Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Perro perdido (Dog Gone)
Basada en el libro «Dog Gone: A Lost Pet’s Extraordinary Journey and the Family Who Brought Him Home», de Pauls Toutonghi, en Perro perdido, cuando su querido perro desaparece, un chico y sus padres lo buscan desesperadamente: si no le dan su medicación, morirá. Dirigida por Stephen Herek, esta película optimista inspirada en una historia real está protagonizada por Rob Lowe, Johnny Berchtold y Kimberly Williams-Paisley. La película se estrena en Netflix el 13 de enero de 2023.
Una relación muy especial
Basada en una increíble historia real de humanidad y heroísmo cotidiano, la película nos presenta al joven Fielding (Johnny Berchtold), quien no sabe qué hacer con su vida, para disgusto de sus padres, Ginny (Kimberly Williams-Paisley) y John (Rob Lowe). Su padre está disgustado por la falta de objetivos de su hijo, lo que genera conflictos entre los dos, dado que Fielding no tiene perspectivas profesionales y solo parece tener ojos para su perro Gonker. Pero cuando el joven pierde a su querido perro en el Sendero de los Apalaches, él y su padre lo buscan desesperadamente antes de que sea demasiado tarde.
Ya no coge por sorpresa una película en la que se establece una relación muy especial entre una persona y un perro, y es que desde hace años se ha dicho que el mejor amigo del hombre es el perro, motivo por el que no son pocas las películas que aprovechan esto para generar cierta emotividad y que han pasado a la posteridad. Pero esto es es algo que no sucederá con Perro perdido, al haber una falta total de sentimentalismo que provoque en el espectador una emoción intensa como para que se recuerde algo de esta película tras su visionado.
La familia y la naturaleza en el centro de la historia
A pesar de girar todo alrededor del amor de este joven hacia su perro (y viceversa), el motor principal de la historia es la familia, siendo clave la distanciada relación entre padre e hijo para que este viaje en busca del perro los permita reencontrarse y conocerse mejor, sacando lo mejor de cada uno de ellos para que afloren de nuevo unos sentimientos que parecían perdidos. Es una lástima que Rob Lowe, con lo buen actor que es y lo versátil que siempre se ha mostrado en todas las películas y series que vemos suyas, no tenga un buen guion al que agarrarse para tan solo dar vida a un padre excesivamente optimista que a veces dan ganas de abofetear por recordar constantemente que todo puede tener un final feliz (aunque realmente en una película familiar como esta es algo que esperamos antes incluso de comenzar a verla).
Johnny Berchtold da vida al hijo y responsable de adentrarnos en el Sendero de los Apalaches en busca del perro, un actor que poco aporta a la historia, que intenta vendernos la moto de estar enfermo aunque lo oculte a la familia, sin saber cuál será su futuro pero no admitiendo estar más perdido que su perro. Quizás la elección de otro actor hubiera mejorado la química entre padre e hijo, pero aquí queda claro que hace un mejor trabajo el perro elegido para interpretar a Gonker que este joven actor del que no sabremos nunca si con un mejor guion hubiera sacado algo más de este personaje.
Igual de importante es la familia en Perro perdido como lo es la naturaleza, pues este padre y su hijo recorren el Sendero de los Apalaches durante toda la película en busca del perro, pareciendo un documental para dar a conocer la belleza de la zona y lo agradables que son todos sus habitantes. Si espera el espectador una película centrada en un animal, acabará defraudado, pues aquí lo importante es la unión familiar y la exposición de bellas imágenes de la naturaleza durante largos paseos, todo ello aderezado con una sobredosis de edulcorante y optimismo provocada por la cantidad ingente de personas solidarias que quieren ayudar a la familia a encontrar a su perro.
Un soplo de optimismo
Aunque tengamos claro cual va a ser el final, especialmente si se conoce la historia real en la que se inspira, aún así podemos acabar saturados con la positividad y el optimismo de este padre que confía plenamente en encontrar al perro en todo momento, demostrando que su única intención es la de animar a la gente a ser optimista con un mensaje sobre lo bien que salen las cosas si siempre piensas que van a salir bien. Pero, spoiler, la vida real no es así, y no salen las cosas bien solo con pensarlo.
Lo que si logra Perro perdido es dar al espectador cierta calma para sentirse bien durante la película, pues siempre es bonito (si se sabe lo que se va a ver) vislumbrar ese reencuentro de padre e hijo que se acercan de nuevo tras años de conflicto, aunque no es necesario que ambos hablen para ello, sino que basta con que el padre conozca a otros jóvenes y comprenda los conflictos actuales a los que se enfrentan los chicos de la edad de Fielding. Por desgracia, tampoco desarrolla demasiado estos temas ni profundiza en los problemas de los jóvenes, sino que se conforma con dejarnos unas cuantas frases dignas de cualquier agenda de Mr. Wonderful.
Perro perdido es una película excesivamente edulcorada y repleta de optimismo que, si bien no es malo en tiempos de crisis aportar algo de positividad a nuestras pantallas, acaba siendo bastante manipuladora, incluso estando inspirada en hechos reales, con una narrativa excesivamente pobre y una historia que no logra rozar el drama ni la emotividad.
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Ojalá hicieran la serie con un perro real de una perrera…
Bastante que hicieron una película de un pibe que vive en una nube de pedo con gonker.