lunes, noviembre 10, 2025

VIII Festival Cine por Mujeres. Crítica de ‘Ruido’: Del dolor a las batallas de gallos

Las críticas de Laura Zurita
en la VIII Festival Cine por Mujeres:

Ruido

El VIII Festival Cine por Mujeres de Madrid ha celebrado proyecciones, coloquios, actividades formativas y encuentros profesionales en distintas sedes de la capital, entre ellas Casa de América, Espacio Fundación Telefónica, Cineteca Madrid, Filmoteca Española y Sala Berlanga, consolidándose como un punto de referencia para el diálogo sobre la equidad y la diversidad en la gran pantalla.

Lati encontró refugio en el rap tras la muerte de su padre y, dos años después, sueña con triunfar en el mundo de las batallas de freestyle. Sin embargo, su madre, una mujer rigurosa, no tolera esa vocación al considerarla peligrosa y vulgar. Lati entrenará a escondidas con Judy, una antigua promesa del freestyle que la ayudará a enfrentarse a sus propios límites, descubriendo que la verdadera batalla no se libra solo en el escenario, sino también en su interior.

Ruido está dirigida por Ingride Santos sobre un guion que coescribe con Lluís Segura. La película está interpretada por Latifa Drame, Judith Álvarez, Asaari Bibang y Lobo Estepario. Es una película original de Filmin distribuida en cines junto a VerCine.

VIII Festival Cine por Mujeres. Crítica de ‘Ruido’: Del dolor a las batallas de gallosRap, frustración y ritmo

Desde su primera secuencia, Ruido enfoca esa parte de la ciudad que no siempre miramos cuando estamos de visita turística: grafitis, túneles hostiles, los parques periféricos donde los jóvenes se reúnen… En ese espacio marginal, Ruido sitúa a Lati, una joven de ascendencia marroquí afectada por la pérdida de su padre y por un entorno que no la reconoce. Ella es extranjera, mujer, pasada de peso, y eso hace que sea fácil ponerle etiquetas. Busca expresarse con compases de rap, y se enfrenta a las expectativas familiares y sociales, además de un entorno marginal, curiosamente sexista y xenófobo.

La película recuerda fuertemente en la estupenda 8 Millas (Curtis Hanson, 2002), aquella historia donde el cantante Eminem transformaba la frustración en ritmo y la precariedad en identidad. Pero mientras aquella película norteamericana se erigía sobre el mito del individuo que se impone, en Ruido hay otros factores en juego. Aquí el rap se ha convertido en un lenguaje comunitario, un espacio donde las segundas generaciones buscan su lugar. Santos toma ese pulso con honestidad, su principal interés está en el proceso de búsqueda identitaria, entre el deseo de pertenecer y el miedo a perder las raíces.

La puesta en escena de Ruido, sostenida por la fotografía de Néstor Calvo, esta tocada de una estética cuasi documental que se interesa por las personas, algo que a nivel de planificación visual se traduce en fuertes y poderosos primeros planos. Esa fidelidad a lo real como seña de identidad se siente también en la música compuesta por Raül Refree (nombre artístico de Raül Fernández Miró), cruda y sin embargo extrañamente conmovedora.

VIII Festival Cine por Mujeres. Crítica de ‘Ruido’: Del dolor a las batallas de gallosGuion bienintencionado

Sin embargo, Ruido tropieza en su guion que, aunque bienintencionado, se acerca mucho a otras historias vistas muchas veces antes. Los personajes responden más a las necesidades del argumento que a las suyas propias, y las interpretaciones no están a la altura del dolor que contiene la vida de Lati. Así los diálogos, en ocasiones suenan a enunciado de discurso y no se sienten auténticos, contrastando con la realidad que se busca representar. La dirección es sensible y cercana, pero el texto resuena más a las necesidades del mensaje que a las propiamente humanas.

Aun así, Ruido tiene vitalidad en su mirada hacia quienes crecen en los márgenes, hacia las identidades mixtas que tienen que abrirse camino en una España que no está acostumbrada a enfrentarse a ellas. Su protagonista, interpretada con sinceridad por Latifa Drame, no encaja en la norma, ni estética ni social, y su mezcla de fuerza y desamparo trasciende el relato, de hecho, al protagonizar la película, se convierte en una voz política.

Ruido sufre por su previsibilidad narrativa y sus limitaciones actorales, pero brilla en su voluntad de hacer visible una realidad que deberíamos conocer mejor. Ingride Santos elige dar voz a aquellos a los que les cuesta ser escuchados. Su película resuena en un espacio que esperemos vaya llenándose de significado.


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Ruido

5.6

Puntuación

5.6/10

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