Las críticas de Daniel Farriol:
Emily la estafadora
Emily la estafadora (Emily the Criminal) es un thriller dramático estadounidense que está escrito y dirigido por John Patton Ford. La historia sigue a una joven que estando necesitada de dinero se ve involucrada en una estafa con tarjetas de crédito que le arrastra al submundo más peligroso y criminal de Los Ángeles. Está protagonizada por Aubrey Plaza (Best Sellers, Black Bear), Theo Rossi (Ejército de los muertos, Cámara policial), Gina Gershon, Megalyn Echikunwoke, Jonathan Avigdori, Bernardo Badillo, John Billingsley y Kim Yarbrough. La película se presentó internacionalmente en el Festival de Sundance 2022. Puede verse en España en la plataforma de Movistar+ desde el 7 de Noviembre de 2022.
Thriller con contenido social
Emily la estafadora es la convincente ópera prima de John Patton Ford que retoma el tipo de thriller «callejero» que se realizaba en los años 70 y 80, con autores como William Friedkin en la recámara, en la historia de una joven, Emily (Aubrey Plaza), que acaba metida casi sin quererlo en una estafa con tarjetas de crédito que le obligará a codearse con el mundo delictivo de los bajos fondos de Los Ángeles poniendo en riesgo su propia vida. El filme también también está apegado a los nuevos tiempos y, en ese sentido, se acerca al thriller de contenido social que se está haciendo en Europa y, especialmente, en Francia, por parte de cineastas como Ladj Ly o Jacques Audiard. El director ha declarado contar también como fuente de inspiración con la estupenda película Libertad condicional (Ulu Grosbard, 1978)
De esa manera, la intriga criminal camina en paralelo a un poderosa crítica acerca de la precariedad existente por la volatilidad actual en el mercado laboral. Emily es una diseñadora gráfica que no encuentra trabajo en su especialidad, algo que ya casi ha dado por perdido pese a las promesas de su amiga Liz (Megalyn Echikunwoke) de que podría ser contratada donde ella trabaja. La protagonista malvive en un piso compartido que es lo único que puede permitirse con el sueldo de un contrato por horas en una empresa de catering. Las entrevistas de trabajo a las que acude son humillaciones constantes que no le llevan a ningún lado (muy fidedigno a lo que sucede en la vida real), a lo que tampoco ayuda el tener antecedentes penales por delitos menores cometidos en el pasado. Su personaje pretende ser el reflejo de una generación sin futuro.
La oportunidad de salir del pozo que se abre ante ella es adentrarse en la ilegalidad y ahí es como conoce a unos tipos que realizan estafas con tarjetas de créditos que necesitan a personas tan desesperadas como ella. Pero el dinero fácil siempre conlleva riesgos y, a medida que quiera conseguir más, el peligro se irá incrementando hasta límites insospechados.
¿Quién estafa más?
Emily la estafadora equilibra muy bien todos los elementos. Sin renunciar nunca a una tensión dramática que irá in crescendo para proporcionar escenas de acción emocionantes, la mirada del director siempre permanece fijada en su personaje principal, lo que obliga al espectador a plantearse los mismos cuestionamentos morales por los que ella pasa. ¿Qué haríamos nosotros en su misma situación? ¿Qué seríamos capaces de llegar a hacer ante una necesidad económica para sobrevivir? ¿Quiénes son los verdaderos estafadores y quiénes son los estafados?
Aunque es cierto que algunas decisiones pueden parecer exageradas o poco creíbles, el guion solventa esas dudas mediante el pasado delictivo que ya tuvo Emily, así que estamos ante una chica que está acostumbrada a valerse por sí misma desde pequeña y confrontar situaciones riesgosas. Aún así está muy bien descrito el trayecto criminal del personaje, sus dudas iniciales y cómo va adquiriendo la fortaleza mental suficiente para proteger «su» dinero ante cualquier eventualidad o persona que quiera arrebatárselo. Para que el personaje funcione es indispensable contar con una actriz tan brillante como es la musa del cine indie norteamericano, Aubrey Plaza, que aquí asume con sobriedad el papel de una mujer que hace de la necesidad una virtud criminal para salir adelante. Es una actriz que siempre está bien.
No funciona tanto la subtrama romántica, un poco metida con calzador para justificar mejor la presencia de la chica en algunos lugares, pero es un detalle menor que no perjudica en exceso a una película que cierra el círculo con la misma mala baba que muestra a lo largo de todo el metraje (algo que queda bien a las claras en la entrevista laboral que realiza el personaje de Gina Gershon). Emily la estafadora tiene una conclusión donde el sarcasmo de la repetición (misma escena en otro lugar) no busca justificaciones ni respuestas, eso queda para la opinión ética que posea cada espectador. Lo que sí hace la película es poner el foco en el problema, la solución no le corresponde. Además lo hace bajo un envoltorio tan entretenido como lleno de intriga, así que no se puede pedir más para un debut tan solvente como este.
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