Las críticas de Daniel Farriol
Las desapariciones
(Le Mangeur d’Âmes / The Soul Eater)
Las desapariciones (Le Mangeur d’Âmes / The Soul Eater) es un thriller francés que está dirigido por Alexandre Bustillo y Julien Maury (La casa de las profundidades, Leatherface), con guion escrito por Annelyse Batrel y Ludovic Lefebvre, los cuáles adaptan la novela «Le Mangeur d’âmes» de Alexis Laipsker. La historia nos sitúa en un pequeño pueblo de montaña donde resurge un antiguo mito sobre una bestia monstruosa a raíz de la desaparición de unos niños de la localidad y de una serie de muertes horribles y brutales.
Está protagonizada por Virginie Ledoyen (Solo para mi, Rémi: Una aventura extraordinaria), Paul Hamy (El Ornitólogo, El último día en la Tierra), Sandrine Bonnaire (Dance First, El acontecimiento), Malik Zidi (Oxígeno, Gauguin, viaje a Tahití), Francis Renaud, Chloé Coulloud, Lya Oussadit-Lessert y Christophe Favre. La película tuvo su presentación en España dentro de la programación de Sitges 2024 y, sin pasar por salas comerciales, se ha estrenado en Filmin el 22 de noviembre de 2024.
Un policíaco oscuro con tintes sobrenaturales
El tándem formado por los franceses Alexandre Bustillo y Julien Maury irrumpió con fuerza en la escena cinematográfica en el año 2007 con su ópera prima Al interior, que enseguida los colocó como punta de lanza del nuevo extremismo francés junto a Pascal Laugier, Xavier Gens o Alexandre Aja, entre otros, con películas de terror que recuperaban el espíritu del cine de explotación y el gore de los años 70 en su representación explícita de la violencia y el sexo. Sin embargo ese éxito sobrevenido entre los amantes del cine de género les ha supuesto una pesada losa cada vez que estrenan una nueva película y sus seguidores no encuentran el mismo material sangriento de aquella primera obra.
Los directores han seguido apostando por el terror con propuestas nada desdeñables como Leatherface (2017) o La casa de las profundidades (2021), incursiones en el cine de género enfocadas respectivamente al slasher o al found footage, alejadas de las características principales del extremismo francés, pero no por ello menos interesantes. En su último filme, Las desapariciones (Le Mangeur d’Âmes / The Soul Eater), trabajando con un guion ajeno, apuestan por el thriller policíaco con tintes sobrenaturales, llevando el suspense hacia un terror atmosférico que también ofrece algunos de sus característicos momentos sangrientos en la escenificación de los brutales crímenes.
Aunque la película se publicitó en su estreno en Francia como un polar, en realidad, su estilo está más próximo al thriller estadounidense que se realizaba en los años 90 en los que se combinaba la clásica investigación policíaca con tramas truculentas que ahondaban en la negrura del alma humana, por ejemplo, Seven (David Fincher, 1995) o Asesinato en 8mm. (Joel Schumacher, 1999), un subgénero que más recientemente se revitalizaría con series de televisión de gran éxito como The Killing o True Detective.
Dos policías, dos investigaciones, dos traumas ocultos
Es evidente que Las desapariciones (Le Mangeur d’Âmes / The Soul Eater) no está a la altura de esos referentes, pero los directores Alexandre Bustillo y Julien Maury se las ingenian para generar suficiente mal rollo y tensión manteniendo nuestro interés más allá de las trampas y lugares comunes de un guion que no sabe rematar su interesante punto de partida.
La trama nos sitúa en un pequeño pueblo en las montañas del norte de Francia donde están sucediendo unas muertes violentas que parecen estar relacionadas con una leyenda local, que se ha ido transmitiendo de generación en generación, acerca de un demonio devorador de almas, algo así como el cuento de «El coco» o «El hombre del saco» adaptado a esa región para asustar a los niños y que se porten bien. Hasta allí llegan dos policías, la Comandante Elizabeth Guardiano (Virginie Ledoyen) y el Sargento Franck de Rolan (Paul Hamy), los cuáles deberán trabajar juntos pese a que investigan casos distintos.
Elizabeth, una mujer con sus propios traumas personales, se acaba de reincorporar al trabajo para investigar unas extrañas muertes cuyos indicios de suicidio no le convencen para nada. Franck, un hombre que también parece ocultar algo doloroso en su interior, está allí por las desapariciones de niños que ha habido en la región. Las dos líneas de investigación acabarán confluyendo en una sola que relacionará las muertes, las desapariciones y la leyenda local sobre el devorador de almas.
Del suspense al horror
Las desapariciones (Le Mangeur d’Âmes / The Soul Eater) se desarrolla con lentitud, con breves apuntes acerca de la vida de la gente del pueblo y de la despoblación que ha sufrido el lugar por culpa de la construcción de una autopista que desvió el tráfico. El aislamiento provoca monstruos que se refugian en el folclore y las creencias ancestrales con las que se rigen las comunidades cerradas, no es la primera vez que lo vemos.
Mientras tanto, sin desvelar todas sus cartas hasta un final donde se toma partido por la explicación diáfana de los hechos, es su combinación de investigación policíaca con la posibilidad de algo sobrenatural acechando a los lugareños donde reside la verdadera fuerza ambiental de la propuesta. El suspense se tiñe, entonces, de una negrura tan espesa que transforma la película en una sucesión de escenas de horror puro, tanto por el trasfondo terrible de lo que realmente está sucediendo como por la capacidad de los directores en describir escenarios siniestros como el sanatorio abandonado sin dejar nunca de lado el halo fantasmagórico que tan bien le sienta a la película.
Las desapariciones (Le Mangeur d’Âmes / The Soul Eater) es el mejor filme realizado por Alexandre Bustillo y Julien Maury en los últimos años, demostrando que pueden alejarse del extremismo francés que les otorgó la fama, pero sin perder un ápice de su estilo narrativo aproximándose a otros géneros limítrofes al terror.
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