Las críticas de Daniel Farriol:
Reza por el Diablo
Reza por el Diablo (Prey for the Devil) es un filme de terror estadounidense que está dirigido por Daniel Stamm (El último exorcismo, 13 pecados) y que cuenta con un guion escrito por Robert Zappia (Halloween: H20. 20 años después, 5 días para la medianoche), adaptando una historia de él mismo ideada junto a Todd R. Jones y Earl Richey Jones (The Soul Man, Rio). La trama gira en torno a una joven monja que se prepara para realizar un exorcismo a una niña poseída con la que ha creado un vínculo especial, lo que hará que se enfrente a una fuerza demoníaca que está misteriosamente relacionada con su pasado.
Está protagonizada por Jacqueline Byers (Latidos en la oscuridad, Salvation), Posy Taylor, Christian Navarro (Por trece razones, The List), Virginia Madsen (1985, American Gothic), Ben Cross (El día que Nietzsche lloró, Operación: Huracán), Colin Salmon, Nicholas Ralph, Tom Forbes y Koyna Ruseva. La película se ha estrenado en España de la mano de Beta Fiction Spain y YouPlanet Pictures el día 28 de Diciembre de 2022.
La monja guerrera y los aprendices de exorcista
La última película de terror que llegará a nuestras carteleras este 2022 es Reza por el Diablo (Prey for the Devil) un rutinario aunque bastante entretenido filme de exorcismos que curiosamente se ha estrenado en el Día de los Inocentes y que en su origen tenía como título «The Devil’s Light» («La luz del Diablo»). La historia está protagonizada por Ann (Jacqueline Byers) una monja que ingresa en una especie de escuela para exorcistas donde las mujeres tienen un papel secundario y el estudio activo de las posesiones demoníacas corresponde a los sacerdotes.
Sin embargo, ella tiene un don especial que le conecta emocionalmente con Natalie (Posy Taylor), una niña poseída que está internada en el centro para ser liberada. Eso llamará la atención del Padre Quinn (Colin Salmon), un profesor exorcista que le brindará la oportunidad de asistir a sus clases para convertirse en la primera mujer exorcista de la Historia, más allá de Santa Catalina de Siena que combatió a los demonios en el siglo XIV armada únicamente con su inquebrantable fe. Ann, con la ayuda del Padre Dante (Christian Navarro), se adentrará en una lucha contra el mal que le obligará a mirar a su infancia para enfrentarse a sus propios demonios.
Me parece bastante curiosa a la par que divertida la idea de recrear una escuela para exorcistas como si estuviéramos en una película de Harry Potter con pequeños magos aprendiendo a controlar sus poderes. La institución religiosa es un hospital psiquiátrico en el que los doctores del alma deben discernir si sus pacientes padecen algún trastorno psiquiátrico o están realmente sometidos a los designios del maligno. Se contraponen fe y psicología. Es un planteamiento interesante que podría haber supuesto un giro argumental a lo que nos tienen acostumbradas las películas de posesiones.
Más cine de aventuras que terror
Así pues, Reza por el Diablo (Prey for the Devil) plantea las posesiones como si fueran un acto de debilidad humano frente al Diablo que advierte el sentimiento de culpa por un acto impúdico de las personas como una invitación a entrar en su cuerpo. La película elude el rigor de la liturgia eclesiástica para proponernos un espectáculo aventurero donde los exorcismos son descritos como batallas que cambian la espada por la palabra de Dios, la Biblia y el agua bendita. Los exorcistas son convertidos en simulacros de cazavampiros, pero la película no se atreve a atravesar por completo la línea que la hubiera convertido en una exploitation lúdica de religiosos enfrentándose a entidades diabólicas.
La monja protagonista no actúa casi nunca como tal y en muchas ocasiones se muestra como alguien sensual (pocas veces la vemos con el hábito), siendo una representación moderna de la mujer independiente que con su actitud se rebela frente al costreñimiento patriarcal inherente a las religiones y, en especial, a la Iglesia Católica. De ese modo, seguiremos sus andanzas durante una investigación donde la monja desafía a sus votos de obediencia y que deriva en un desenlace abierto que casi parecería querer vaticinar una futura condición de exorcista-guerrera mejor desarrollada en un formato episódico que no desentonaría para nada en Evil (Michelle King y Robert King, 2019-2022) trabajando en el Vaticano a las órdenes de David Acosta en la búsqueda de nuevos expedientes demoníacos.
Para pasar el rato (que ya es mucho)
Lo ideal hubiera sido encontrar un punto intermedio entre el terror puro y el misterio a lo Dan Brown. La investigación iniciada por la monja podría haber servido para adentrarse en un material de archivo (vídeos, audios, fotografías) que incrementase la sensación de desasosiego en el espectador que jugase igualmente con la iconografía religiosa que desprende siempre ese aura tan malrollera. El director prefiere apostar, sin embargo, por una puesta en escena pulcra y aséptica donde la ambientación de la escuela para exorcistas no genera la inquietud requerida mientras que las relaciones entre los religiosos son tratadas como si fueran las de estudiantes y profesores de un instituto cualquiera. Entiendo la idea, pero la ejecución acaba siendo perezosa.
Si buscas un filme de terror al uso, Reza por el Diablo (Prey for the Devil) puede decepcionarte por ese planteamiento desenfadado (y de moralidad más conservadora de lo que aparenta acerca del aborto o la adopción), cuyo espíritu real está más cercano a Expediente Warren: Obligado por el demonio (James Wan, 2021) que al de El exorcista (William Friedkin, 1973). Si por el contrario te dejas arrastrar por el juego que propone puede llegar a resultar un pasatiempo más que satisfactorio.
Contiene buenas secuencias de exorcismo que la conectan directamente con otro filme del director sobre el tema, El último exorcismo (2010), e incorpora algún efectivo jump scare y otros momentos de contenido más desagradable (el hilo en el ojo), con una estupenda Jacqueline Byers al frente de un reparto que incluye presencias tan interesantes como las de Virginia Madsen o Ben Cross (el cuál falleció de cáncer apenas 10 días después de terminar sus escenas).
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