Las críticas de Daniel Farriol:
MaXXXine
MaXXXine es un thriller estadounidense que está escrito y dirigido por Ti West (The Sacrament, Los huéspedes). La historia nos sitúa en el Hollywood de los años 80 y sigue las peripecias de Maxine Minx, una estrella del cine para adultos y aspirante a actriz «seria» que obtiene por fin su gran oportunidad para demostrar su talento en una película de terror. Sin embargo, la aparición en escena de un misterioso asesino en serie acecha a todos sus conocidos y un rastro de sangre amenaza con revelar el siniestro pasado de Maxine.
Está protagonizada por Mia Goth (Piscina infinita, High Life), Elizabeth Debicki (Tenet, Viudas), Michelle Monaghan (Blood de Brad Anderson, Dualidad), Bobby Cannavale, Kevin Bacon, Moses Sumney, Giancarlo Esposito, Halsey, Lily Collins y Sophie Tatcher. La película se ha estrenado en España gracias a Universal Pictures Spain el 23 de agosto de 2024.
Maxine y Pearl, son el reflejo de un mismo espejo
Tras el homenaje al slasher setentero de X (2002) y al melodrama en technicolor de Pearl (2023), nos llega ahora MaXXXine, tercera entrega de la trilogía ideada por Ti West con la complicidad de Mia Goth sobre el lado oscuro del sueño americano a través del cine. En esta ocasión nos traslada al Hollywood de los años 80, época gloriosa de la Serie B de videoclub, para rememorar el giallo italiano, el psycho thriller policíaco, el cine exploitation y el cine pornográfico. La protagonista vuelve a ser Maxine Minx (con peinado a lo Marilyn Chambers), la joven que sobrevivió a la matanza de la primera entrega tras descubrir su pasión por el sexo y que ahora es una treintañera convertida en estrella del cine para adultos en busca de su última oportunidad para convertirse en una actriz «seria» dentro del cine comercial.
La conexión en la saga entre los personajes de Pearl y Maxine va más allá de que estén interpretadas por la misma actriz. Ambas comparten anhelos y esperanzas, y ambas también comparten ese gen psicópata que les lleva a quitar de en medio a todo aquel que se interponga en su camino hacia la fama. En realidad, lo único que diferencia ambos caminos es que pertenecen a generaciones con mentalidades distintas, pero el personaje de Maxine es el relevo natural de lo que quería ser Pearl liberada ya de todo el conservadurismo religioso que ataba a la primera.
Bette Davis como símbolo del Hollywood dorado
Probablemente debido a eso MaXXXine se inicia con una cita atribuida a la actriz Bette Davis: «En este negocio, hasta que no eres conocido como un monstruo, no eres una estrella». Esa frase, más allá de evidenciar la transformación interior del personaje, entronca después con el hit pop de los 80 «Bette Davis Eyes» en la voz rasgada de Kim Carnes que abre los créditos finales.
Ese acercamiento al nombre de una actriz mítica del Hollywood dorado, caracterizada por tener una personalidad arrolladora, nos lleva a revisitar Eva al desnudo (Joseph L. Mankiewicz, 1950), filme que precisamente retrata la competitividad insana de una joven actriz arrebatando el protagonismo a otra más veterana y de la vieja escuela… El legado generacional entre actrices en un mundo perverso donde no cabe la amistad ni el compañerismo es el mismo que pasa el testigo de Pearl a Maxine dentro de la franquicia creada por Ti West.
Esta película, al igual que las otras dos, está repleta de guiños, referencias y homenajes al cine. Encontraremos secuencias inspiradas explícitamente en Ángel de venganza (Abel Ferrara, 1981), la del callejón sin salida, o en cualquier giallo de Argento o Fulci, la del asesinato en el videoclub. Otros muchos detalles se deslizan a través de la puesta en escena y el atrezzo, algunos tan evidentes como incluir el Bates Motel como parte de la trama y, aunque el director se ha apresurado a nombrar a Paul Schrader y La jauría del vicio (Gary Sherman, 1982) como referentes estéticos, es evidente que MaXXXine tiene en el punto de mira a De Palma, «copiándole» su característica pantalla partida, y en especial la hitchcockiana Doble cuerpo (1984), un filme donde también existía una conexión entre el terror y el porno a través de sus personajes.
Metacine como disfrute palomitero de cinéfilos y mitómanos
Las referencias son inabarcables en ese juego constante de metacine gozoso para cinéfilos, sembrando otras señales o easter eggs que solo serán perceptibles para los fans de la trilogía, por ejemplo, la referencia a la femme fatale del cine mudo Theda Bara de la que se veía el cartel de Cleopatra (J. Gordon Edwards, 1917) en Pearl y cuya estrella en el paseo de la fama es pisoteada por MaXXXine apagando encima de ella un cigarrillo. De la admiración al sentimiento de superioridad, otra vez, derrumbando el mito de Hollywood.
MaXXXine es un buen cierre para la trilogía, pero no llega a la altura de las otras dos. La fórmula de una narrativa completamente dependiente de sus referencias visuales y estéticas acaba predominando, esta vez, por encima de un guion deslavazado que no logra unificar todas sus subtramas y temáticas, dejando a media cocción a la mayoría de los personajes. Por ejemplo, las referencias al asesino «The Night Stalker» («El Acosador Nocturno») solo sirven para ubicar temporalmente la acción y como maniobra de despiste hacia la amenaza real que se ciñe sobre la protagonista y que, en realidad, resulta bastante previsible, mal hilvanada y sobreactuada.
Por contra, entre mis secuencias favoritas del filme tenemos el asesinato puramente giallo en el videoclub y otra bastante perturbadora que muestra la elaboración del molde FX de la cabeza de Maxine. Del resto me quedo con una fotografía con colores imposibles y texturas sucias deudoras del VHS, con el fetichismo cinéfilo que apela a nuestro imaginario colectivo o de lo grotescamente artificial que resulta toda la construcción detectivesca de la intriga.
Érase una vez en el Satanic Hollywood
Ti West regurgita un desenlace coherente para trazar el itinerario moral de los Estados Unidos a través de tres películas donde el fanatismo religioso y el conservadurismo moral son una siniestra máquina generadora de monstruos que acaba estigmatizando a sus propias víctimas. Focalizarlo en Hollywood, fábrica de sueños y pesadillas, es un acierto que le ayuda a subrayar su discurso satírico, tal vez demasiado, siendo más sutil en las dos entregas anteriores. Sin embargo, a nivel visual le permite regodearse con set pieces tan llamativas como las que acontecen en los platós de cine o en Hollywood Hills, como si Ti West quisiera emular Érase una vez en… Hollywood (Quentin Tarantino, 2019) bajo el hechizo sórdido del giallo y de la sangre sintética.
En definitiva, MaXXXine es un thriller argumentalmente errático que funciona en su anarquía narrativa mediante fogonazos de vistosidad kitsch, por su referencialidad cinéfila pasada de rosca y por la sugerente combinación de elementos del satanic panic con la exploitation más desvergonzada. Y todo ello sin olvidar la inestimable ayuda de una Mia Goth en estado de gracia que finaliza esta fascinante trilogía pronunciando la frase «no quiero que esto termine nunca», algo que podría vaticinarnos una nueva continuación…
¿Qué te ha parecido la película?
Excelente reseña. Gracias.
Muchas gracias a ti por leernos, tocayo!