontramos en Mujeres sin censura acerca de la trastienda de aquel cine. En una reunión tarantiniana de «galanes» masculinos alrededor de una mesa los hombres hablan del rol que tuvieron. Manuel de Blas se reconoce como el «violador oficial» de un cine de explotación que comenzaba a no conformarse con mostrar los pechos de una mujer. El público demandaba más morbo y sexo explícito, lo que significaría la erradicación de la «S» para pasar a la «X» en salas especializadas que supondrían el declive definitivo del destape y con él de unas estrellas femeninas condenadas al ostracismo. Algunas se convertirían en «juguetes rotos», la propia Nadiuska vivió un tiempo en la indigencia e incluso se conocen casos de suicidios.

Las actrices explican como lidiaban con las pretensiones de directores «por exigencia del guion» o cómo se volvió habitual rodar una doble versión de las películas con escenas más fuertes para el mercado internacional. María José Goyanes tuvo que acostumbrarse a recibir amenazas de muerte por salir desnuda en la adaptación teatral de «Equus», al mismo tiempo que otras recibían invitaciones para prostituirse. Lo más sangrante es cuando Máximo Valverde cuenta como el director Ignacio F. Iquino se aprovechaba de su posición de poder para manosear a las actrices con la excusa de explicar cómo debían interpretarse las escenas de cama.

Mujeres sin censura

Ellas fueron parte del cambio

Era otro contexto, otro cine, otra forma de pensar, pero el documental hace un análisis espléndido de la situación sin caer nunca en el juicio moralista y dejando que sea el público quién reflexione acerca de todo lo que se explica. Eso sí, Mujeres sin censura pone el foco en ellas, las deja hablar, expresarse y reconciliarse con sus emociones. Por eso lo que hace Eva Vizcarra es mirarles a los ojos a través de su cámara, con ternura y admiración, valorando lo que hicieron durante una lucha desnuda hacia la libertad de la mujer.

El documental es, además, una experiencia muy amena para el espectador que descubrirá un prisma distinto para acercarse a aquellas películas hoy tan denostadas asumiendo la importancia intrínseca que tuvieron, casi sin quererlo, en la modernización de nuestra sociedad tal y cómo la conocemos ahora.


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Mujeres sin censura

7.5

Puntuación

7.5/10

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