Sin saber nada de Amigos de la universidad, vemos en una primera a escena a una pareja (no muy joven, ni muy mayor) teniendo relaciones sexuales en una situación un tanto comprometedora, ya que cuando están a tono, no tienen preservativo y tienen que ir a buscarlo, siendo el hombre el que va y, cuando vuelve, la mujer se tiene que ir por un problema con su hijo en el colegio. Hasta aquí todo va bien. Aun no sabemos de que va la serie y qué tiene que ver con el título, hasta la siguiente escena donde vemos que el hombre está casado y va de vuelta con su mujer a Nueva York y de paso a reunirse con sus amigos de Harvard. Es entonces cuando Amigos de la universidad empieza a gustar, disgustar y sentir incómodos a partes iguales a según que espectadores.
Según la sinopsis ofrecida por Netflix, Amigos de la universidad explora, en clave de humor, las viejas amistades, los antiguos enredos amorosos y la madurez de unos adultos que se preguntan si cualquier tiempo pasado fue mejor, teniendo como telón de fondo las relaciones que forjaron.
Esta sinopsis explica poco, o nada, de lo que realmente veremos en esta nueva serie producida por Netflix. Lo que veremos es como unos grupos de amigos vuelven a reencontrarse años después, todos ellos inmersos en la crisis de los 40. Mientras unos han llegado a la cima de sus profesiones, otros están en la búsqueda de la felicidad, siendo la felicidad, en este caso, el embarazo, el amor y la propia infidelidad que se produce entre ellos, habiendo, no un trío amoroso, sino un cuarteto.
Lo primero que llama la atención es ver a Keegan-Michael Key como protagonista absoluto de la serie, siendo el marido infiel de Lisa, interpretada por Cobie Smulders (Robin en Como conocí a vuestra madre) y que a la vez están intentando tener un hijo, llegando incluso a la fecundación in vitro. De pronto, este argumento de la trama es lo más incómodo que el espectador verá, ya que Ethan (Keegan-Michael Key) no es que le esté poniendo los cuernos a su mujer de manera esporádica, sino que le está siendo infiel de manera fiel durante años con otra amiga del grupo, Sam (Annie Parisse). Todo este embrollo se vuelve incómodo cuando vuelven a reunirse los seis amigos y retoman las viejas costumbres de cuando eran jóvenes, dejando atrás la madurez y convirtiéndose en personas infantiles incapaces de querer avanzar y madurar, llegando a boicotear sus propias relaciones personales y laborales. Es quizá Lisa la única del grupo que realmente da al grupo un tono de coherencia respecto a su edad.
Para algunos, va a ser difícil sentirse identificado con los personajes, algo fundamental a la hora de sentarse y ver una serie. Esto es algo que toda serie debe tener: un personaje por el cual el espectador tenga la necesidad de verse reflejado. Y como he dicho, es muy difícil verse identificado en uno (aunque no imposible). Esto puede ser un gran fallo de Amigos de la universidad, ya que puede perder seguidores por este insignificante detalle, pero lo compensa con la personalidad de cada uno de los personajes.
Ethan es el alma de la fiesta, el centro de atención, el que necesita ser visto en todo momento a base de gestos y voces ridículas; Lisa es la cabeza del grupo, no la líder, sino la que muestra la coherencia de una persona que ronda los cuarenta años y que sacrifica aspectos de su vida para tener un futuro mejor. Sam es la mezcla de Ethan y Lisa, puesto que necesita mirar hacia delante, pero Ethan tiene esa estupidez de jóvenes que le impide avanzar; Marianne (Jae Suh Park) es la mística del grupo, es la Phoebe de Friends, quien vive una vida a su manera y no piensa en las consecuencias; Nick (Nat Faxon) es el mujeriego, el fiestero que reprime sus verdaderos sentimientos y muestra su versión más juvenil al grupo, pero que en realidad es el que más deseos siente de madurar; Y por último está Max (Fred Savage), lo contrario de Nick. Max es la persona seria, estable profesional y personalmente, que necesita mostrar su lado más salvaje de los tiempos de la universidad.
Y dejo a Max en último lugar porque ha sido un placer reencontrarme con Fred Savage tres décadas después tras verlo en Aquellos maravillosos años. Tuve que pausar la primera escena en la que salía para comprobar que era él, y he de confesar que mis expectativas no eran muy altas, pero Fred Savage es sin duda el mejor personaje de los seis que forman el grupo de Amigos de la universidad y posiblemente por el cual me sienta más identificado (como he dicho antes, es algo fundamental en las series). El trabajo de Savage es inesperado y exquisito. No tiene grandes momentos como los que tiene Keegan-Michael Key, pero sin duda cuando él está en la pantalla, eclipsa al resto de sus compañeros.
Y ya que ando analizando a los intérpretes, y sin querer extenderme demasiado, he de decir que Keegan-Michael Key hace de sí mismo (para quienes conocen su trabajo como cómico); Cobie Smulders parece seguir su papel de Como conocí a vuestra madre; Annie Parisse y Nat Faxon hacen los deberes y nos muestran unos personajes en ocasiones planos y en otras con picos que resaltan sobre sus compañeros; Finalmente Jae Suh Park es otra sorpresa, al igual que Savage, pues sus pocas apariciones y protagonismo en este variado grupo, hace que nos riamos en cada una de las escenas en las que tiene acto de presencia.
A este punto quería llegar. Amigos de la universidad tiene un género difícil de definir. Obviamente es comedia, pero tiene tantos tinte dramáticos, que es lo que produce esta indecisión a la hora de etiquetarla, por lo que me gusta definirla como una comedia (in)madura. No se trata de las comedias que vemos actualmente con risas enlatadas. Se trata de una comedia incómoda por el conjunto de situaciones «dramáticas» que llegan hasta el punto en el que carcajeamos.
En definitiva. Amigos de la universidad es una serie distinta con la que Netflix ha dado en el clavo. No se trata de una sitcom tal y como la conocemos, puesto que va dirigida a un público más definido, con un guión que pretende ver el lado oculto de la madurez. Así que si eres un hombre o una mujer con una edad comprendida entre los 30 y 50 años, que aun no tienes claro que hacer con tu vida o que te encuentras en una monotonía constante, Amigos de la universidad es la serie que debes ver. Y sino, también.