Las críticas de José F. Pérez Pertejo en la 70 SEMINCI:
Hamnet
Descubrí a Maggie O’Farrell hace cuatro o cinco años gracias a mi librera de cabecera que me indujo a comprar un ejemplar de Hamnet con el convencimiento de que me iba a gustar. Aquella recomendación me llevó en los meses sucesivos a ir comprando y devorando, una detrás de otra, todas las novelas editadas en España de esta escritora norirlandesa y a esperar, con cierta ansiedad, a que se traduzcan y publiquen las dos únicas que, todavía, no han visto la luz en nuestro país. En mi opinión, O’Farrell es la mejor escritora de su generación. Nunca ganará el Nobel de Literatura porque ha tenido la «desgracia» de tener éxito y gustar a mayorías.
Cuando me enteré de que iban a llevar Hamnet al cine me eché a temblar (es un decir) porque argumentalmente es compleja y el estilo narrativo de O´Farrell no es precisamente fácil de adaptar a guion cinematográfico. La novela tiene una estructura temporal no lineal contada en dos tiempos narrativos tejidos por la prosa de la autora de una manera introspectiva, cargada de metáforas, de emociones evocadas, de percepciones sensoriales, con un lenguaje poético muy vinculado con la naturaleza y mezclando una historia real con elementos de ficción.
Sin embargo, cuando empezaron a hacerse públicos detalles de la producción, dos buenas noticias resultaron muy tranquilizadoras: la designación de Chloé Zhao como directora y que la mismísima Maggie O’Farrell fuera a ocuparse de la escritura del guion junto a la propia Zhao. También la elección del reparto parecía bien encaminada con Jessie Buckley y Paul Mescal como responsables de dar vida a Agnes y a Will.
¿Y quienes son Agnes y Will? Pues Will es William Shakespeare y Agnes es su esposa Anne Hathaway (nada que ver con la actriz de mismo nombre y apellido). Y Hamnet (que es lo mismo que Hamlet) era el nombre del hijo varón de Shakespeare que murió, siendo niño, víctima de la peste. La novela, y por extensión la película, se centra en el personaje de Agnes y es a través de ella, con una minuciosa descripción del personaje, que cuenta todos los momentos de la trama argumental: su historia de amor con el más grande dramaturgo de la historia, las dificultades económicas y familiares, el voluntario exilio del escritor en Londres, el nacimiento de sus hijos, la mayor Susana y los mellizos Judith y Hamnet y, de manera especial, la muerte de este último que provocó un dolor desgarrador en sus padres y un duelo casi imposible de superar.
El film, de una concepción estética impecable en la que la vinculación de Agnes con la naturaleza cobra un enorme protagonismo, transcurre durante todo su metraje en una línea emocional muy intensa gracias a la puesta en escena de Zhao, a la delicada partitura musical de Max Richter y, muy especialmente, a las conmovedoras interpretaciones de la pareja protagonista. Paul Mescal hace un buen trabajo con la creación de un Shakespeare que vive atribulado entre la pasión que le desborda y un deseo de ser escritor al que todavía no sabe cómo dar forma, pero la película cobra sentido en el rostro de Jessie Buckley, en cada gesto, en cada palabra, en cada silencio, en cada lágrima… hacía mucho tiempo que no veía una interpretación con tanta fuerza emocional desde una autenticidad y naturalidad tan real. En el difícil reparto de méritos de esta maravillosa película, en opinión de quien aquí escribe, es Buckley quien se lleva la cuota más alta.
En el tramo final de la película, el guion se aparta de la novela para optar por una solución argumental (y emocional) diferente. Algo a lo que, teniendo en cuenta que es la propia escritora quien ha tomado las decisiones literarias, no hay nada que objetar. La acción nos lleva a Londrés, al Globe, en lo que parece el reverso dramático de Shakespeare in love (John Madden, 1998).
Es muy difícil no dejarse seducir por la belleza estética de la película, no implicarse con la narración, no emocionarse con su devastadora intensidad y no claudicar y dejar que esa emoción nos desborde en sus poderosas secuencias finales. Creo que estamos ante una de las mejores películas del año, y eso no tiene que ser dictado necesariamente por los premios cinematográficos (aunque apunta a estar presente en los más importantes) ni menos aun por los resultados de taquilla (no es precisamente un blockbuster). La filmografía de Chloé Zhao, que ya tenía un título mayor con Nomadland, se enriquece con su mejor film hasta la fecha. Lo de Jessie Buckley son palabras mayores.
Hamnet se estrena el próximo noviembre en EEUU, en España tendremos que esperar hasta el 23 de enero. La SEMINCI se ha marcado un buen tanto consiguiendo incorporarla a su sección oficial, fuera de concurso, tras su paso por el Festival de Toronto.
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